El prólogo ‘Adiós, Apolo’, de Álvaro Tato, abre la función con un ingenioso y conmovedor homenaje al histórico teatro en que se estrenó la obra, a sus artistas y al género chico en su totalidad
‘La verbena de la Paloma’, compuesta por Tomás Bretón y con libreto de Ricardo de la Vega, subió por primera vez al escenario del Teatro de la Zarzuela apenas cuatro años después de su estreno absoluto en el desaparecido Teatro de Apolo el 17 de febrero de 1894. Desde entonces hasta hoy, ha formado parte de nuestra tradición lírica, del repertorio más conocido y querido por el público. Es por eso, entre otras muchas cuestiones, que toda nueva producción de este título suscita una extraordinaria expectación como la que ha levantado el estreno del montaje que en estos próximos días presentará el Teatro de la Zarzuela con dirección de escena y coreografía de Nuria Castejón y dirección musical del maestro José Miguel Pérez-Sierra. Las 14 funciones programadas irán del 8 al 25 de mayo y las entradas están prácticamente agotadas.
La acción de ‘La verbena de la Paloma’ se desarrolla en la calurosa noche de fiesta del 15 de agosto, en la que propios y extraños celebran la festividad de la virgen de la Paloma, y en la que los devaneos y los celos afloran a la vuelta de cada esquina. En el brillo soberano de cada plaza. Todo está teatralizado, musicado de forma perfecta en una dramaturgia que hace de esta obra breve una de las más valiosas joyas de nuestro repertorio; que posee la virtud que ineludiblemente va unida a los grandes títulos: nunca dejan de sorprender y siempre emocionan.
Nuria Castejón explica que su propuesta cuenta con el prólogo cómico-lírico ‘Adiós, Apolo’, escrito por Álvaro Tato, “como homenaje a los muchos artistas que hicieron del Teatro de Apolo la catedral del género chico”; se trata, en dicho preludio, de escenificar lo que vivieron los intérpretes en su última función de 1929. Por eso, la directora dedica su espectáculo, con un elocuente y emocionado “¡Va por ellos!”, a los artistas y trabajadores de aquel histórico edificio tan lleno de vida, arte y raíces; lo ofrece al teatro de entonces, y, cómo no, a sus padres —los inolvidables héroes de la zarzuela Pepa Rosado y Rafael Castejón—, herederos de la tradición del Apolo.
Un regalo fresco y joven
Por su parte, el maestro José Miguel Pérez-Sierra, director musical del montaje y nuevo titular del Teatro de la Zarzuela, ocupará en cada una de las funciones el podio del foso al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid –titular del coliseo–. Y no es menor la devoción que el músico siente por el título en cuestión y por su autor, al afirmar que ‘La verbena de la Paloma’ “es una obra maestra que conjuga lo folclórico, lo popular y lo culto de una manera que podemos encontrar en pocas partituras”; y explica asimismo que Bretón, como compositor, está interesado en la tradición musical europea “y por eso aquí afronta el desafío de hacer una obra profundamente popular con raíces del folclore madrileño, y enlazar todo de una manera magistral”. Ese es el secreto de la enorme acogida de esta obra desde su primera función; del encanto que hace que a sus 130 años mantenga la frescura y jovialidad de antaño, y que el público de toda condición la reciba siempre con renovado entusiasmo. Como el regalo que es.
El reparto que interpretará los diferentes roles puede calificarse de absolutamente redondo, equilibrado, atractivo, un elenco que cualquier director –musical o de escena– firmaría con los ojos cerrados para afrontar una Verbena. En él transitan Antonio Comas, Borja Quiza, Milagros Martín, Carmen Romeu, Ana San Martín, Gerardo López, Gurutze Beitia, Rafa Castejón, José Luis Martínez, Nuria Pérez, Alberto Frías, Adrián Quiñones, Ricardo Reguera, Mitxel Santamarina, Ana Goya, Andro Crespo, Albert Díaz y Ramón Grau en el papel de pianista. También participará Jesús Castejón poniendo la voz a la emisión de radio, y junto a todos ellos, como es de ley, el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela dirigido por Antonio Fauró.
Para ilustrar el prólogo y el archifamoso sainete, la nueva producción cuenta con la escenografía de Nicolás Boni, el vestuario de Gabriela Salaverri y la iluminación de Albert Faura. Un cóctel de grandes creadores que solo puede conducir a buen puerto. A tierra firme y fértil.
A todo ello se suman 12 actores-bailarines y la emocionante intervención en el tablao del Café de Melilla de la cantaora Sara Salado.
Y para que quede constancia de la magia y el espectáculo previstos, la función del viernes 24 de mayo será grabada por Radio Clásica de Radio Televisión Española para emitir en próximas fechas.
La genialidad de Bretón
Tomás Bretón fue con todas las de la ley uno de los grandes creadores de finales del XIX. En este sentido, el musicólogo Víctor Sánchez señala que “la genialidad de ‘La verbena de la Paloma’ nos recuerda una y otra vez la calidad de su creación, su sentido dramático y el atractivo de su música”. Y en este punto aprovecha también para recordar que el compositor salmantino luchó toda su vida por “la importancia que debía tener la actividad musical en la cultura española”. Sus obras fueron muchas —45 zarzuelas, 9 óperas, 19 piezas sinfónicas y 9 de cámara— y sus éxitos abundantes y continuados tanto en la península como en el continente americano.
Por tanto, volviendo a ‘La verbena de la Paloma’, a lo largo de los ciento treinta años transcurridos desde aquella presentación en el Apolo —donde entre otras obras del género también sonó en la fatídica noche de su cierre—, muchos intérpretes han vestido los ropajes de Hilarión, Sebastián, Julián, Rita, Susana, Casta, Antonia o la Cantadora en las calles de Madrid; personajes, todos ellos, que a través del lenguaje del teatro dan vida a nuestros más genuinos sentimientos en medio de la algarabía de una fiesta popular. Y es que la naturaleza humana se muestra en cada diálogo, en cada canto y en cada uno de los actos de estos paradigmas castizos que llenan la escena con sus dimes y diretes o sus amores y rencillas.