Y como a estas alturas ya está quedando claro que no era cierto aquello de que la revolución será televisada, montaron un podcast, muy íntimo (hecho en casa) y con el elocuente título Nadie hablará de nosotras. Ha resultado un pelotazo, acumula centenares de escuchas y personas seguidoras. Lo hicieron con Antía Eseuve, que se encarga del espacio sonoro porque es música. Aquí el estilo importa, y mucho: en Nadie hablará de nosotras combinan humor, experiencia personal y teoría, extraída de referencias políticas de autoras feministas que hablan desde los márgenes, de la intersección entre la raza, la clase y el cuerpo en general. Siguen a Bell Hooks, Angela Davis o Silvia Federici.
Además, fomentan el pensamiento colectivo a partir de la conversación, de hablar mucho en un viaje de ida y vuelta Cristina – Lara y Lara – Cristina. Y viven el activismo como algo gozoso, que no es individualista, que no se basa en la cultura del esfuerzo y tiene más que ver con compartir y generar pensamiento desde el disfrute y la celebración. Por eso, ahora estrenan en el Teatro del Barrio una versión escénica (y homónima) del podcast reinventado como show musical.
Será un show “donde verás un podcast en directo que no es un podcast, porque no se va a grabar, no se va a emitir”, explican sus creadoras. “Lo que pase ahí será un encuentro efímero entre nuestras cuerpas con unos micrófonos de por medio. Hablaremos de gordofobia, pero también de meritocracia, de la disciplina del cuerpo, la cultura del esfuerzo y de esa cosa escandalosa que es el capitalismo que se mete en nuestro cuerpo hasta convertirlo en una máquina. A las personas gordas siempre se nos señala como personas descontroladas y desbordantes. Quizás es el momento de abrazar el desborde y cantar y rajar descontroladamente”.