Masescena

Amancio Prada arrancó con música y poesía de San Juan de la Cruz el 42º Festival de Otoño 

Imagen de archivo de Amancio Prada

La primera semana de festival de la Comunidad de Madrid exhibió nueve producciones en Madrid capital, en Alcorcón y en San Lorenzo de El Escorial
La coreógrafa y performer andaluza Teresa Garzón presentó en la Sala Mirador el primer estreno absoluto, La Tercera
María Hervás protagonizó un tour de force interpretativo de 24 horas en el escenario de The Second Woman en Teatros del Canal
Compagnie Duel, con Duel opus 3 y Duel opus mômes, para niños, entretuvieron con música y humor en el Espacio Abierto Quinta de los Molinos y el Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial respectivamente
Las salas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía acogieron TOTENTANZ – Morgen ist die Frage de La Veronal
12 & 14, compuesta por dos piezas de las Numerical series, mostraron la danza minimalista del coreógrafo chino Tao Ye
Sarah Vanhee viajó a su pasado familiar en una conversación con marionetas en Mémé en el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque

Para su vuelta, en esta excepcional edición, Yzaguirre ha imaginado un viaje por cuatro continentes en 25 espectáculos de teatro, danza, música y performance, que se exhibirán del 6 al 30 de noviembre en nueve espacios de Madrid capital y siete municipios de la región: Alcorcón, Hoyo de Manzanares, Móstoles, Parla, Pozuelo de Alarcón, San Lorenzo de El Escorial, Soto del Real y Torrejón de Ardoz. El espectador vivirá un encuentro entre las culturas escénicas de Oriente y Occidente, “cuyo ensamblaje está dando resultados sorprendentes”, en palabras de la directora del festival.

A lo largo de esta primera semana, el festival exhibió 9 espectáculos, cuatro de ellos estrenos en España. La apertura, como es habitual, tuvo lugar en Teatros del Canal con el concierto del leonés Amancio Prada, que cantó su obra más emblemática, Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz, basada en los poemas de uno de los grandes textos de la literatura española y cima de su poesía mística y amorosa. Prada, que ha hecho de la poesía el fundamento de su música, dedicó la primera parte de su recital a canciones compuestas a partir de poemas de autores españoles como Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Federico García Lorca

De arriba a abajo imágenes de escena de 14, The second woman y Duel opus 3
De arriba a abajo imágenes de escena de 14, The second woman y Duel opus 3

Tras este arranque musical, el Festival de Otoño desplegó toda su potencia escénica especialmente con las producciones internacionales que constituyen su sello. Sorprendentes como en 12 & 14 (Teatros del Canal, 9 y 10 de noviembre), una propuesta minimal que explora la idea del ritmo y el cambio, el movimiento y la quietud. El nombre del espectáculo es el de dos de las piezas de las Numerical series del coreógrafo chino Tao Ye. Él fundó TAO Dance Theather en 2008, cuando tenía 23 años, junto a la bailarina y directora artística Duan Ni y el director gerente Wang Hao, y con la que ha revolucionado el panorama de la danza en su país. 12 & 14 constituyen una muestra del estilo depurado de Ye que se expresa mediante el movimiento del cuerpo, sin referencias externas. No cuenta historias sino que los cuerpos los que hablan por sí mismos. Son ellos, como asegura, “el origen de nuestra existencia y el templo de nuestro espíritu”, sostiene.

En un sentido, el cuerpo es también el protagonista de The Second Woman. Ese cuerpo es el de la actriz María Hervás, sometido a un ejercicio continuo de 24 horas sobre el escenario de Teatros del Canal, entre las seis de la tarde del 9 de noviembre a las seis de la tarde del 10 de noviembre. A ella, al personaje que interpreta, la visitarán decenas de hombres (compañeros de escena, desde actores profesionales hasta otros muchos que no lo son), con los que mantendrán breves encuentros, que giran en torno a una relación que ha perdido fuelle y romanticismo. Esta intensa producción entre Australia y España, adapta la obra de Nat Randall, artista que trabaja entre la performance, el vídeo y el cine, y la artista independiente, cineasta y crítica Anna Breckon, codirectoras también del montaje del Festival de Otoño.

Y de Francia, por partida doble, viene la Compagnie Duel con Duel opus 3 (Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, sábado 9) y Duel opus mômes. Esencialmente son las mismas obras; pero la segunda es una adaptación para niños, con una duración más reducida, que representarán el domingo en el Espacio Abierto Quinta de los Molinos. En ambos casos, la risa y la música están garantizadas. De ello se encargan dos virtuosos músicos y cómicos, Nathalie Miravette (pianista) y Laurent Cirade (violonchelo). Lo que en principio va a ser un recital de música clásica se convertirá en un duelo entre ambos, que desbaratará, para regocijo de los espectadores, la aparente solemnidad de estos recitales. Duel es ante todo una brisa de humor, cuyo trasfondo apunta a la eterna batalla de los sexos, a la que le ponen una banda sonora procedente del mundo clásico, pero que enseguida salta al jazz, al rock… Mozart, Strauss, pero también los Bee Gees, Ennio Morricone, Barry White y la Velvet Underground.

De arriba a abajo imágenes de escena de Mémé, La Tercera y TOTENTANZ

La cuarta producción internacional de la primera semana del Festival de Otoño la aportó la artista, performer y autora belga Sarah Vanhee, que ha cimentado buena parte de su fama en propuestas arriesgadas exhibidas en escenarios como una cárcel, el salón de un piso o la calle. Pero con Mémé (Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, 9 y 10 de noviembre) vuelve a un escenario convencional. Sola en escena, rodeada de objetos, vídeos y títeres, con los que entabla una conversación, Vanhee rescata de su memoria el tiempo en que vivieron y trabajaron sus dos abuelas, amas de casa entregadas al hogar y a la tierra que cultivaron, y lo contrapone al tiempo de la propia Vanhee y de mujeres como ella. Contando su vida y las vidas de sus familiares, Mémé ilumina dos épocas y apunta al reflejo de aquella condición de mujer del pasado en las mujeres de hoy, en una oda que celebra estas vidas entrelazadas.

El primero de los estrenos absolutos españoles es la culminación del proyecto que la artista granadina Teresa Garzón desarrolló en una residencia de investigación en el Centro Coreográfico Canal de la Comunidad de Madrid. La Tercera (Sala Mirador, 8 y 9 de noviembre) representa la veta performer y de bailarina de Garzón, que, en apenas cinco años, ha emergido como uno de los jóvenes valores coreográficos españoles. El origen de La Tercera es técnico. Alude a la tercera de Picardía, un recurso armónico usado desde el Renacimiento que consiste en pasar un tema que estaba en modo menor a modo mayor y viceversa, utilizando otro recurso armónico que es el obstinado, una secuencia que se repite de forma obsesiva y con la cual se produce la transición musical. Garzón traslada esta idea a unos personajes que crean y reflexionan sobre la danza a la vez que lo hacen de un modo más soterrado sobre el amor, el deseo y la sexualidad.

Recién estrenado en Italia, el último montaje de La Veronal se presentó en España en un espacio no convencional, las salas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía el 9 y el 10 de noviembre. El fundador de la compañía catalana Marcos Morau ha mirado para crear TOTENTANZ – Morgen ist die Frage en los rituales sobre la muerte que se realizaban en la Edad Media, unas danzas que pretendían exorcizar el miedo al más allá. Para ello ha concebido tres espacios: uno para la proyección de un vídeo, otro para una instalación y el tercero para una performance. Cuando hoy la muerte parece esconderse, y el desprecio a los valores de la vida es, según Morau, “directamente proporcional a la incapacidad generalizada de interpretar, danzar, oficiar la muerte como misterio, este montaje invita “a celebrar la fragilidad de la vida y meditar sobre su pérdida de valor”.

Y en el Centro Cultural Viñagrande de Alcorcón (9 de noviembre), dentro de la colaboración entre el Festival de Otoño y la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid, la dramaturga y directora Cris Blanco se asomó con humor en Pequeño cúmulo de abismos a los recuerdos de su infancia, sus orígenes en un barrio de las afueras de Madrid en la década de los años 80.

Salir de la versión móvil