Me lo dijeron mil veces es un homenaje a la liberación y a las raíces, a la vida y a la música y, sobre todo, al amor y la amistad
Esta obra de teatro atraviesa la relación, con sus luces y sombras, de una mujer y un pianista. La pasión, el drama y la comedia se van entrelazando para bailar la vida
«Es un canto en honor a todas las puertas que nos abrieron nuestras abuelas cruzando coplas, boleros, fados, tangos y rancheras», explica, autora de esta obra que, y con la debuta como dramaturga. «Mi abuela Remedios no sabía escribir, aprendió a juntar algunas letras y símbolos inconexos para enviarles cartas a sus hijos. No sabía sumar ni restar, y descubrió, a escondidas, una fórmul a matemática para distribuir la pobreza doméstica. Ella lloraba por no saber leer ni escribir, así que cuando yo he llorado por no te- ner a un hombre a mi lado «para toda la vida» ella se ha descojo- nado desde su cielo diciendo: ‘¡Qué suerte!’ Aprovéchalo». Para la autora, «da igual cuál sea tu dolor, tu culpa o tu rabia. Cada vez que una mujer se reconcilie consigo misma, nos estará salvando a todas. Se lo debemos a todas las que en su día no pudieron elegir». Nosotras, hoy, «sí podemos. Para que no lo tengamos que decir mil veces. Para que, con una vez, sea suficiente».