Nueva Temporada Chica en Teatro del Barrio: siguen imaginando

Ese es el lema de lo que nos viene en los próximos meses en Teatro del Barrio. ¿Os imagináis poder escribir, de verdad, ese texto desde el futuro? En Teatro del Barrio queremos aportar nuestro granito de arena para que así sea con una programación comprometida con la paridad, el antirracismo y, en general, la visión crítica de la realidad. Evocando las luciérnagas de Passolini, pequeñas iluminadoras en la oscuridad que, juntas, iluminan el jardín entero y sus matices, frente a los grandes focos del capitalismo que aplanan y ciegan. También nos guía el riesgo y la innovación en nuevos lenguajes artísticos, así como con el teatro de repertorio, que acompaña la vida de los proyectos escénicos a lo largo del tiempo, prestándoles atención en medio de tanto ruido y velocidad. Porque, como decía Simone Weil, prestar atención es amar. Todo, con una programación que combine artistas de media carrera y figuras de relevancia social, para que las segundas sean trampolín de las primeras. Una programación que reivindique la cultura, o más bien las culturas, pensar los plurales, y la  cultura como práctica y no como consumo.

Somos casa

El Teatro del Barrio es casa de artistas. Lo es, y así lo sienten ellas, porque es un teatro de repertorio, que las acompaña. También porque, además de exhibir propuestas artísticas, las impulsa con sus propias producciones. Y también porque acoge residencias artísticas. Para el próximo mes de mayo esperamos su nueva producción, Gordas, lisiadas y mamarrachas, una obra de Coria Castillo y Anna Marchessi que pone bombas al concepto de inclusión. Además, en las próximas semanas de enero estrenará una nueva versión de La Gran Cacería, producción propia que parte de un texto que nos pregunta si sabemos qué nos quita el sueño y firma Juan Mayorga, que en esta nueva propuesta también lo interpreta en escena, bajo la dirección de Luz Arcas, Premio Nacional de Danza 2024 (al igual que Teatro de Barrio es Premio Nacional de Teatro 2024). Vuelve Infiltrado en VOX de Moha Gereohu, también producción de Teatro del Barrio y clamando por una sociedad activa y urgentemente antirracista. Para ironizar a la extrema derecha vuelve otra producción propia, Isa&Javi, una sátira de amor y locura entre dos jóvenes promesas de la política, con Vito Sanz (recién nominado al Goya como actor protagonista) y Valeria Alonso. Y también Hoy tengo algo que hacer, un texto de Pablo Rosal para Luis Bermejo que reclama un poco de calma a partir del lenguaje del clown y en un homenaje a la picaresca; la obra está arrasando en taquilla, e inaugura una gira que la llevará por Valencia, Murcia, Vitoria, Logroño, Valladolid, Narón, Palencia, Barakaldo o Sevilla.

Además, sobre nostalgia, interdependencia historia – individuo, sueños frustrados y creación, Nacho Vera estrena, tras unos meses de residencia artística en Teatro del Barrio y con la dirección de Carlos Tuñón, el concierto – espectáculo Antigua Novedad. Pamela Palenciano vuelve con No solo duelen los golpes, ya un clásico contra la violencia machista que tiene en Teatro del Barrio su casa, y también con Arrancamiento, hablando de madres valientes que defienden a sus criaturas de padres abusadores incluso cuando la justicia y los poderes institucionales no las apoyan como deberían.

Viva el fracaso

La perniciosa narrativa neoliberal, esa que dice que hay que cumplir los sueños caiga quien caiga, nos ha impuesto unas presiones y competitividades muy nocivas. Ya decía (hace la tira de tiempo) Paul Lafarge en El derecho a la pereza que “una extraña locura ha atrapado las clases obreras de los países en que reina la civilización capitalista. Ese secuestro es responsable de las miserias individuales y sociales”. Reivindiquemos la inocencia, la imperfección y las sombras con El show de Ignatius Farray, una performance delirante, mágica y metafísica. También con Gloria, dondelaescritora Elisa Coll se enraiza de nuevo en sus orígenes tras años dedicada a la escritura, la comunicación y el activismo. Vuelve a posarse en este escenario Paloma de parque, humor generacional sobre nuestra autodestrucción como personas y como sociedad, de la mano de la desternillante Clara Ingold. En Encerrona, Pepe Viyuela nos remite a una sociedad obsesionada con el éxito: el payaso como el que él interpreta se ve como una persona fracasada, torpe, sobrepasada por tanta exigencia de productividad. Así que su presencia reivindica nuestra fragilidad, nos conmueve, nos humaniza. Es para quererlo y admirarlo mucho. Y regresa a Teatro del Barrio El minuto del payaso, que lleva más de una década interpretando Luis Bermejo, el actor ideal para encarnar la perplejidad y un icono del humor gestual; precisamente, Hoy tengo algo que hacer tiene su germen en esta obra que ahora coincide con ella en cartel.

Cuando el mundo te queda pequeño

Sobre descoser los patrones artísticos y sociales y explorar nuevos caminos habla KOSTYA (el hombre que quiso), un unipersonal que Rubén Ochandiano estrena en el escenario de Teatro del Barrio; Kostya sobrevivió tras pegarse un tiro en el drama de Chejov, y veinte años después, Konstantin Gavrilovich es un escritor de mediana edad repensándose. Regresa también Arte compacto,un podcast escénico sobre arte y cultura diversa, muy poco académico y que conducen Juanra Sanz y Bernardo Pajares. Y llega a este escenario Noche cañón, una obra de Sofía Asencio y Tomàs Aragay (Societat Doctor Alonso) que interactúa con el público y donde se desplazan hacia el absurdo los límites típicos del humor. Vuelve también Poesía o barbarie, a poner en  palabras y ritmos la revolución.

Llega por primera vez a este escenario Prostíbulo poético,  de Sonia Barba, un cabaret literario inmersivo en el que acercar la poesía al gran público, que tiene la apariencia de un burdel fantástico de principios del siglo XX. Y también Entrecruzad@s, una pieza de danza – teatro basada en la diferencia racial, de nacionalidad y cultura como esencia de la creación. Recibimos Miércoles que parecen jueves, de Juan José Millás con dirección de Mario Gas e interpretación de Clara Sanchis; una obra que nos recuerda que, quien domina las palabras, domina la realidad.  Diego Anidohace de las suyas con uno de sus espectáculos teatrales absolutamente alucinantes, divertidos y originales, que además  celebra su  vigésimo aniversario: hablamos deEl Alemán, que analiza la fragilidad de la vida a partir de la fecha de caducidad de un yogur. Vuelve Una casa en la montaña, una intimísima y deliciosa experiencia teatral que ha escrito y dirige Albert Boronat, que interpretan Javier Beltrán, Sergi Torrecilla y él mismo, y reivindica lo más esencial del teatro: las historias y la comunidad, y nos conecta con la casa de Wittgenstein.  Bailaremos con Isabel, diario sonoro de una odisea contemporáena,  un cabaret electrónico literario, pero que también es el show de un crooner filosófico, una sesión de electrónica para bailar, un concierto, un musical futurista.

Memoria disidente

En uno de los pilares de la programación ejercemos una memoria disidente, que reflexiona sobre la historia para recuperar así el vínculo entre la memoria y la utopía, para acabar con los hechos museizados y abrir un espacio de restauración y resistencia. Porque conectar con la memoria es un primer paso para organizarse colectivamente y luchar. Y, ¿qué le hace un país a un cuerpo? ¿Qué significa hoy la revolución? Luz Arcas dirige aquí la nueva versión de La Gran Cacería pero también Todas las santas, que se formula estas preguntas e interpretan Egly Larreynaga y Alicia Chong, artistas creadoras que Arcas conoció hace cuatro años, cuando trabajaba en San Salvador. Vuelve, además, Los libros ardieron, una obra que ha escrito y dirige Secun de la Rosa con interpretación de  Natalie Pinot y el músico Pablo Méndez, sobre la vida de la fascinante Juanita Capdevielle, la primera mujer directora de la biblioteca del Ateneo de Madrid, gran apoyo de los intelectuales de su época, fusilada por el franquismo y posteriormente olvidada. Y hablando de Franco, vamos camino de que se cumpla, el próximo 20N, el 50 aniversario de su muerte (¿lo llamamos celebración, conmemoración o cómo? Se admiten propuestas). Así que los días 20 de cada mes se escenificará en este escenario Chistes contra Franco, una creación de Eugenio Merino y Darío Adanti con la participación de Revista Mongolia, Ana Alonso y Teatro del Barrio, que rinde homenaje a quienes se la jugaban haciendo humor entonces, y revisa si el supuesto consenso de la Transición no sería más bien una de esas leyes de punto final. Viene, de nuevo también, Hombre por necesidad, un clásico del teatro europeo que hace un par de temporadas se estrenó en Teatro del Barrio con interpretación de Gabriela Flores y muchísimos elogios, y narra la historia de una mujer que, en el nazismo y para sobrevivir, se vio obligada a hacerse pasar por hombre y sustituir a su marido en el trabajo, a raíz de la muerte de él. En la simbólica fecha del 14 de abril, y también el 21 del mismo mes, Paula Iwasaki y Guillermo Serrano escenificarán de nuevo su versión de Ay, Carmela, clásico del teatro español con texto de Sanchis Sinisterra, que vela por la memoria de las víctimas de la guerra española del 36.

Llega a este escenario 43o13’44»N, un proyecto de Olatz Gorrotxategi, sobre las fotos que no nos dio tiempo a hacer, los barcos que no nos dio tiempo a coger o las balas que jamás nos dio tiempo a sacar. Un cuaderno bitácora en forma de performance y teatro documento. De la mano de Riccardo Rigamonti y en la Sala de los Balcones de Teatro del Barrio, llega Italianeses, .una historia ocurrida al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuando miles de soldados y civiles italianos permanecen atrapados en Albania. 

Vecindario

Cuenta el antropólogo José Mansilla que el concepto de barrio ha vivido mejores tiempos. Que en los años 70 las asociaciones vecinales protagonizaron algunos de los episodios más importantes de la vida social y política, pero el fenómeno se desinfló con la institucionalización de la conflictividad, aunque, tras un tiempo en estado zombi, volvió un cierto reflujo raíz de la crisis del ladrillo y el 15M, quizá por la repolitización que vivió la sociedad al darse cuenta de que los problemas que se estaban manifestando no eran individuales, tal como nos hacía creer el neoliberalismo. En el Barrio seguimos reivindicando ese superpoder en Las piscinas de la Barceloneta, donde Secun de la Rosa habla del entorno libre y decadente de cierto extrarradio de Barcelona en los 70, con una galería de personas de muy diverso tipo, la primera manifestación LGTBIQ+, la ley de peligrosidad social, los supervivientes de las cárceles del franquismo y familias y colectivos congregados para protegerse. Delirium Teatro nos trae Panza de burro, adaptación de la novela homónima de Andrea Abreu que fue un fenómeno editorial en 2020, está escrita en canario como acto político y habla de la abuela que transmite malos consejos desde la pura inocencia, la niña prematuramente crecida que domina a su amiga y a la amiga dócil que, con el tiempo, escribe su historia. El dramaturgo argentino Fernando Ferrer estrena en Teatro del Barrio Lavapiés, que cuenta cómo los herederos de dos familias están a punto de perder su gran edificio de Lavapiés por desacuerdos históricos insalvables. Y, tras estrenarse en este escenario hace dos años, vuelven Los despiertos, de José Troncoso y con interpretación de Israel Frías, Luis Rallo y Alberto Berzal, desmadejando en la noche las historias de tres barrenderos en una especie de Esperando a Godot que toca la alienación laboral. Jacobo Rivero inaugurará en este teatro la peña flamenca Peña Flamenca ‘A mí, plín’.

Contra la inclusión

En contra del concepto de inclusión, que adopta la perspectiva privilegiada, tendremos la obra Malas, del Laboratorio Cómo me pone la lavadora, una creación colectiva con actrices profesionales y no profesionales sobre las mujeres a las que llamaron malas cuando fueron libres. También el podcast escénico y musical Nadie hablará de nosotras, reivindicando, desde un activismo gozoso y contra la gordofobia, el derecho de todos los cuerpos a existir (tiene tela que haya que hacerlo). Y los espectáculos Sino y Fuenteovejuna de Amás escena.

Guerrilla

Especialmente activistas serán las propuestas teatrales de La muda, de

Raquel Arnaiz y Marina Guiu,  un grito sobre el asco, el miedo, el vómito y el derecho a estar enfadada, una pieza documental que aborda el abuso sexual infantil. Un Coro Malvaloca, voces de mujeres cantando para invocar un mundo más digno.

A bailar se ha dicho

Este mes de enero reabrimos la Taberna del Barrio con un nuevo look y actividades en la Sala de los Balcones, y con ella, vuelven las míticas Noches de baile de Teatro del Barrio, que se suman a los miércoles de swing, iniciativa de Animal Jazz. 

Para todas las familias

De nuevo los domingos serán de todas las familias, con Aúpa Leré, y ya sonvarias las generaciones han crecido con este espectáculo del músico Antonio Cimadevila, un primer golpe de ritmo con la percusión para futuras estrellas de la batería. Y más adelante vuelve Piccolino en la ciudad, con la oruga verde planteándose qué significa ser diferente. 

Y más cosas…

Una temporada más y como siempre, en Teatro del Barrio los martes son de todas. A las 19:00 hs, ese día de la semana este escenario se abre a quien tenga que cantarle las cuarenta a alguien o a algo; son bienvenidas propuestas dirigidas a actividades@teatrodelbarrio.com Además, se mantiene el Club de lectura Capitán Barrio, que se desarrolla en nuestra Sala de los Balcones y tira de la no ficción de la editorial Capitan Swing para intentar comprender el presente. Con ocasión del 1 de mayo, organizamos el ciclo Abajo el trabajo y praxis libertaria. Habrá talleres con Andrés Lima, Riccardo Rigamonti, Noemi Rodríguez, Alejandra García de Miguel y Sofía Asencio.

Y esto es solo un avance. Aún nos quedan muchas energías y mucho calendario.