El amor, con sus complejidades y sus múltiples facetas, encuentra caminos para manifestarse en miradas, gestos, y en el lenguaje de las manos que cobra un papel protagónico en esta historia. En el escenario del Teatro Quique San Francisco, la obra se convierte en una celebración de las conexiones humanas, recordándonos que el amor puede superar incluso las fronteras del silencio.
“Manual básico de lengua de signos para romper corazones” cuenta la historia de Lucho y Jaime, dos jóvenes que se conocen por casualidad y pronto sienten una conexión intensa. Lucho es sordo, y Jaime, decidido a comunicarse mejor con él, comienza a aprender lengua de signos. Entre encuentros, gestos y palabras que a veces no alcanzan, ambos construyen una relación llena de complicidad y desafíos. Con cada nuevo signo, Jaime se adentra más en el mundo de Lucho, descubriendo los matices de su vida y de su relación con su hermana Juana, quien también es sorda. Sin embargo, a medida que su amor florece, también surgen dudas y barreras emocionales que ponen a prueba la solidez de su relación.
El libreto de Roberto Pérez Toledo es una joya inusual en la cartelera teatral, una de esas raras propuestas que destaca por su capacidad de emocionar sin intermediarios, mostrando una historia auténtica, directa y profundamente conmovedora, alejándose de los tópicos habituales para ofrecer una perspectiva única sobre el amor, la comunicación y la discapacidad. Su dramaturgo, con una sensibilidad extraordinaria, no solo nos presenta una historia de amor, sino que va más allá: nos muestra cómo los personajes desafían sus propias limitaciones, tanto las personales como las impuestas por la sociedad, para construir un vínculo verdadero y profundo.
Esta obra es más que una historia romántica, es una lección de vida sobre la riqueza de los encuentros humanos y la necesidad de comprender al otro, incluso cuando el lenguaje parece no ser suficiente. A través de los pequeños detalles y el ritmo pausado de su narrativa, el libreto invita a cuestionarse qué significa realmente “hablar” y “escuchar” al otro. Los protagonistas, Lucho y Jaime, encuentran sus propias maneras de acercarse y, con cada gesto, cada signo y cada silencio compartido, muestran que el amor y la comunicación pueden florecer en las circunstancias más inesperadas. Pocas veces tenemos en escena una obra que aborde el amor desde una perspectiva tan inclusiva y reflexiva. “Manual básico de lengua de signos para romper corazones” es, en este sentido, un ejemplo de la importancia de tener en cartel propuestas teatrales que desafíen las convenciones y den visibilidad a la diversidad. Una muestra del legado póstumo de Toledo, que sigue resonando y hablando de temas que pocas veces se representan en el escenario. La obra no solo nos conmueve, también nos invita a repensar cómo nos relacionamos, a entender que la conexión va mucho más allá de las palabras.
Los personajes se encuentran en fases distintas de sus vidas y su relación es un proceso de aprendizaje mutuo, de miradas, de gestos que hablan incluso cuando las palabras no logran su cometido. Édgar Córcoles, quien dirige esta versión como homenaje a su creador, captura a la perfección la esencia del texto de Pérez Toledo, logrando una atmósfera cargada de complicidad, vulnerabilidad y pequeños triunfos compartidos. Este actor y director albaceteño, con una larga trayectoria en el cine y el teatro, logra que los espectadores se sumerjan en la incomunicación y las dificultades propias de los protagonistas, haciendo de cada escena un reflejo del proceso complejo y hermoso del enamoramiento.
La actuación conjunta del reparto es un trabajo coral y armonioso, donde cada intérprete aporta una profundidad única a la historia. La química entre los actores no solo da vida a la complejidad emocional de los personajes, permite que cada escena fluya con naturalidad y hacer así, vibrar al espectador. La interacción entre los protagonistas se convierte en el núcleo de la obra y los secundarios se suman para aportar matices y complementar y enriquecer el drama principal.
Enrique Cervantes, en el papel de Jaime, lleva el peso de la acción con una intensidad desbordante. Con sutileza, transmite la frustración y el dolor de no poder conectar plenamente con Lucho, mientras explora con matices su deseo por entender el mundo de su pareja. Carlos Soroa interpreta a Lucho, un personaje complejo que requiere una entrega total: su carácter introvertido y su tendencia a posponer y proteger su espacio están cargados de una fuerza emocional que Soroa maneja con una sutileza única, abriéndose en escena de forma impactante cuando su personaje se permite ser vulnerable.
Por su parte, Jonás Torres, como Pote, el compañero de piso de Jaime, añade un tono despreocupado y relajado a la trama, siendo el “verso suelto” que equilibra la intensidad amorosa con toques de humor y cercanía, aligerando la tensión en momentos clave. Por último, Emma Vallejo interpreta a Juana, la hermana de Lucho, y aporta una conexión familiar que completa la trama, dándole una dimensión más amplia y subrayando la realidad compartida de los personajes sordos en la historia.
La escenografía y la iluminación de José Antonio Royo son simples pero efectivas, con pocos elementos logran recrear el apartamento de Jaime y Pote y centrar la atención en la intimidad de los personajes. La iluminación puntual subraya los momentos emocionales, guiando al espectador a través de las transiciones de la historia. La música de fondo de Alejandro Ventura añade un toque sutil que intensifica la atmósfera sin robar protagonismo, creando un ambiente inmersivo y delicado.
Dramaturgia: Roberto Pérez Toledo
Dirección: Edgar Córcoles
Reparto: Carlos Soroa, Enrique Cervantes, Emma Vallejo y Jonás Torres
Escenografía e Iluminación: José Antonio Royo
Música: Alejandro Ventura
Vídeo: Edgar Córcoles
Ayudante de dirección: Mario Ronsano
Regiduría: Rebeca Pueo
Intérprete de signos: Elena Abadía
Fotografía: RomerodeLuque
Tráiler: Ester Gascón
Dirección de producción: Toño Monzón y José Antonio Royo
Distribución: Artimaña-Cahti Calvo (Aragón) y Nacho Vilar (Nacional)