¿De dónde proviene Eva? ¿Dónde nació?
Yo nazco en Madrid, aunque tengo unas fuertes raíces murcianas. Mi familia procede toda de la región de Murcia, de un pueblecito pequeño que se llama Archena. De alguna manera menciono esto porque aunque soy de Madrid, porque mi padre se vino a estudiar medicina aquí y se quedó, pero sin duda tengo muchas tradiciones murcianas, con mis abuelos, vivía allí, de hecho estoy bautizada en Archena. Somos las nuevas generaciones las que nos hemos ido yendo incluso al extranjero. Hay un fuerte vínculo con esa comunidad autónoma.
Tu formación entonces se produce en Madrid
Si, yo me formo en Madrid. Estudio desde pequeña en Madrid, aunque mis períodos vacacionales, como te decía antes, se desarrollan en Archena. En danza me formé en lo que se llamaba entonces la Real Escuela Superior de Arte Dramático y Danza. Es verdad que comienzo en el colegio haciendo danza, porque mi familia, y más mi madre, tenía la idea y siempre decía aquello de “mens sana in corpore sano”. Aunque yo de pequeña no entendía muy bien qué significaba aquella frase. Teníamos que tener alguna formación, además de la reglada y obligatoria, tanto mi hermano como yo, que nos tuviera siempre activos y trabajando a otros niveles. Hacíamos música, danza, mi hermano hizo ballet, atletismo… Esto viene de lejos porque parece ser que mi abuelo lo hizo también con mi madre y con una de mis tías. Tenían un maestro bolero, les daba clases en la casa. También uno de mis tíos se desarrolló en el ambiente artístico. Estaba en un conservatorio.
Cuando mi madre me propone hacer danza en el colegio, ellos proponen que si me gustaba pues que hiciera la formación reglada. Mi contacto con el conservatorio es una idea de mi tía que por aquel entonces ya estaba en Murcia en el ámbito de las enseñanzas artísticas. Por eso vinculo una cosa con la otra, porque en mi caso no fue una decisión personal, con siete años, propia.
Entonces, ¿cuándo descubres tu pasión por la danza? ¿Es algo que estaba ahí dormido?
Me dejé guiar por mis padres. Yo creo que podría estar dormido. No tengo una sensación de haberlo decidido yo. Lo que me ocurrió es que cuando empiezo a hacer danza en el colegio disfruto mucho moviéndome, básicamente. No haciendo ballet, sino movimientos, bailecitos. Y cuando entro en el conservatorio sufro un “shock”. Una enseñanza profundamente organizada para formarme como bailarina profesional. El primer año recuerdo barras al suelo, que es donde adquieres la colocación. Pero no bailaba, tenía la sensación de estar haciendo como gimnasia. Pero sí que es verdad que mi profesora me sabe captar a través de ese día a día y de alguna manera va creciendo ese gusto. Ese gusto de superarme a mí misma, que algo que no conseguía hacer lo consigo a base de trabajo y esfuerzo. Poco a poco, los estudios se van incrementando, también las asignaturas, y yo me voy sintiendo cada vez mejor en el movimiento, pero no tenía en mente nunca que esto me iba a llevar a ser una bailarina profesional, lo digo con sinceridad. Recuerdo el gusto por moverme, de disfrutar de ir a clases, pero no era mi meta ser una bailarina profesional, como es el caso de otros compañeros que se produce en edades tempranas.
Cuando entro en la Compañía Nacional, bajo la dirección de María de Ávila, en mi último año de estudio, y con apenas quince años, sí que cambia todo. Cuando entro por primera vez en el Teatro de la Zarzuela, los ensayos con la orquesta… Realmente ahí es cuando descubro que sí que quiero dedicarme a esto. Ese recuerdo lo tengo muy fresco. No sólo me gusta moverme, el contacto con el cuerpo, sino que el ambiente de la profesión me gusta.
La formación antes no era como ahora, que es muy completa. Estamos constantemente invitando a los alumnos a que salgan al escenario, que tengan la experiencia escénica. Pues antes yo tenía mis asignaturas y la profesora quería que tuviéramos esa experiencia y buscaba pequeñas actuaciones, pero no era como ahora.
Yo, en principio, quería ser médico, como mi padre. Pero ocurre esto en el camino y me dejé llevar.
¿Podrías destacar a alguien en tu formación académica que haya dejado poso en ti? ¿Alguien a la que tengas como referente?
Esta es una pregunta muy complicada, porque realmente tengo muy buenos recuerdos de todos mis profesores, y en las distintas etapas educativas, y no sólo de la danza. De hecho, creo que gran parte de mi vocación docente viene de esos profesores que con tanta generosidad me enseñaron, cada uno en su parcela. Puede que también venga de herencia porque mi madre era docente, y tenía mucho respeto por esas personas que te enseñan.
Me sabría muy mal que se quedara alguien fuera, por lo que me gustaría que esta pregunta recogiera a todo el profesorado que he tenido porque estoy muy agradecida a todos. Si soy lo que soy es gracias a la suma de todo lo que ellos me han enseñado.
A veces me planteo que al igual que hay premios nacionales de interpretación, de coreografía, porqué no hay un premio nacional de danza dedicado a un docente. Pienso que si no tienes a una persona que te va guiando y te va enseñando a conducir tu talento no llegarías a ser un intérprete o un coreógrafo. Me da pena que no haya ese hueco, ese lugar para reconocer a los docentes.
Mi formación académica de danza básicamente me la da Virginia Valero. Compatibilizo los estudios con la Compañía Nacional de Danza, Solfeo y los estudios de danza. Ahí también descubro una gran cantidad de profesores que formaban el equipo de María de Ávila. También aprendo muchísimo de Maya Plisétskaya y su equipo de docentes. Sería muy largo enumerarlos a todos, pero los tengo ahí, muy frescos en mi memoria. Mi metodología de enseñanza al final es la unión de todo lo que me han enseñado todos ellos, de cómo lo hacían contigo.
Posteriormente fue la etapa de Duato. Evidentemente él no es docente pero me enseñó muchísimo. Su manera de enfocar el trabajo, la exigencia, el rigor, y todo su equipo que estaba en concordancia y coherencia con él, más todos los grandes coreógrafos y asistentes de coreógrafos que él trajo y que me aportaron grandes cosas.
He aprendido mucho de mis compañeros, que sin querer me han dado formación. De mis propios alumnos, ahora que soy docente. Y cuando he trabajado como asistente con Duato pues de los propios profesionales. De todos he aprendido y han contribuido a mi formación académica y a ser lo que soy.
Aparte de Compañía Nacional, ¿en qué otras compañías has estado?
Fundamentalmente he bailado en la Compañía Nacional de Danza. Luego he tenido muchos proyectos internacionales y galas. Participo en los Festivales de La Habana en Cuba y en el 64 Maggio Musicale Fiorentino, donde estoy una temporada.
¿Alguna producción te ha marcado especialmente?
Esta pregunta también es muy difícil. Me pasa lo mismo que con los docentes. Seleccionar una entre todas es complicado. Porque tengo un recuerdo tan fresco de todas. Está vinculado también a la edad con la que comencé a trabajar. Con quince años me estaba aún formando como persona, entonces todo lo que ocurre a nivel laboral también repercute en tu personalidad. Entonces creo que está muy fresco por eso. Lo viví de una manera muy intensa.
Cada una de ellas la recuerdo. Con los alumnos hay veces que me ocurre porque tengo la sensación como si pudiera bailarlo ahora. Todo ha tenido su sentido y ha contribuido a ser la docente que soy y la bailarina que fui. Todas han ido aportando. La suerte que he tenido es que he ido pasando del repertorio clásico tradicional, al neoclásico, por las obras de corte contemporáneo con base clásica, y otras más contemporáneas. Todas han tenido su peso. Si tengo que seleccionar indudablemente sería la producción completa de La Fille Mal Gardée que montó Maya Plisétskaya, que era la primera vez que se hacía un ballet completo de repertorio, y Maya me elige para bailar el papel principal. Indudablemente fue un reto y me marcó.
Del período Duato es que ha habido tantas obras y tantos coreógrafos, y poder trabajar con él. Empecé a trabajar con el coreógrafo y es distinto. Lógicamente bailar su pieza emblemática Jardí Tancat, su primera coreografía, me marcó emocionalmente y me hizo crecer mucho como bailarina porque es una pieza muy exigente.
Y del último período, cuando ya dejo la compañía, y recibo la invitación del Roland Petit para bailar el ballet completo “Proust ou Les Intermitences du Coeur”.
Muchas han sido las que me han marcado, la verdad. Lo dejamos abierto para otra entrevista.
¿La docencia está ligada a la interpretación? ¿Crees que el bagaje es mucho más rico a la hora de poder enseñar a tus alumnos?
Si. Creo que es muy importante haber experimentado lo que se va a enseñar, aunque la docencia requiere de una capacidad de transmisión y comunicación que no todos los grandes intérpretes tienen porqué poseer. Haber tenido la experiencia de intérprete te da un punto de partida y que para llegar a ser un buen docente tienes que tener los conocimientos sólidos. La experiencia es un punto de partida, y más en la danza que es muy práctico, pero eso no te convierte en un buen docente. Tienes que ser capaz también de analizar, y al mismo tiempo inspirar y motivar al alumno. Tienes que ser capaz de ver el potencial que hay en un ser humano, no sólo el artista que puede ser en un futuro, sino el ser humano que tienes delante, el potencial que tiene, cómo le puedo orientar. Sí que me parece importante que esté ligado y en mi caso fue una consecuencia. Cuando era bailarina tenía más clara la vocación como docente, que cuando estudiaba danza la vocación como intérprete.
Lo que sí me parece muy importante es que noté una gran progresión cuando empecé a compatibilizar la docencia con la interpretación. Cuando tenía que enseñar tenía que establecer una prioridades, y como intérprete hay veces que te pierdes en cosas que son secundarias. Sería aconsejable que se compatibilizara como experiencia en algún momento.
¿Cuándo y cómo llegas a la dirección del Conservatorio Superior María de Ávila de Madrid?
Llego en octubre de 2016, y después de haber sido vicedirectora desde la creación del centro en el año 2006 o 2007. Esto me permitió tener un conocimiento y una experiencia del centro. Una vez que se finaliza el curso pasado se abrió el proceso de selección de director, participé, y tengo cuatro años por delante de dirección.
¿En qué estado encuentras el centro?
Virginia Valero, anterior directora, llevaba a cabo una dirección muy participativa. Me dejaba participar mucho en todo. Sentí que formaba parte del proyecto desde el principio. Se han conseguido muchos logros, es un centro joven como se puede ver por el año de creación, los estudios superiores de danza también son muy jóvenes y ha habido mucho trabajo que hacer. Vamos poco a poco teniendo un reconocimiento, una mayor afluencia de alumnado. Se han puesto en marcha todas las especialidades, unos planes de estudios. Mi idea siempre era afianzar los logros de la anterior directora, e implementar esas mejoras resultantes del análisis de nuestra propia actuación.
En mi proyecto de dirección hay mucha parte de poder analizar desde la propia experiencia que tenemos e ir implementando esas mejoras e ir haciendo una dirección más acorde a mi personal visión de esa dirección, sin, vuelvo a repetir, dejar de afianzar lo que ya está hecho.
¿Cómo dirías que ha sido el balance de este año que llevas en la dirección?
Tenía la visión muy cercana por vicedirectora del centro, pero te das cuenta que quedan muchos aspectos todavía por desarrollar. Creo que ha sido positivo porque todos los posibles inconvenientes que hayan podido surgir en la parte más pura de gestión se han ido solventando con el trabajo en equipo y coordinado. Ciertos objetivos que me había planteado sí que se han logrado.
Es muy buen ejercicio el tener que plantear un proyecto de dirección de cuatro años y ver hacia dónde puedo llevar yo esto, dónde están las deficiencias, hasta dónde está en mi mano, o en colaboración con la propia comunidad educativa y con la administración.
Positivo. Estar en la dirección siempre es un reto. Hay que involucrarse mucho a nivel personal. Pero merece la pena. Cuando ves a los alumnos en escena, al profesorado que quiere llegar al máximo nivel de excelencia, pues te merece la pena todo el esfuerzo que haya que hacer.
¿Qué cometido tiene el conservatorio? ¿Qué se busca conseguir en los alumnos que salen del conservatorio profesional y quieren acceder al superior?
La misión del conservatorio es proporcionar a los estudiantes una educación artística, siempre a través de una docencia de calidad, y el objetivo es formar intérpretes, coreógrafos y docentes, pero que tengan también un conocimiento profundo no sólo de la danza, sino también de materias humanísticas y científicas que se relacionan con ella. Eso es como está conformado el plan de estudios.
La explicación es formar profesionales con alto nivel de compromiso ético y que también destaquen por su emprendimiento y capacidad, y que contribuyan con ello a la mejora de la danza, pero también de la sociedad. Ese es el gran ideal.
¿Cómo lo logramos? La educación superior está organizada en dos especialidades. En pedagogía de la danza y en coreografía e interpretación. Y partimos en este centro del concepto del intérprete, de formar bien al intérprete, para luego formar al coreógrafo y al docente. De ahí que la práctica de la danza, y siempre buscando la excelencia interpretativa, sea el eje esencial de nuestros estudios. Por eso hay un gran contenido práctico en nuestros estudios.
Esto también explica que tengamos un perfil docente que ha tenido una amplia experiencia con el mundo profesional. Que estemos siempre muy preocupados y no desvinculados del ámbito profesional. Para que no nos quedemos encerrados en nosotros mismos y desactualizados. Siempre buscamos invitar profesores que sigan en contacto con el mundo profesional.
¿Qué le podemos decir a un alumno que sale del conservatorio profesional y quiere venir al superior? Pues que en las pruebas de acceso parta de ese nivel profesional, pero sobre todo, actitud profesional. No todos los alumnos tienen el mismo tiempo. Los tiempos de aprendizaje son distintos. No se puede comenzar a estudiar unos estudios superiores sin tener una actitud mínima de estar en un estudio superior, qué significa y qué nivel se me va a exigir.
Creemos que lo que proporciona la educación superior a un intérprete es un perfil distinto. Le vamos a dar otra visión de la danza. También proporcionamos una versatilidad que no es posible proporcionan en los estudios profesionales, porque tienen otra misión.
Al coreógrafo y docente, exactamente lo mismo. Al recibir una formación más amplia pues también tienen más posibilidades de crearte tu propio perfil. Y eso es lo que tenemos que potenciar. No ir todos al mismo nicho de empleo, porque no hay tanto, sino buscar tu lugar en la danza. Y con estos estudios, que abarcan tantas materias, te puedes ir encontrando un perfil distinto. Porque las materias te van a ir descubriendo posibilidades y mundos. Si eres curioso vas generando tu propio plan de estudios.
Por eso, también, los dos itinerarios o las dos especialidades tienen diferentes caminos, dentro de ellos mismos. En el caso de Pedagogía de la Danza, se encuentra el itinerario de aquellos docentes que tienen interés en formar a futuros profesionales de la danza. También está el itinerario de Danza Educativa Comunitaria, que no está implementado, pero sí que tenemos un departamento y una línea de trabajo muy fuerte en ese sentido porque creemos que la danza es un instrumento muy poderoso para desarrollar al ser humano integralmente y para la inclusión. No sólo se pueden formar en el ámbito de la docencia para formar a profesionales. Lo mismo ocurre con la coreografía. Aquí el intérprete no sólo tiene que enfrentarse al repertorio, sino que se le ofrecen herramientas para que pueda crear, y tiene que ser capaz de participar en un proceso creativo que está muy demandado en la actualidad. En muchas audiciones te piden improvisar o participar en el proceso creativo. Esto también te lo proporciona el conservatorio superior.
¿Con cuántos años suelen salir del conservatorio superior?
Cuando ingresan con dieciocho años y cubren los cuatro años de estudio, pues con veintidós años. Es alentador saber que, en algunas ocasiones, reciben ofertas cuando han cursado sólo dos años y eso retrasa el tiempo de salida, compaginando estudios con trabajo. En vez de acabar en cuatro años, lo acaban en seis porque no pueden llevar las asignaturas al día.
A veces ocurre también que ingresan profesionales en activo que quieren formarse como docentes, o como coreógrafos, con más edad, compatibilizando la vida de adulto, con el trabajo, y se va complicando la edad de finalización de los estudios superiores.
El perfil de alumnado es el que acaba de egresar de los conservatorios profesionales y que continúa su formación académica, y el que ya viene del mundo profesional y busca o le interesa lo que ofrecemos en el conservatorio. Eso hace que haya diferentes edades en el perfil de alumnado.
Hablemos un poco del congreso que vais a celebrar a final de año dedicado a Mariemma. ¿Qué objetivos pretende conseguir?
El Congreso forma parte de algo que te quería haber comentado antes. Además de todas las acciones del propio plan de estudios, un papel importante se lo concedemos a las actividades complementarias que incluyen los cursos, los talleres, ciclos o conferencias, talleres, las clases magistrales, actuaciones que son muy importantes para nosotros. Y además tenemos acciones que nos ponen siempre en contacto con el exterior. Abrimos actividades para aquellos que no son estudiantes del centro para que participen de ellas. También tenemos actividades de cooperación con entidades, nacionales e internacional, que como nosotros persiguen esa innovación y que son referentes en los ámbitos artísticos, sociales y educativos.
El congreso es una de ellas. Está centrado en la figura de Mariemma, esa gran artista. Queremos ofrecer una visión panorámica de lo que fue. Complicado porque era una artista que abarcó muchas facetas. Era coreógrafa, intérprete y docente. También estuvo vinculada a la investigación. En este congreso van a tener cabida tanto ponencias, como mesas redondas y coloquios, clases magistrales y muestras escénicas. También habrá espacio para comunicaciones, pósters y propuestas escénicas libres. Sigue abierto el plazo.
Los objetivos son: Difundir y poner en valor los avances en la formación y en la creación desarrollados por Mariemma en el arte de la Danza. Impulsar estudios de investigación sobre figuras que, como Mariemma, contribuyeron a situar a la Danza Española en las vanguardias artísticas del siglo XX. Y por último, exhibir la obra artística escénica de Mariemma para su preservación.
Para terminar, sí que nos gustaría que nos dijeras si adolece de algo el conservatorio. Algo que queráis conseguir y que hasta ahora haya sido muy complicado
Es necesario un teatro estable, para que los alumnos, tanto de la especialidad de pedagogía, como de coreografía e interpretación, puedan vivir la experiencia escénica de manera constante. Aunque se hacen actuaciones, nos programan en teatros, se hacen muestras dentro del centro, tanto de piezas de coreógrafos emergentes como de coreógrafos consolidados, o incluso piezas de los propios alumnos de coreografía e interpretación, pero queremos que sea una experiencia más constante y para eso se necesita un teatro estable. Y ligado a ello, una joven compañía del conservatorio, que sería lo natural.
Personalmente, lo que me gustaría conseguir durante la dirección es avivar la pasión por la danza, también dinamizar este arte que es más que un arte escénico. Creo que el acerbo cultural la mide como popular o arte escénico, que está incluso más lejos. Pero es un arte que proporciona muchas más cosas al individuo. La formación integral de la persona. Que se vea su faceta escénica y la que he comentado antes, como instrumento poderoso para el desarrollo del ser humano. Y trascender de nuestros muros para contribuir a mejorar humildemente nuestra sociedad.
Mi visión del centro, en un futuro, es que se convierta en una institución líder en la enseñanza de la danza.
¿Y estáis en el camino?
Duro estamos trabajando para ello. Se han dado pasos y hay cimientos para lograrlo.