Texto: Agencia / Fotografía: Masescena
El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado este martes 11 de abril los tres reales decreto ley por los que se declara a la Semana Santa, el Carnaval y la Trashumancia como Manifestación Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial, al ser considerados fenómenos plurales que configuran la identidad de España.
El pasado viernes 7 de abril el Consejo de Ministros aprobó esta declaración, a propuesta del ministro de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo. Se trata de la primera ocasión en la que se aprueba una declaración de estas características en aplicación de la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. Además, no afecta a la declaración que puedan recibir en cada Comunidad Autónoma.
Sobre la Semana Santa, el Gobierno considera que es necesario un reconocimiento a nivel nacional y no solo local porque «no existe un único modelo de celebración de la Semana Santa española» sino que esta manifestación encuentra en el país «múltiples variables». «Es, por tanto, un fenómeno plural que, aun compartiendo rasgos esenciales a lo largo de la geografía española, no permite establecer modelos de fiesta», señala.
Además, pone de relieve que la Semana Santa en España comprende «una gran diversidad de valores culturales, desde su función como forma de expresión de la religiosidad popular a su papel como marcador identitario, pasando por su importancia como vehículo de conocimientos tradicionales y su relación con oficios artesanos, así como con las múltiples obras muebles e inmuebles de valor artístico».
Expresión de religiosidad
En este sentido, el Ejecutivo subraya que desde la época medieval, las celebraciones de Semana Santa han funcionado como «formas de expresión de la religiosidad popular» y como «referentes identitarios, no sólo para el mundo católico, sino también para gran parte del conjunto de la población.
De esta forma, según agrega, se ha convertido en un fenómeno plural en el que participan «todos los géneros y capas sociales, en muchos casos al margen de la práctica religiosa». También destaca su «gran proyección internacional», en especial para Latinoamérica.
Por otro lado, sobre el Carnaval, el Gobierno lo define como «una de las manifestaciones culturales inmateriales más emblemáticas, vividas y recreadas de España». El origen de esta fiesta, según apunta, se remonta a épocas ancestrales, habiendo experimentado numerosas «hibridaciones culturales» hasta la actualidad y siendo prohibido en varias ocasiones.
Diversión y catarsis
Según añade, el Carnaval se manifiesta «tanto en los valores relacionados con la diversión, la catarsis, el ocio e incluso la religión, como en su capacidad de expresión identitaria para muchos colectivos».
También expone las diversas formas de vivir el Carnaval, desde las expresiones rurales más primitivas a las grandes manifestaciones urbanas con símbolos de origen pagano. «Se trata, por tanto, de un conjunto de bienes dispersos territorialmente donde no existe un único modelo de celebración, sino que es un fenómeno plural y diverso, pero que responde a una vivencia común que le da unidad y representatividad en España», subraya el Ejecutivo.
En cuanto a la Trashumancia, el Gobierno señala que constituye en la actualidad «un patrimonio vivo» que además de haber contribuido a «conformar la identidad cultural de muchos territorios», ha originado «un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, en la gastronomía y en toda la arquitectura relacionada con esta actividad».
La cultura trashumante
Entre los elementos de la cultura trashumante, destaca: la tradición oral, la artesanía, las técnicas de pastoreo tradicional o la ordenación de los pastos en el marco del derecho consuetudinario. También recuerda cómo a través de la amplia red de vías pecuarias, se produjo la transmisión de noticias y conocimientos.
Con estas declaraciones, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte quiere manifestar su compromiso por «salvaguardar, proteger y difundir» el patrimonio cultural inmaterial, cumpliendo así con los principios de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, aprobada por la UNESCO en 2003 y ratificada por España en 2005, y con el Plan Cultura 2020.