Esta participación se enmarca dentro del convenio firmado por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) con el Festival d'Avignon en la presente edición dedicada al idioma español
La directora peruana Chela De Ferrari busca resignificar la obra de Chéjov a través de un elenco en su mayoría con discapacidad visual
Además del estreno absoluto de La gaviota, el Dramático ha realizado estos días dos lecturas dramatizadas de obras españolas con intérpretes franceses y presentado la producción internacional, Lacrima, el nuevo montaje escrito y dirigido por Caroline Guiela Nguyen
En palabras de Alfredo Sanzol, director del Dramático, «es la primera vez que el Centro Dramático Nacional estrena una de sus producciones en el Festival d’Avignon siguiendo una actividad de internacionalización de las y los artistas que integran las temporadas del Dramático. Se trata de una producción de teatro inclusivo, uno de los objetivos del plan director del Dramático que han colocado a la institución como referente en el teatro europeo. La gaviota de Chela De Ferrari sigue el impulso de la pregunta que lanzó Chéjov acerca del sentido de la belleza y del sacrificio de la vida artística. Si todo inicio de pensamiento estético pasa por los sentidos, que esta obra la hagan actrices y actores ciegos provoca profundidad en la lectura de los conflictos».
La gaviota
El Dramático ofrecerá, entre el 15 y el 21 de julio en L’Autre Scène du Grand Avignon en Vedène, seis funciones de su nuevo estreno absoluto, una versión libre y poética de La gaviota, en versión y dirección de Chela De Ferrari. La directora peruana, conocida por su adaptación de Hamlet para ocho actores con síndrome de Down, que viene girando desde hace dos años, busca resignificar la obra clásica de Antón Chéjov con un elenco en su mayoría con discapacidad visual.
Chela De Ferrari afirma: «Los personajes de Chéjov, atormentados por deseos insatisfechos e incapaces de ver la realidad que habitan, caminan a tientas buscando un paraíso perdido, irrecuperable. Las y los intérpretes ciegos de La gaviota tienen la capacidad de ver a sus personajes con humor y compasión».
La dramaturga y directora asegura que «la propuesta quiere acercar al público a la realidad que viven las personas ciegas, haciendo un tejido entre las historias de los personajes de Chéjov y las propias».
La puesta en escena está marcada por la necesidad de vincular al público vidente e invidente y por el deseo de la directora de «hacer visible lo invisible». En este sentido, el público podrá ver una escenificación novedosa del clásico de Chéjov que evoluciona, desde la representación más ajustada a la realidad hasta la ruptura que hace en el cuarto acto, usando recursos estéticos y sonoros que rompen con el realismo de los actos anteriores. Konstantin, personaje de la obra, anuncia que habrá de dirigir y actuar el último acto, el acto de su propia muerte.
Según explica Chela De Ferrari, «La gaviota nos habla del teatro y de la proeza que exige de las y los artistas. El elenco que encarna esta versión se encuentra entre ellos. La proeza que lo convoca quizá sea mayor que aquella que atraviesan la mayoría de los artistas, pero las posibilidades que ofrecen de resignificar la obra y decir algo nuevo, también».
Once intérpretes sobre el escenario dan vida a los personajes de La gaviota: Patty Bonet, Paloma de Mingo, Miguel Escabias, Emilio Gálvez, Belén González del Amo, Antonio Lancis, Domingo López, Eduart Mediterrani, Lola Robles, Agus Ruiz y Macarena Sanz, acompañados en las tablas del músico Nacho Bilbao, encargado también de la música original y el espacio sonoro en vivo.
Belén González del Amo, que encarna a Nina, destaca que el montaje «ensalza la ceguera como algo que teatralmente suma y no resta. Es algo que se ha hecho muy poco y que para mí es precioso». Para la actriz, la gaviota simboliza «la imperiosa búsqueda de libertad frente a la realidad que nos impide alzar el vuelo». Para Agus Ruiz, en el papel del afamado escritor Boris del que se enamora Nina, la obra habla de «el deseo de encontrar sentido a una existencia donde nada parece moverse porque, quizá, no haya a donde ir. De nosotros dependerá rendirnos, luchar con pasión, conformarnos, lamentarnos o incluso aceptar el precio por hacerle honor a una vida en la que todos matamos lo que amamos».
Lola Robles, que da vida a la famosa actriz Arkadina, madre de Konstantin, define su relación como «dolorosa porque, aunque quiere a su hijo, no sabe cómo demostrar su amor». Eduart Mediterrani, que interpreta a Konstantin, destaca el conflicto que plantea Chéjov entre dos formas de hacer teatro. «Mi personaje es un espíritu indómito que busca su propia manera expresiva. Es el choque entre un espíritu crítico e innovador y aquel que va en las corrientes del mainstream».
Macarena Sanz interpreta a Alicia, un personaje nuevo que romperá la cuarta pared con el público a lo largo del montaje. «Mi personaje viene a ser la regidora de la función, pero a diferencia de cualquier regidora de una sala de teatro (invisible para el público), Alicia estará siempre en el escenario. Es un personaje que se va contaminando de la ficción y que empezará a jugar dentro de la escena ocupando las dos dimensiones: dentro y fuera».
La puesta en escena tiene una escenografía minimalista de Alessio Meloni, con el escenario desnudo en el que puede verse la iluminación de David Picazo, un vestuario contemporáneo de Anna Tusell, sonido de Kike Calvo y el vídeo de Emilio Valenzuela en el que se proyecta el lago de la casa de veraneo, que irá descomponiéndose a lo largo de la puesta en escena. Todo ello reforzado por la coreógrafa Amaya Galeote, la asesoría de los dramaturgistas Luis Alberto León y Melanie Werder Avilés y de la actriz Lola Robles en accesibilidad.
Esta producción del Centro Dramático Nacional ha contado, en el Festival d’Avignon, con el apoyo de la Olimpiada Cultural, Instituto Cervantes y el Grupo de Crédito Cooperativo para la 78 edición del Festival de Aviñón.
El montaje podrá verse posteriormente, ya en Madrid, entre el 9 de octubre y el 10 de noviembre, en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán, dentro de nuestra nueva temporada 2024-2025.
Resto de programación del Dramático en el Festival d’Avignon
Además del estreno absoluto de La gaviota, el Dramático ha realizado estos días dos lecturas dramatizadas de textos contemporáneos españoles con intérpretes franceses de Talents Adami Théâtre en el Museo Calvet. Las obras seleccionadas por la dirección artística del festival han sido dos muestras del teatro en castellano de autoría de diferentes generaciones: GRRRL de Sara García Pereda, escrita dentro de nuestro programa de Residencias Dramáticas y que podrá verse como montaje teatral entre el 24 de enero y el 2 de marzo en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero; y El bar que se tragó a todos los españoles de Alfredo Sanzol, que pudo verse dos temporadas en el Dramático y se alzó con tres Premios Max.
Otra producción del Dramático que se ha podido ver estos días en Avignon es Lacrima, el nuevo montaje escrito y dirigido por Caroline Guiela Nguyen. Se ha exhibido entre el 1 y el 11 de julio. La obra, que llegará a Madrid entre el 28 y el 30 de marzo, nos traslada al mundo de la alta costura a través de las historias silenciadas de las trabajadoras y trabajadores del taller de una casa de moda parisina.