Como la transformación digital, la censura y las nuevas formas de recepción
Un punto de encuentro organizado por Fundación SGAE
El presidente de SGAE, Antonio Onetti, el director del Centro Dramático Nacional, Alfredo Sanzol, y la directora general del INAEM, Paz Santa Cecilia, presentaron ayer lunes el congreso, el primero de su clase de este siglo y que sirve de colofón a las celebraciones del 125º aniversario de SGAE. Un encuentro que ha reunido a creadores y creadoras españoles que han desarrollado su carrera en las últimas dos décadas y de quienes Onetti ha destacado su capacidad de concebir “un abanico de textos de todos los estilos y tendencias, escritos desde formas muy distintas de acercarse al hecho teatral”.
La transformación digital en el teatro: ¿oportunidad o temeridad?
Posteriormente, el dramaturgo y director Alberto Conejero reflexionó en la conferencia inaugural Ecos y rupturas: la dramaturgia del presente en diálogo con la Historia, sobre la relación de la autoría teatral contemporánea con la de sus antecesores y los desafíos a los que se enfrenta el sector en el presente y futuro. “El teatro no puede quedarse apartado de la transformación digital”, reivindicó el exdirector del Festival de Otoño, que también señaló el papel del teatro como figura “temeraria” que sigue proponiendo “una reunión física ante espectadores cada vez más digitalizados”. Además, animó a no caer en el derrotismo al imaginar el futuro de las Artes Escénicas de nuestro país: “Estamos en un momento de oro de la dramaturgia española, debemos cuidar y proteger a nuestros autores y autoras”.
Sobre esa etapa de evolución tecnológica que está viviendo la cultura y, por ende, el teatro, también debatieron las autoras Lola Blasco, María Goiricelaya, Ernesto Caballero y Pablo Remón en la mesa redonda Escribir en el límite: la dramaturgia como búsqueda en tiempos de transformación social y cultural. “En el teatro, cada X tiempo vamos redescubriendo cosas nuevas”, señaló Remón en una charla que giró en torno a la disyuntiva de si el teatro ha de ceder ante los cambios de la transformación digital “o seguir apostando por su esencia originaria: el texto y la palabra”, tal y como señaló Lola Blasco.
También hubo tiempo para dialogar sobre la censura que, denunciaron, sigue existiendo en la escena teatral: “necesitamos que las direcciones artísticas sigan velando por la no interferencia política en las programaciones de teatro”, incidió Goiricelaya, que también recordó la “autocensura” que la mayoría de los dramaturgos se imponen de manera casi inconsciente: “Me genera mucho desasosiego leer algunas de las cosas que escribo, porque no estoy de acuerdo con ellas. Pero eso lo que crea es reflexión y diálogo”, señaló.
La construcción de personajes y las dificultades de la comedia
La sesión de tarde comenzó con otro panel que reunió a Ana López Segovia, Josep Maria Miró y Patxo Tellería, moderados por Itziar Pascual, en el que debatieron sobre la figura narrativa del personaje en la dramaturgia contemporánea de nuestro país. Bajo el título Redefiniendo el personaje: nuevas formas de construcción dramática en la escena contemporánea conversaron sobre la evolución en la construcción de los personajes y sus influencias a la hora de crearlos. Además, debatieron sobre lo que implica escribir obras en lenguas cooficiales distintas al castellano. Miró, que ha escrito multitud de textos en catalán, y Tellería, que ha hecho lo propio en euskera, señalaron la dificultad que supone traducir ciertas construcciones y expresiones que funcionan en su idioma original, pero no en su traducción al castellano.
La jornada se cerró con la mesa Nuevas formas de humor en el teatro: la comedia como vehículo de reflexión y crítica, en la que los autores Denise Despeyroux, Juan Carlos Rubio y Paco Gámez conversaron sobre uno de los géneros más antiguos y emblemáticos del teatro, pero también de los más complicados, como señaló Rubio, porque requiere “mantener un determinado ritmo, lo que no siempre se consigue”. Los tres consideraron también la autocensura como otra de las dificultades del humor en el teatro, sobre todo en una época “complicada para la ironía”, en palabras de Despeyroux.