El Centro Dramático Nacional cierra su temporada con el estreno absoluto de un montaje que es un homenaje a «dos de los artistas más sorprendentemente originales del siglo XX», según Dan Jemmett
El montaje presenta un lenguaje provocador inspirado en la obra teatral Cuarteto de Heiner Müller y en la película Atención a esa prostituta tan querida de Rainer Werner Fassbinder
La obra presenta a una compañía que ensaya Cuarteto a las órdenes de un director despótico y bajo la mirada de Müller que aparece en escena durante la escritura de su propio texto teatral
En palabras de Dan Jemmett, «me gustaría imaginar una representación teatral que utilice motivos de Cuarteto y de Atención a esa prostituta tan querida para crear una obra nueva, Los gatos mueren como las personas».
El responsable de la dramaturgia y de la dirección, Dan Jemmett, que ha contado con Brenda Escobedo como dramaturgista, propone –a través de un lenguaje provocador– el encuentro en el escenario de los universos de Heiner Müller y de Rainer Werner Fassbinder. En este sentido Dan Jemmett afirma: «me gusta la idea de que Fassbinder y Müller se conozcan… o mejor aún, ¡de que Müller escriba un guion para una película para Fassbinder!» Igualmente, subraya Escobedo, el homenaje consiste en regresar al escenario la poética del antiteatro de Fassbinder y encontrar que su plasticidad y su manejo del tiempo nos otorga un código para representar un texto irrepresentable como es Cuarteto.
Los gatos mueren como las personas
El montaje traslada el tedio del largometraje Atención a esa prostituta tan querida y reproduce el espacio de espera de un grupo de actores antes de comenzar a representar una obra. En esta espera, que se ve sacudida por las continuas crisis de su director (una suplantación del propio Fassbinder) se desarrollan las relaciones personales y profesionales que serán la base de la obra que representarán. Esa obra, que veremos en la segunda parte del espectáculo, es la adaptación de Cuarteto de Heiner Müller, obra inspirada en Las amistades peligrosas de Pierre Choderlos de Laclos, en la que dos grandes seductores Valmont y Merteuil (un hombre y una mujer) se enfrentan en un juego de roles sexuales cada vez más teatral. Estos dos universos de deseo, de tedio y de brutalidad se unifican con la mirada presencial del propio Heiner Müller, que es simultáneamente creador y testigo de la obra sobre el escenario. Sobre las tablas, encontramos a los intérpretes José Luis Alcobendas, Valérie Crouzet, Clemente García, Violeta Linde, David Luque, Julia Piera y Nico Romero.
Según explica Dan Jemmett, «el trabajo de estos dos artistas alemanes corrobora de muchas maneras la devastación y el caos de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Escribieron obras e hicieron películas en las que se dirigían a la dañada psique humana después de que la persecución, la destrucción y la locura hubieran terminado».
Las temáticas principales que atraviesan el montaje, sin cuestionamientos ni tabúes, abarcan desde la brutalidad respaldada por el poder, la violencia, el deseo, la manipulación y el tedio. Pero por encima de todo ello sobrevuela la libertad sexual y creadora a partir de la corriente de destrucción generada por las relaciones humanas.
La escenografía presenta la barra de un bar y el ambigú de un teatro diseñado por Adán Torres, complementado con la iluminación de Felipe Ramos, el vestuario contemporáneo con motivos clásicos de Vanessa Actif, la caracterización de Johny Dean y el espacio sonoro y vídeo de Christopher Knighton.
Los gatos mueren como las personas puede verse, entre el 16 de mayo y el 23 de junio, en el Teatro Valle-Inclán.