Este importantísimo legado nos acerca al conocimiento de uno de los más relevantes vanguardistas de la historia de la danza española. Nacido en Valladolid el 27 de octubre de 1888, con apenas diez años ya mostraba por las calles y en las ferias su arte consiguiendo así algún dinero. Su interés por adquirir conocimientos de la auténtica esencia del flamenco le llevó a frecuentar los cafés cantantes, aunque no fue bien acogido y le despidieron, entonces tomó la decisión de convivir durante algún tiempo con los gitanos del Sacromonte con la intención de seguir ahondando en esa búsqueda. Antonio de Bilbao, alumno de Enrique el Jorobado, fue un gran referente para él en el aprendizaje y concepto de los zapateados. En 1908, tras un breve paso por Lisboa, se traslada a París. Allí coincide con Picasso, Miró, Juan Gris y comienza a elaborar sus propios símbolos pintando sus bailes antes de interpretarlos. Su interés por el arte y por los movimientos más vanguardistas del momento: el cubismo, dadaísmo, surrealismo fueron inspiración en los conceptos que trasladó a su danza. En 1920 conoce a Carmita García “la mitad de mi baile” –como la definiría él mismo- quien fue su compañera de vida y de trabajo. Junto a ella ganó el Concurso Internacional de Danza del Teatro Olimpia de París. Falla se puso en contacto con él para que coreografiara El amor brujo que estrenó, junto a Antonia Mercé la Argentina, el 25 de mayo de 1925 en el Teatro Trianon-Lyrique de París. Tremendamente revolucionario en sus conceptos bailó al ritmo de un motor como representación entre la lucha del hombre y la máquina; “Preciso de bailar con el corazón y sin respirar” fue su sentimiento inspirador en 1940 para dar movimiento a la Seguiriya, palo del flamenco que hasta entonces nunca había sido bailado; cantó flamenco; participó en varias películas y documentales; escribió diversas conferencias y libros sobre danza, entre ellos su conocido decálogo sobre el Bailar en hombre de 1951; fue docente siendo sus discípulos más reconocidos: Antonio Gades, José de la Vega y José Manuel Huertas, entre otros. Fue una de las figuras más vanguardistas del siglo XX. Murió en Barcelona el 4 de diciembre de 1980 y está enterrado en el Panteón de Hombres Ilustres de Valladolid.