A Diego Anido habrá quien lo conozca, sobre todo, por su trabajo en el audiovisual: lo nominaron al Goya por As Bestas y actualmente está en cartel con la película La Infiltrada; en plataformas, recientemente ha participado en las series Rapa o Bellas Artes. Pero también tiene una amplia trayectoria en teatro. Fue en Barcelona, ciudad a la que Anido se fue a vivir en 2004, donde se gestó una de sus primeras creaciones, El Alemán, que ahora recupera en Teatro del Barrio. “Si los gallegos podemos hablar de la muerte, no lo dejamos pasar. Y si podemos hacer humor sobre la muerte, tampoco hay ningún problema”, le contaba el creador al poeta y periodista Henrique Mariño en una entrevista en Público, con ocasión de la primera vez que vino a Teatro del Barrio con este espectáculo. “En Barcelona tuve mucha suerte, porque conecté con Àrea Tangent, donde hice piezas experimentales, y empecé a escribir un texto sobre la fecha de caducidad de un yogur. No tenía aspiraciones como escritor, pero empecé a reflexionar sobre la gravedad de que haya un ser —porque para mí el yogur es un ser— que lleve la fecha de su muerte tatuada en su propio cuerpo. Me pareció tan terrible que pensé que era necesario hablar de ello”.
Y, “¿qué pasa si no ejecutamos esa muerte durante ese tiempo de espera en el que alguien está muerto y no está muerto a la vez? De esa autobroma filosófica surgen temas muy interesantes”, analizaba en la entrevista. “Y lo que más me escandalizaba era cómo nos remitimos a una fecha puesta por una empresa que fomenta el consumo, mientras eliminamos nuestras capacidades olfativas y gustativas que nos permiten comprobar si un alimento está en buen estado. En vez de probarlo, decimos: ‘¡Puaj!».
El Alemán es una mezcla de humor negro, humor absurdo y existencialismo. Es una obra con vocación experimental que orbita sobre la idea del sacrificio y el absurdo cotidiano, incluso conecta con el pasaje del Antiguo Testamento en el que Dios le pide a Abraham que sacrifique a su hijo Isaac. La idea le nació a su creador tras leer Temor y temblor, de Kierkegaard. El Alemán nos sumerge en la rutina angosta de un personaje a partir de un lenguaje que se nutre de una formación multidisciplinar en artes escénicas. Veinte años después de su estreno en 2004, la obra resucitó en 2020, tras la pandemia, y ahora vive una segunda vida gracias a la demanda de distintos teatros de todo el Estado Español. Es, por tanto, una pieza atemporal, que resiste bien el paso del tiempo, aunque conserve trazas del estilo escénico de hace dos décadas, y por tanto tenga un toque retro.
Sobre Diego Anido
Tras años de adicción a la televisión y un correcto fracaso escolar, en 2002 inicia su formación en artes escénicas en Espazo Aberto, en Santiago de Compostela. En 2004 se traslada a Barcelona, donde continúa su formación con Sandro Dielli, Good Idea Co., Eric de Bont, Wendl Wells, Johnie Melville, Jordi Cortés, Andrés Corchero, Rosa Muñoz, Ariel Procajlo, Hisako Orikawa, Marta González (Serge Wilfart), Esther Formosa. Forma parte de la plataforma de creación AREAtangent, donde trabaja con Jordi Oriol, Alex Serrano, Silvia Delagneau, Pablo Rosal y Víctor Molina entre otros, y con los que realiza los espectáculos Muda, Todas las historias tienen un árbol y Prometeu no res. Desde 2006 entra a trabajar con la compañía Agrupación Señor Serrano, con la que participa como creador e intérprete en los espectáculos: Mil tristres tigres (2006), Europa (2007), Contra.Natura (2008), Artefacto (2009), Memo (2010), Katastrophe (2011), BBBB (2012) y Kingdom (2018), con los que gira por los escenarios de todo el mundo y recibe numerosos premios, entre los que cabe destacar el León de Plata de la Bienal de Venecia 2015. Trabaja también con la compañía Raravis/Andrés Corchero/Rosa Muñoz en las producciones San Vito y Present vulnerable.
De regreso a Galicia colabora con la compañía Voadora como creador e intérprete en sus producciones La tempestad (2014), Calypso (2015) y Sueño de una noche de verano (2017). Colabora ademáis con otras compañías como Lola Arias y Pistacatro, entre otras. En cine destacan sus papeles principales en los largometrajes Pedro y el capitán (Pablo Iglesias, 2013), Trote (Xacio Baños, 2018) y Ons (Afonso Zarauza, 2020).
Como creador en solitario ha desarrollado las siguientes producciones: Paper Boy (2003); El Alemán (2004), en coprodución con Area Tangent; Cascuda (2008), en coprodución con el Centro Dramático Galego y con el apoyo del Festival Grec (Barcelona) y La Caldera (Barcelona); Symon pédícrí (2013), en coproducción con el Festival TNT/Caet- Centre D’arts Escèniques de Terrasa, Alt – festival alternativo das Artes Escénicas de Vigo, FIOT Festival Internacional Outono de Teatro. Su trabajo más reciente es El Dios del Pop.
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