Pablo Rosal escribe e interpreta Asesinato de un fotógrafo, bajo la dirección de Ferran Dordal i Lalueza, un monólogo que parodia y rinde homenaje al género noir-detectivesco en teatro y en el siglo XXI
Siguiendo las pistas de una misteriosa nota, el detective privado Julio Romero (Pablo Rosal) recorre la ciudad encontrándose con una serie de singulares personajes, todos sospechosos del asesinato del célebre fotoperiodista alemán Franz Ziegetribe. La observación y la intuición guiarán sus pasos. Toda escena de un crimen es una puesta en escena. Todo cadáver inaugura un relato. El relato es el discurso criminal. Desmantelar un relato es hacer aflorar el funcionamiento de la vida. De esta forma, asistiremos a un clásico proceso de investigación donde el aroma del noir más clásico se destila con las potencialidades de lo escénico, para cuestionarse algunos de los paradigmas de la contemporaneidad a través de este singular homenaje y parodia de género.
Pablo Rosal asume un monólogo en el que interpreta a varios personajes en escena, una especie de «one man show«, en palabras del propio autor e intérprete. De fondo, los espacios dramáticos cobran vida a través de las fotografías de Noemí Elias Bascuñana, con amplia experiencia en otros escenarios teatrales como en el de Temporada Alta, Teatre Lliure, La Ruta 40, T de Teatre y Teatre Poliorama. El último elemento que entra en este juego detectivesco es la estación sonora, a cargo de Clara Aguilar y Pau Matas, con su música, ambientación y atmósfera, claves para el desarrollo de la trama. De esta manera, los códigos, desarrollo y el lenguaje propios del género se van convirtiendo en algo nuevo, cercano y contemporáneo.
Para Ferran Doral i Lalueza el teatro de Pablo Rosal resulta un «vigorizante soplo de aire fresco» en el que el oficio poético del autor se plasma en muchas de sus obras, especialmente en Los que hablan, Esperaban los guardas o en este Asesinato de un fotógrafo. Su potente uso del lenguaje se equilibra en estos tres títulos con una propuesta performativa «más estimulante y ambiciosa» afirma el director. «Sin renunciar en ningún momento a una buena dosis de humor y a un carácter eminentemente lúdico, este fotoromán escénico consigue, con aparente ligereza, reflexionar sobre nuestro tiempo y sobre las grandes preguntas trascendentales sobre la existencia que siguen acuciándonos», concluye.
El actor, poeta, director y, a menudo, intérprete Pablo Rosal regresa al Teatro de La Abadía tras su aclamada Los que hablan, producida por el Teatro del Barrio, que se estrenó en octubre del 2020, con Malena Alterio y Luis Bermejo. La producción se encuentra de gira desde entonces, pero Pablo Rosal continúa trabajando en otros proyectos, entre ellos la versión de El pato salvaje que dirigió Carlos Aladro en La Abadía. Junto a Ferran Dordal i Lalueza, forma un tándem bien avenido, ya que ambos han coincidido en varias producciones en la Sala Beckett. Desde 2019, Rosal vive a caballo entre Barcelona y Madrid tratando de armar espectáculos y vivir, si posible, en el arte.
Por su parte, Ferran Dordal i Lalueza lleva desde el año 2004 presentando varios espectáculos y performances, entre los que cabe destacar To the Happy Few (Temporada Alta, 2006), Memòries dels temps de la immaduresa (Teatre Lliure, 2007), M.A.D.(Mutual Assured Destruction) con Alex Serrano (Teatre Lliure, 2011), autopsicografia (Festival PNRM, 2011), La gran mentira (Grec Festival, 2016) o Telepatisches Café con Alexander Manuiloff (Rodeo München, 2016). Como dramaturgo y dramaturgista ha trabajado también con Àlex Rigola, Carlota Subirós, Alicia Gorina o Silvia Delagneau, entre otros.
“Más que nunca un detective en el siglo XXI significa un ser solitario y marginal que observa el devenir de sus conciudadanos con estupor y honda melancolía. Él es una de las últimas formas de vida espiritual. Un poema viviente» (Pablo Rosal)