La primera compañía en abrir el segundo día de teatro fue la compañía catalana Mambo Project. Su espectáculo Iaia consiguió varios objetivos en su pase. Emocionar, divertir, sacar alguna que otra carcajada, y, sobre todo, construir una historia, o varias, a través del recuerdo y del pasado. Situaciones cotidianas de nuestras abuelas, nuestras Iaias, convertidas en historias para ser contadas e interpretadas.
Iaia es un espectáculo multidisciplinario donde el público entrará en el comedor de casa de la iaia para reconstruir y revivir su historia. Un altavoz a la vida de las iaias a través de su testimonio captado en videollamada. Un espectáculo donde conviven pasado y presente para conocer y entender la historia de nuestras “yayas”. Una experiencia inmersiva a partir de los testimonios reales de diferentes “abuelas” captados en videollamada. Los actores que dieron vida y levantaron infinidad de escenarios fueron Jordi Font Alonso, Mireia Illamola y Pino Steiner, bajo la dirección del propio Font Alonso y Nina Solà Carbonell. Sorprendente final que te hace salir cabizbajo de la sala y repleto de emoción.
El testigo lo cogió la compañía castellano leonesa Arawake. Su instalación en los jardines del Teatro Metropol de su Titiriscopio hizo la delicia de todo el público que se acercaba hasta el espacio. El Titiriscopio es un teatro a la italiana donde el público puede ver el Teatro Principal de Burgos a escala 1:35 y se representan piezas cortas de títeres en directo y hologramas para ocho espectadores. El pase, con una duración aproximada de quince minutos, fue interpretado por Félix Muñiz y Jorge da Rocha.
Unos minutos más tarde, y con retraso en su hora de inicio por problemas técnicos, llegaba la producción madrileña de Teatro En Vilo Hoy puede ser mi gran noche, interpretada por Noemí Rodríguez, acompañada al piano, o no, por Darlene Rodríguez. La actriz, acompañada por una músico en escena, se despliega en múltiples voces para hacer un viaje al pasado con el fin de entender esa extraña amalgama que resulta de lo que un día quisimos ser y lo que somos. Esta es una obra divertida, valiente y profunda, una celebración de lo que ya no está, de lo que pudo ser y no fue, un canto a los perdedores, a los que nunca dejan de esperar su momento. Para ello la protagonista de la historia se vale de sus recuerdos personales y conduce al público por la música en directo, la risa, la emoción a flor de piel…
Un relato desgarrador donde “Teatro en Vilo” vuelve a desplegar toda la elocuencia de su poética teatral, la irreverencia, la ternura y el humor para acercarnos a la batalla de una mujer que se pelea entre lo extraordinario y lo ordinario, la hazaña y la derrota, el deber ser y la felicidad verdadera.
Antes de cerrar la jornada, los catalanes Xirriquiteula Teatro recorrieron algunas calles tarraconenses con su espectáculo de calle Girafes. Dos jirafas y su cachorro pasearon por la ciudad acompañados de un músico que nos sumerge en una atmósfera onírica y silvestre. Espectaculares y llamativas, avanzaron en silencio comunicándose con el público que se les acerca y al cual sorprendieron. A través de la mirada ingenua y curiosa de esta familia de jirafas se pudo descubrir una nueva forma de vivir la ciudad.
Xirriquiteula Teatre es una compañía especializada en teatro familiar y nacida en Badalona en 1985. Con 37 años de trayectoria, acumula decenas de creaciones, premios, y más de 4000 representaciones en más de treinta países en cuatro continentes.
La jornada la cerró la compañía italiana Atto Unico – Compagnia Sud Costa Occidentale (Italia) con su propuesta Ballarini. El espectáculo se desarrolla en una habitación, donde una mujer vieja está mirando el interior de un baúl. Se levanta con dos cables en cada mano. Cuando los conecta, el firmamento se enciende. Al otro lado, en otro baúl hay un hombre viejo que la mira y le sonríe amoroso. Él se le acerca. Ella le ayuda a ponerse una americana de boda que coge del baúl. Bailan. Él, apoya la cabeza en el hombro de ella. Ella le abraza fuerte. Se besan. Él la toca. Ella se deja tocar. Él le frota el muslo con la pierna. Ella le agarra la pierna para no perder el equilibrio. Él se desbotona la americana y después el pantalón. Lo abraza fuerte. Tiene un orgasmo. Él se quita un reloj de bolsillo de la americana. Menos 5…, menos 4…, menos 3…, menos 2…, menos 1… Cuando suena a medianoche él lanza un petardo. Se besan. Él se pone la mano en el bolsillo y saca un puñado de confeti. Lo tira al aire, festivo. La mira. Ella le mira. «Por muchos años, amor mío». Él saca una botella de cava de un baúl. Ella saca un velo de novia del otro baúl y se lo pone en la cabeza. Luego hace sonar un viejo carillón. Se quitan la máscara de viejos, se ponen las gafas y vuelven a bailar. Con las notas de viejas canciones ella y él celebran la llegada de un nuevo año bailando, dando marcha atrás, su historia de amor.
Ballarini es el tercer capítulo de la trilogía degli Occhiali formada por tres espectáculos autónomos pero unidos por los temas de la marginalidad: la pobreza, la vejez y la enfermedad. Todos los personajes de la trilogía llevan gafas. Son medio ciegos. Melancólicos y enajenados. Italia puso el broche de oro a una segunda jornada cargada de grandes emociones y sentimentalismo dentro del FITT 2022.