La danza de Lía Rodrigues tiene un sólido compromiso del arte entendido como expresión de los valores de una sociedad más justa y plena, a la que ella contribuye con una danza audazmente expresiva, constructiva y liberadora, conectando en su nueva coreografía con el drama de las favelas de Maré en Río de Janeiro
Fùria
«En la favela la gente ha aprendido a reinventarse cada día, a decir que sí cuando la vida no deja de decirles que no. La solución a los problemas de nuestra sociedad puede venir de la periferia». La que declara es Lía Rodrigues, una artista de Brasil, una privilegiada si se la compara con cualquiera de las 170.000 personas que viven en Maré, un intrincado y laberíntico complejo de chabolas con la densidad poblacional de una ciudad, que conforma una de las favelas más grandes, más complejas y peligrosas de Río de Janeiro. Pero dentro del grupo de los privilegiados, ella es única.
Lía Rodrigues
Lía Rodrigues instaló la sede de su compañía en Río de Janeiro en 2004. En 2009 fundó el Centro de Artes Maré y en el 11 arrancó su Escuela de Danza, que mantiene hasta 350 alumnos aprendiendo a bailar. Pero en los años ochenta del siglo pasado, Rodrigues estaba muy lejos de la favela, viviendo experiencias intensas en el París cosmopolita, donde se integró al elenco del clásico May B, de Maguy Marin, pionera la nouvelle danse francesa, que ha sido inspiración hasta hoy. A su vuelta a Río, fundó Panorama, en 1992, que sigue siendo el festival de danza más importante del país. Pero, en lo personal, su labor más relevante es la de su compañía.
Con ellos (más de la mitad son residentes de Maré) ha creado un catálogo de coreografías relevantes, que le han servido para edificar una estética y un modo escénico sustentado en la supervivencia y la emergencia, que saca belleza de los elementos de desecho que usa como escenografía y atrezzo en sus producciones. Fùria es ejemplar de su lenguaje.