Marta es una actriz muy vital. Tiene una energía arrolladora, y así lo demuestra cada vez que se mete en la piel de una de estas damas del siglo de oro del teatro español. Pero aunque se ha posicionado en un lugar de prestigio, Marta no despega los pies de la tierra. Eso la hace, aún, más interesante.
Uno de sus autores favoritos, y no por la estrecha relación que les une, es José Sanchis Sinisterra. Un autor, que como ella misma dice, podría estar tranquilo cobrando los derechos de sus obras, pero que sigue creando su laboratorio, hipotecando hasta las cejas para seguir investigando. Es un científico de la palabra, y a la vez crea laboratorios para invitarnos a todos a investigar en la palabra y en las nuevas dramaturgias.
Por otro lado, es inevitable que no piense en la universalidad de Shakespeare, Lope, Calderón. Pero es una enferma de Pinter. Todo eso que esconde que le da lugar a decidir lo que tú mismo como actor escondes, más allá de lo que él quiere esconder. Le parece interesantísimo. Es muy fan de Harold Pinter. Amante es uno de sus textos favoritos. Traición, Pequeño malestar… son avisperos.
Uno de sus personajes preferidos es Macbeth. Una especie de hooligan. Muy listo y muy tonto a la vez. Le gustaría hacer un personaje así.
No quiere nombrar los típicos nombres de directores y directoras de escena para poder tener la oportunidad de atacar a otros nombres. Guardándose a Helena que es como su familia, o a Gerardo Vera, que le apasionan y que cree que desde su sabiduría son los más modernos que hay, le gusta muchísimo Carles Alfaro. Uno de los mejores espectáculos que ha visto ha sido El Arte de la Comedia de Eduardo de Filippo en el Teatro de La Abadía. Hizo el arte de la comedia en su puro estado, y el arte de la escucha. Un trabajo muy actoral desde una dirección muy inteligente, muy limpia.
Pedro Casablanc es uno de sus actores favoritos. Y como actriz le encanta Nathalie Poza.
Si pudiera, aunque ya es imposible, se iría de cena con José Saramago. Y como con él ya no puede, se iría con Mark Knopfler. Al cine se iría con Fernando Gil, y al teatro se iría con gente que no se dedique al teatro, porque es la visión más pura, es agua cristalina. Necesitamos salir de esta endogamia y este egocentrismo insoportable. Tanto la crítica como la autocrítica. Es necesario acudir al público real. Que para eso trabajamos. Hay un reto que deberían cumplir todos los que se dedican a esto, y es purificar el ego, pero de una manera limpia, para estar motivado y asumir retos, y superarnos a nosotros mismos.
¿Quién puede resistirse a no caer rendido ante semejante mujer?