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Año VIIINúmero 385
30 DICIEMBRE 2024

BRODWEI: La marca blanca andaluza de los musicales

Imagen promocional de la obra
Imagen promocional de la obra

En la basta cartelera teatral encontramos propuestas para prácticamente todos los gustos. En esta temporada, en concreto, los musicales son el género más destacado por su grandiosidad y relevancia. Estos espectáculos cuentan con escenografías apabullantes y repartos numerosos. Pues bien, esta propuesta ubicada en el Teatro Fígaro es un musical, porque hay canciones, pero sin tanta parafernalia y con la ventaja de no tener que elegir con qué título quedarte ¡porque están todos! Un show divertido con una atmósfera propicia para reír a carcajadas en un divertido y alocado viaje a nuestra infancia.

Este musical nos invita a reconsiderar lo que pensamos que sabemos sobre nuestros personajes favoritos. ¿Quién podría imaginar que Bella no quiera quedarse en el castillo con la Bestia? O mejor aún, ¿qué ha sido de Mary Poppins después de 60 años? Sobre estos mimbres se construyen una serie de interpretaciones hilarantes de clásicos de la cultura popular de varias generaciones. Desde Aladdin, transformado en un cordobés con el Genio salido de un botijo, pasando por el nuevo monstruo de Doctor Frankenstein, alias Paco, hasta Elsa interpretando canciones de Pastora Soler en la Sierra de Granada, el espectáculo nos lleva a un universo de parodias creativas que desafían todas las convenciones. Un recorrido por la historia de estos y otros míticos personajes desde la mirada del siglo XXI, donde nada es, ni debe ser, como nos lo contaron.

Antes de entrar a valorar el espectáculo y la actuación, debo valorar el largo y serio proceso de creación de Carlos Baez, Carmen Calle, Adrián Cuenca y Claudia Zamora para presentar una propuesta novedosa, ingeniosa y sobre todo muy divertida. Una vez visto en el escenario resulta sencillo, al contar con un buen hilo conductor, historias y personajes que se solapan y saltan de ficción a ficción, voces en directo, música de influencia andaluza, sorprendente vestuario y hasta elementos de claqué. Pero para proyectar esa apariencia hay un gran trabajo digno de valoración. Quizás algunos espectadores conozcan a este cuarteto –nacido hace ocho años como grupo de parodia musical en la plataforma YouTube– por sus apariciones en talents shows como Tierra de Talento en Canal Sur o Got Talent en Telecinco; consiguiendo en este último el pase de oro a la final de la mano de nada más y nada menos que de Risto Mejide. Sin duda alguna, cuentan con talento para construir un relato capaz de mantenerlo una hora y media. Por tanto, si os gustaron los sketches televisivos o el contenido que suben en sus redes sociales, estoy convencido de que van a disfrutar de la velada.

Otro atributo, sumado al ingenio y al talento, es el carácter sorpresivo o la capacidad para desafiar todas nuestras expectativas; a mi modo de ver uno de los más importes en toda construcción creativa. Este espectáculo se revela como una caja de sorpresas teatrales, donde los personajes que creíamos conocer se transforman en versiones hilarantes y fuera de lo común. Cada escena nos lleva por un camino de baldosas amarillas. No. Disculpen. Por un camino impredecible y cómico, lleno de giros inesperados y reinterpretaciones creativas de la cultura pop. Es como si el guion mismo estuviera dispuesto a desafiar todas las convenciones y a llevarnos a lugares que jamás hubiéramos imaginado. Bueno, o como si el libreto fuera escrito por Paz Padilla o, como ha relatado Carlos Báez en alguna entrevista, el conjunto es “el hijo que podrían haber tenido Walt Disney y Juan y Medio”. En resumen, el resultado es una experiencia teatral fresca, amena y divertida que nos recuerda que el teatro puede ser un territorio de sorpresas y diversión sin fin.

El elenco es el verdadero motor y el único protagonista de esta divertida propuesta. Su habilidad para llevar personajes familiares a lugares inimaginables es admirable. Cada actuación irradia energía y dedicación, lo que se traduce en carcajadas y aplausos de la audiencia. Para lograrlo basan su humor en imitaciones precisas de personajes conocidos, llevadas al extremo de la exageración, añadiendo un nivel adicional de hilaridad al espectáculo. Los actores no solo hacen referencia a los iconos de nuestra infancia, sino que los magnifican, convirtiendo sus rasgos más característicos en elementos cómicos memorables. La parodia, por su parte, implica tomar situaciones familiares y darles un giro inesperado y humorístico, desafiando las expectativas de la audiencia. Las exageraciones de este cuarteto cómico y musical se convierten en una herramienta poderosa para sacar a relucir lo absurdo y lo cómico de situaciones cotidianas o icónicas. Por no hablar de la inclusión de videos virales actuales. Si piensan que no puede ser más loco, se equivocan.

Otro aspecto clave es el salero y poderío andaluz, además de un gracejo innegable que inyecta energía y frescura en cada escena. La influencia andaluza impregna el espectáculo con un carácter distintivo, aportando un ritmo vibrante y una chispa única a la comedia. La gracia andaluza, con su ingenio y picardía, se manifiesta en los diálogos y las interpretaciones, añadiendo un toque de humor pícaro y ocurrente a la narrativa. Esta combinación de salero, poderío y gracejo no solo hace que el público se ría a carcajadas, sino que también sumerge a los espectadores en una experiencia teatral auténtica y llena de vitalidad, que celebra la riqueza cultural de Andalucía con un enfoque cómico inolvidable. Ahora bien, cuidado con tocar lo que no hay que tocar, porque de la simpatía sevillana a la ´malafollá granaina´ hay un paso.

La elección de la música en Brodwai es digna de elogio, ya que logra combinar una amplia variedad de estilos y géneros de manera fluida y entretenida. Las voces del elenco son sobresalientes, demostrando su versatilidad al cambiar de una escala y tipo de música a otra completamente diferente sin perder calidad vocal y en tan solo unos minutos. Este desafío es considerable, ya que implica adaptarse a géneros dispares, desde las canciones de Disney hasta los éxitos pop contemporáneos, pasando por las grandes divas de la música como las Spice Girls o Lady Gaga, hasta “Isariel Pantoja” nadando en los mares de Cantora y “Pastorelsa Soler” cantando Corazón Congelado. Sin embargo, Baez, Calle, Cuenca y Zamora manejan esta transición con gracia y maestría, lo que contribuye significativamente a la experiencia del espectador.

El acierto del vestuario es innegable, ya que logra capturar a la perfección la esencia de los personajes y las épocas reinterpretadas. Además, la rapidez con la que el elenco se cambia de un atuendo a otro es impresionante, lo que garantiza una fluidez continua en la narrativa y evita interrupciones innecesarias. La iluminación, a su vez, desempeña un papel esencial al crear atmósferas adecuadas para cada escena y resaltar momentos clave. Sin embargo, es justo señalar que algunos ajustes en el sonido podrían mejorar la experiencia global. Dicho lo cual, solo queda bailar, reír, disfrutar y gritar ¡Ojú miarma que arte!

Brodwai es un viaje de Córdoba a Cantora sorprendente, divertido y alocado que trasciende las expectativas de la mano y voz de un deslumbrante y versátil cuarteto con poderío andaluz e ingenio cómico.

 

 

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