Beatriz Grimaldos, Ana Mayo, Muriel Sánchez y Camila Viyuela dan vida a un montaje sobre una mujer que rememora las agresiones sufridas en la infancia y sus secuelas
De larga trayectoria como director, Guijosa, cuyo anterior montaje, Iphigenia en Vallecas, ganó dos Premios Max de Teatro (mejor espectáculo revelación y mejor actriz, María Hervás), ha escrito una obra que, según afirma, “se sumerge en las turbias aguas del daño, de cómo convivimos con él, y qué nos pasa cuando nos damos cuenta de que sólo podemos entender el dolor propio”.
Beatriz Grimaldos, Ana Mayo, Muriel Sánchez y Camila Viyuela interpretan esta historia, en la que dan voz alternativamente al personaje de Inma, la víctima de los abusos, y al resto de los personajes.
El relato parte del momento en que la mujer recibe la noticia de que su hermana va a ser madre, lo que detona unos recuerdos que la conducen al momento en que ocurrieron los hechos de los que fue víctima. La situación le enfrenta a la disyuntiva de desvelar las agresiones que sufrió o callarlas.
El texto, explica Antonio C. Guijosa, “se articula desde la perspectiva de los testigos. Siento que desde esa perspectiva soy más justo con el tema, con las víctimas reales, con los personajes de la historia, conmigo mismo. Es ese no entender lo que configura el alma del proyecto. No entender cómo alguien puede hacerle eso a una niña. No entender por qué la niña nunca dijo nada, o nadie la creyó. No entender cómo eso se pudo perpetuar en el tiempo sin que nadie lo advirtiera, sin que nadie hiciera nada. No entender las secuelas que eso deja. No entender cómo se puede mantener contacto con quien abusó”.
Esa falta de entendimiento la expresan los diferentes testigos que comparecen en la obra: médicos, amigos, parejas, familiares, psicólogos… “que -afirma el autor- presencian ese daño y muchas veces resultan incapaces de gestionarlo”.
Solo un metro de distancia confirma el talento de Antonio C. Guijosa también en la escritura teatral. Toda su trayectoria, desde que se licenció en dirección escénica, ha estado marcada por ese talento. Con su primer trabajo, Fair Play, ya recibió el Premio José Luis Alonso de la Asociación de Directores de escena de España.
En 2013 Serena Apocalipsis (2013), en el Centro Dramático Nacional, supuso un punto de inflexión. En él se encuentra profesionalmente con Verónica Fernández, lo que dio lugar al nacimiento de su compañía, Serena Producciones. Otras direcciones posteriores son Interior, de Maeterlink (2015), El vodevil mármol(2016), de Marina Carr, Contra la democracia, de Esteve Soler (2016), Espacio disponible, de Celia Nadaly Javier Manzanera, (2016), Iphigenia en Vallecas, de Gary Owen (2017), producido con su compañía y que obtiene el premio de la Unión de Actores a la mejor actriz protagonista, el premio Indifest, el premio mejor espectáculo en el Festival Internacional Outono de Teatro de Galicia, y los dos premios Max citados. En 2019 estrenó el musical Vlad, adaptación de Drácula y dirigió Pídeme Perdón y Tito Andrónico.
Tras terminar la representación de Solo un metro de distancia del jueves 3 de febrero, se celebrará un encuentro con el público.