El público del Guiniguada se convirtió en el grupo de apoyo de mujeres con dudas sobre la maternidad, donde Regina, personaje que narra esta historia, se expone y abre su corazón, mostrando todas sus neurosis y dudas sobre ser madre o no. ¿Qué le impulsa a ser madre? ¿Son las imposiciones sociales, el llamado “instinto maternal”, la biología, el modelo familiar en el que se crio…? Son varias las cuestiones que se llevan a debate en este grupo de apoyo, en esta pieza, que finalmente cierra con un poema sin rima, pero de una gran belleza y necesidad, donde se vislumbra una búsqueda de libertad en todos los sentidos. Una valentía e impulso para cuestionarte por qué estás haciendo lo que estás haciendo o por qué no lo estás haciendo.
Por medio del humor, la estética de los 90 con canciones de Madonna y un uso del espacio y los objetos de manera polisémica, Palacios dirigió a un público entregado hasta el final, hacia un recorrido de una reflexión profunda sobre una decisión que determina el curso de una vida, y que puede estar condicionada por diferentes factores como son la biología, la presión social, la situación económica… conformando una inercia que nos lleva a algo que quizás no es lo que realmente se desea.
Ángela Palacios y compañía adaptaron esta pieza, ubicada en un ring de boxeo fucsia, planteada a tres frentes, a un teatro a la italiana, del mismo modo que otras piezas teatrales programadas en el festival se adaptan a espacios no convencionales, no planteadas para un teatro, ellas hicieron el trabajo a la inversa. Palacios, con un manejo de la interpretación y la improvisación casi magnética, interactúo con el público y creó la intimidad necesaria que la propuesta y el tema a tratar requerían. De tal modo lo recibieron las espectadoras de la tarde del domingo en el Teatro Guiniguada que, emocionadas y atravesadas por la generosidad de Regina para mostrar todas sus caras, se levantaron a ovacionar el trabajo de la intérprete, y de la directora y técnicos que le acompañaban.