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Año VIIINúmero 376
30 OCTUBRE 2024

Pedro Moreno: “A mi profesión y al teatro le pido libertad, que no nos corten las alas, porque el teatro es necesario para la vida”

Pedro Moreno ha cogido el testigo de Juan Dávila en la producción Danny y Roberta, que podrá verse en el Teatro Lara de Madrid el próximo día 27 de julio y que seguro que volverá a programar funciones a partir de septiembre. Según Moreno, la función estará de gira por algunas salas del país ya que es un auténtico lujo programar este espectáculo. Hablamos sobre ello con su protagonista.

 

Pedro, ¿qué cuenta, bajo su visión, la historia de Danny y Roberta?

Sin hacer mucho spoiler, Danny y Roberta cuenta la historia de dos personas que no les va bien en la vida, que caen en una desgracia detrás de otra y que no tienen esperanza por vivir, sinceramente. Entonces se encuentran y estallan. Como no podía ser de otra manera, estallan. A partir de ese estallido, se miran a los ojos y surgen cosas que le hacen ver la posibilidad de ver una esperanza el uno en el otro, pero con la imposibilidad de que hasta ahora ellos nunca han podido llevar una vida normal por su personalidad. Son unos desgraciados realmente, todo lo que les ocurre en la vida va de mal en peor, no lo reconocen, y si lo reconocen le echan la culpa a los demás.

 

¿Cómo definiría a su propio personaje?

Danny es una persona que no se conoce a sí mismo. En el momento que él se ve en una situación que no puede controlar, que le supera, acude a la agresividad. Él no conoce otra cosa de sí mismo. Lo único que conoce es que es un tío fuerte, de hecho, le llaman la bestia, y que el único poder que él tiene es esa agresividad, esa fuerza para evitar lo que no le gusta, por así decirlo.

 

¿Alguna similitud tiene Pedro Moreno con el personaje, con Danny?

Sí, quitando todo lo de la agresividad y demás. Quitando toda la parte negativa. No, pero es verdad que muchas veces nos ponemos una coraza, un escudo. Entonces, recurrimos a lo superficial, a lo fácil, a un escudo, cuando hay algo que no te gusta.

Yo creo que eso lo utiliza Danny, pero a través de la fuerza. Para prepararme este personaje, como es un personaje, digamos, tan definido a nivel de energía, para que no quedara impostado y tirar a lo fácil, cada aspecto de Danny lo he desglosado y lo he sacado desde Pedro Moreno, ¿sabes? No he recurrido a ningún cliché, simplemente he cogido cuál sería mi parte de mí mismo que más se asemeja a él en ciertas circunstancias, en ciertos momentos, y ha partido todo de mí. Yo creo que tiene que ver mucho Dani conmigo, porque, al fin y al cabo, lo he creado de mí mismo.

 

Esta función la estrenó Juan Dávila. No sé si vio aquel trabajo. ¿Qué diferencias puede haber entre el personaje que interpretó Juan Dávila y el que usted interpreta ahora?

No vi la función. La verdad que no vi la función. He visto algún material. Creo que en esta función mostramos, o sea, ellos en esa parte, en ese otro proyecto, en ese otro montaje, mostraron mucho la parte, yo creo, de amor, de cariño, de sensibilidad. Y aquí mostramos mucho más la parte más cruda y real de esas dos personas. Pintamos la realidad de ellos tal y como es, sin adornar nada. No estoy diciendo que ellos lo adornaran porque no lo vi. Simplemente te digo la propuesta que nosotros hemos llevado a cabo. Y a Juan Dávila no lo vi. No sé exactamente cuál es la diferencia. Al final, él habrá creado el personaje partiendo de él mismo y yo lo he creado desde mí. O sea, que seguramente haya mucha diferencia entre un personaje y otro, pero con un mismo texto. Realmente estamos hablando de un personaje que tiene una psicología muy marcada, entiendo.

 

¿Cómo ha sido trabajar con Victoria? ¿En qué punto de la vida se encuentran Danny y Roberta?

Trabajar con Victoria ha sido maravilloso, pero porque es una obra que necesita mucho del contacto. Es difícil hacer esta obra. Tienes que crear un vínculo muy fuerte con la actriz, en este caso, porque entre estos dos personajes no puede haber barreras, ninguna. No puedes ir con cuidado. Si tú quieres ir cuidando, guardando las distancias, estás perdido. Entonces, es verdad que Victoria me lo ha puesto muy fácil porque hemos creado ese vínculo necesario. Es verdad absoluta. Cuando estás en escena y te mira a los ojos y ves que te está mirando de verdad a los ojos. Ha sido súper fácil trabajar con ella y súper bonito y gratificante a la vez. Cuando me dieron el texto nosotros no nos conocíamos y tenía ese cierto reparo de que hay mucho contacto, hay distancias muy cortas, pero ha sido muy guay.

Y estos personajes, pues en el punto de la vida que se encuentran, Roberta se encuentra en un punto de la vida que no quiere seguir viviendo, sinceramente. O sea, si en ese mismo momento le da un cuchillo y le dicen mátate, se mata. Ese es el punto en que se encuentra Roberta. Danny se encuentra en un punto en el que él mismo se considera una bestia y no es que no quiera seguir viviendo, sino que cree que no se lo merece. Se encuentran en un punto los dos de desesperanza total, de no hay luz, esta vida es una mierda. ¿Para qué nacer si esto es lo que nos espera? Y es que encima me lo merezco. No echan balones fuera, sino que ellos mismos dicen es que soy esto porque yo me lo merezco. Y en realidad han sufrido una serie de circunstancias que el público podrá ver que le ha llevado a ser así a cada uno. No estoy diciendo que, obviamente, se tenga que recurrir a la violencia ni mucho menos para solucionar los problemas, pero si hay mucho detrás. Yo creo que eso nos pasa mucho en la vida cuando hay alguien que nos encontramos y decimos, madre mía, menudo hipócrita. Es que esa persona lleva una mochila detrás y yo creo que eso en estos personajes está muy definido. Y el público lo bonito es que lo va conociendo poco a poco. Digamos que cada uno es el fruto de las circunstancias personales de cada uno.

 

Pedro Moreno Actor 1

 

Después de estas dos funciones, ¿qué recorrido le espera a Danny y Roberta?

Esperemos que mucho. De hecho, ya antes de estrenarla, hay varias distribuidoras que están interesadas. Date cuenta que es un texto muy famoso, muy bueno y que tener, yo creo, eso en tu sala es un privilegio. Y más si hay un buen montaje y demás, y un montaje arriesgado, pues mejor. Entonces, el recorrido, pues volvemos en septiembre. Lo que pasa es que no sabemos exactamente porque hay varias opciones, entonces no puedo decir nada concreto, pero volvemos en septiembre seguro.

De hecho, no esperábamos que iba a tener una buena acogida, pero para hoy creo que quedan cuatro entradas por vender. Eso es maravilloso. Eso quiere decir que la gente quiere ver esta obra y le atrae el montaje.

 

¿Qué espera del público?

Del público espero que vean a estos dos personajes que son una montaña rusa. Quiero que el público se monte en esa montaña rusa. Quiero que el público vaya viviendo el viaje con nosotros y es que lo va a hacer. Por suerte, también van a ver esta obra a un metro de distancia. Yo creo que eso gana mucho y lo que espero del público es que se metan en la historia y que no juzguen, que no juzguen al personaje, que se esperen a conocerlo. Se van a llevar una sorpresa y viendo estos dos personajes que de primera te van a chocar mucho, van a decir que mal me caen. A lo mejor cuando acaba la obra te dan otra opinión. No quiero desvelar nada, pero quiero que el público viva lo mismo que van a vivir los personajes y estoy seguro que lo va a hacer.

 

¿Qué parte de la función es la que más le llama la atención, la que más le gusta?

A nivel de energía, a nivel de que te sobrecoja, porque encima, como ya te he dicho, va a estar a muy corta distancia, hay una parte en la que él estalla. Como ya te he dicho, Roberta no tiene ganas de vivir, entonces hay un momento en el que empieza a picarlo a él, que se pone detrás y empieza a decirle y a calentarlo y hasta que él estalla y ese momento, yo te digo que el público se va a coger a la butaca, o sea el público, porque ese momento es como separar el tiempo, pasan de estar aquí arriba, y ahí hay un silencio absoluto, que ese momento para mí es clave en el sentido de la energía que se crea. Y luego hay un momento también muy bonito, pero bueno, no quiero develar, pero hay un momento muy bonito en el que ellos hablan por primera vez mirándose a los ojos, quitándose la máscara, digamos, y eso es clave también.

 

Pedro, ¿qué les ha llevado a Danny y Roberta a esta situación, a ser como son?

Roberta tiene un pasado turbio con un episodio sexual que tuvo en su familia y le ha llevado a cogerle asco al mundo y a sí misma, a odiarse a sí misma. Danny también tiene, como he dicho antes, una mochila en la cual, en la familia, él habla de su padre y habla que su padre era un tío muy agresivo, que estaba todo el día enfadado y yo creo que esa agresividad le ha educado de esa manera. Entonces, Danny le lleva a ser así el no querer conocerse a sí mismo directamente. Es que no quiere conocerse a sí mismo, simplemente recurre a lo que le han enseñado también. De hecho, es que ya te digo, hay una parte que dice, mi padre, yo odio a mi padre. Está muerto, pero lo odio igual porque él es así en parte también a lo que, bueno, a base de cómo le han educado. Yo creo que son así sobre todo por el pasado y porque no se reconocen a sí mismos.

 

Después de Danny y Roberta, ¿hay algún proyecto más encima de la mesa?

Sí, ahora en octubre empiezo en la sala AZarte con una obra que se llama El proceso, escrita por Paula Guida y dirigida por Alberto Sabina, que es muy buen director de teatro. Es una obra que no tiene nada que ver con esta. Es comedia, de hecho, y con un personaje que no tiene nada que ver con Dani y que también tiene mucho de mí. Empezamos en octubre, el 1 de octubre. Creo que estaremos tres meses. En septiembre ya empezamos los ensayos y en televisión se estrena ahora una serie que se llama Honor, en atresmedia, en la cual he tenido el placer de participar y estoy deseando que se estrene. He participado, no es gran cosa, pero está guay siempre. Lo grabamos hace siete u ocho meses en Sevilla. Se estrena ahora, no hay fecha de estreno, ya están sacando las promos. Lo de la obra de teatro que se llama El proceso, es muy guay. Tiene muy buena energía.

 

Cuando me habla del proceso me dice que el personaje tiene mucho de usted. ¿Qué es lo que tiene de usted?

El personaje de El proceso tiene mi parte más ingenua y mi parte más… más joven. No quiero decir que sea muy mayor, tengo 28 años, pero como es un personaje que acaba de salir de la RESAD, yo estudié en la escuela de arte dramático, pues cuando sales de la RESAD estás en una burbuja. Siempre que, de hecho, quien haya estudiado arte dramático me entenderá, dentro de la escuela está en una burbuja. Y da pena muchas veces la gente que pierde esa ilusión, que con los años va perdiendo esa ilusión. Y yo

estoy seguro de que si a esas personas le pusieran un vídeo de él con 24 o 25 años cuando salió de la escuela, diría qué envidia. Pues este personaje es así. Acaba de salir de la escuela de arte dramático, tiene esa ingenuidad, esa ilusión, esa gana, esa energía de currar con gente profesional y yo soy muy así en la vida, en realidad. Yo me ilusiono con poca cosa. De algo que es pequeño, quiero hacer algo grande. Una frase que dice mucho ese personaje: “esto es grande”, y dice el director, no, es pequeño. Y es que va de eso, es metateatro, es una compañía de teatro que quiere lanzar y sacar adelante un proyecto y entonces se le van poniendo una serie de circunstancias en el camino que son las que pasan en la vida. De hecho, el lema de la obra es lo importante, esllegar, pero llegar está tachado y abajo pone es el proceso. Lo importante es el proceso.

 

Pedro, para finalizar y lo dejamos aquí si quiere, ¿qué le pide al mundo del teatro? ¿Qué le pide a su profesión?

Libertad. Le pido libertad. Ahora estamos pasando por un momento en el que nos están cortando las alas. El teatro siempre ha sido una herramienta para reivindicar, una herramienta para hablar alto de temas que la gente normalmente no se atreve a hablar. Y creo que estamos viviendo una época en la que o nos movemos, despertamos o damos un manotazo encima de la mesa o nos cortan las alas. Eso es muy duro. De por sí sacar un proyecto adelante de teatro es duro, pero si encima una vez que lo tienes montado te lo vetan… Se hablan temas sociales, se hablan temas reales, se hablan temas humanos, que se siga haciendo eso, que no nos escondamos, que sigamos hablando de cosas que a la gente le ocurre de verdad, que no adornemos las obras de teatro. Yo vengo de hacer una obra de teatro que se llama Cómo hacerse adulto, que estuvimos en Alicante y no nos querían programar esa obra. Una obra que habla de la homosexualidad, que habla de la bulimia, que habla del maltrato familiar, y no nos querían programar esa obra. Alquilamos el teatro, una compañía pequeña, una productora pequeña. Nos arriesgamos bastante, sobre todo la productora, obviamente se arriesgó bastante. Se quedaron 200 personas fuera, sin entrada. El teatro se abarrotó en un pueblo como Campello. La gente tiene ganas de ver cosas nuevas. Está muy bien, las obras que entretienen, eso es maravilloso, eso que nunca se pierda, una obra que entretenga, que no te haga pensar mucho y que te divierta, eso está perfecto. Pero la gente también tiene ganas de sentir, de que le des una pregunta en la mente cuando acabe esa obra de teatro, que le dé la oportunidad de esa gente también abrirse y hablar con normalidad de temas que están a la orden del día que son temas humanos. Yo le pido eso, le pido libertad, que no nos corten las alas, porque el teatro es necesario para la vida.

 

 

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