Pablo Rivero y Clara Sanchis protagonizan esta obra, un laberinto que propone un recorrido humorístico, poético, fantástico, ético, político y filosófico, con dramaturgia de José Sanchis Sinisterra y la propia Clara Sanchis
Junto a ellos, el director artístico de La Abadía, Juan Mayorga, ha destacado «la relación íntima existente entre el escritor argentino y el dramaturgo». De hecho, José Sanchis Sinisterra ha recordado que esta es «la cuarta reincidencia en Cortázar tras Carta de la Maga a Bebé Rocamadour, Lejana. Diario de Alina Reyes y, por último, Cronopios rotos a partir de los cuentos de Torito y Graffiti».
Para componer Cortázar en juego, Sinisterra y Sanchis se han adentrado en los textos del autor nacido en Bélgica, donde su padre trabajaba en la embajada argentina, y afincado gran parte de su vida en Francia. Ambos dramaturgos proponen un recorrido por el «archipiélago de textos, entre ellos algunos teatrales del autor argentino». El público podrá, a su vez, según Natalia Menéndez, “tejer” su propia trama de la obra.
Cortázar y sus relatos a escena
El lector habitual de Cortázar reconocerá relatos míticos como Casa tomada y Graffiti, el divertido Manual de instrucciones o fragmentos de Rayuela. Y el que ha sentido la curiosidad ocasional de deleitarse con las fabulaciones insólitas y los personajes atrapados en la trama de la vida, accederá sorprendido a ese universo de perplejidades que es la creación del escritor argentino. “Es un juego para descubrir a Cortázar o saborearlo para quienes ya lo admiran”, ha afirmado la directora.
Para dar con la clave de acceso a este universo apasionante y misterioso, los dramaturgos bucearon en el teatro menos conocido del genial escritor hasta llegar a su pieza de teatro radiofónico Adiós Robinsón. Así, dedican un homenaje “al hombre y al escritor que tan sólidos puentes tendió entre América y Europa y que tan íntimamente supo unir la libertad estética con el compromiso ético”.
La propia Clara Sanchis se pronunciaba al respecto: «Este juego era muy difícil de escoger, pero con esas piezas teatrales la radio nos pareció una posible puerta de entrada. Esa belleza del lenguaje de Cortázar, insólito, abre la mirada al mundo. Es impresionante poder beberse esas palabras y tratar de comunicarlas». Por su parte, Pablo Rivero destacaba en la presentación «cómo la propuesta acerca al público al autor argentino en un torbellino con múltiples capas y profundidades».
Ambientación y personajes
Para ello, han situado la obra en la década de los 70 y será desde una emisora de radio desde donde comience este viaje lúdico, literario y teatral. «La voz de Cortázar, las voces de Pablo y Clara y las voces invitadas entran dentro de ese espacio íntimo que es la radio y el teléfono. Decidimos volver a esa década en la que la voz era un lugar donde se podía soñar. Las imágenes ya las crea Cortázar», ha afirmado Natalia Menéndez.
De esta forma, los dos personajes que interpretan Pablo Rivero y Clara Sanchis, se multiplican en otros. Unos locutores de radio a los que les encanta hacer teatro radiofónico e interpretan a Robinson Crusoe y a su esclavo Viernes, unos grafiteros que intentan sortear a la policía a través del amor, dos soñadores que se imaginan con sus amantes y otros soñadores que no saben explicar lo que sienten, un periodista que aporta fake news, una estrambótica conferenciante que alerta del peligro de la censura y la autocensura a través del absurdo de lo que significa una simple mesa, dos hermanos que deben abandonar su casa porque la va ocupando el poder despiadado…
En este trenzado de personajes del que surgen unas historias de otras, «como en un juego de muñecas rusas», el público asistirá a un espectáculo que, según su directora, “se aparta de los convencionalismos, transgrede casi sin pretenderlo; se debate acerca del valor de la domesticación y lo que ella inventa; nos sitúa en el abismo de los supuestos avances o progresos tecnológicos; nos confronta en observar esas medidas innecesarias sobre peligros inexistentes… y nos anima al deseo, al amor, a la amistad y al juego”.