Así, gracias a esta colaboración, el visitante podrá contemplar 19 figurines que López Vázquez realizó en los años cuarenta y cincuenta para, entre otros montajes teatrales, «Don Juan Tenorio», «La dama duende», «Stepantchikovo y sus moradores», «El caballero de Olmedo», «La guarda cuidadosa» y «El cartero del rey», además de un dibujo de «Don Gil de las calzas verdes» y cinco bocetos para las escenografías de «La vida es sueño», «Y no subió a la cruz» o «El perro del hortelano».
Detrás de la pantalla
También hay ejemplos de sus contactos iniciales con el cine, que se produjeron detrás de la pantalla, y que se concretan en su participación en once películas en calidad de figurinista, ayudante de dirección, ambientador de decorados, dibujante de raccord o script. Actividades que se plasman en los figurines de «Alhucemas» o «La señora de Fátima». Todas estas obras testimonian el amplio dominio de diversas técnicas y registros estilísticos que poseía el artista, quien era capaz de definir a un personaje con un rápido bosquejo pero también de desplegar un minucioso acabado, pasando con soltura de la acuarela al gouache, y del lápiz a la tinta.
De este modo, la muestra, comisariada por el catedrático de Historia del Cine Joaquín Cánovas, abarca desde sus primeros trabajos, llevados a cabo para el Teatro Español Universitario de Modesto Higueras y José Caballero —heredero de La Barraca de Federico García Lorca—, hasta las escenografías de su etapa en el Teatro María Guerrero en tiempos de Luis Escobar, donde coincidió con Salvador Dalí en su afamado montaje de «Don Juan Tenorio» de 1949. De hecho, la exhibición se completa con dibujos, carteles y escenografías de otros célebres autores que ayudan a entender las influencias y vínculos creativos en el contexto de la España de posguerra. Entre ellos, se encuentran dos figurines del pintor surrealista, cuatro de Pedro Moreno, seis de José Caballero y dos de Manuel Comba, también aportados por el MNT.
Por último, la exposición contiene el trabajo que López Vázquez efectuó tras ingresar como funcionario en la Organización de Actos Públicos, organismo dependiente de la Vicesecretaría de Educación Popular. Allí diseñó pabellones para ferias nacionales e internacionales, carteles para eventos, certámenes cinematográficos, exlibris, portadas de libros e incluso felicitaciones de Navidad. Una labor que abandonó en 1957, cuando la interpretación llamó a su puerta y empezó a buscar «El pisito» más famoso del séptimo arte.
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