En la cita intervinieron con palabras de agradecimiento antiguos directores del Festival de Almagro como César Oliva, Luciano García Lorenzo y Natalia Menéndez
En este día ecuador del Festival de Almagro, en el que cualquier elogio que se pueda hacer a este profesional de la escena española se queda corto, el sol ilumina aquí el Palacio de los Oviedo, en esta edición tan “milagrosa como excepcional” en palabras del director del Festival, Ignacio García, que inaugura el evento haciendo una mención especial a esos ”hombres de Paco, los hombres y mujeres de nuestros equipos técnicos, de su mano, hacen que parezca normal lo que siempre, pero este año más aún, es una excepción”.
Así, la intervención de García habla de Paco desde la “maestría en el conocimiento de lo que es un teatro por dentro y por fuera, por delante y por detrás”, de su “tranquilidad, su ingenio fulgurante, su amabilidad” y, por supuesto, de la lealtad y el desarrollo de una profesión desde una impecable “inquietud técnica y artística”.
Y sigue, con un discurso calmado, bajo la atenta mirada de unos espectadores dedicados y casi tan emocionados como el propio galardonado: “Un sueño imposible en manos de Paco se convierte en una realidad concreta y no por ello menos hermosa que la soñada”. Y es que “vivimos de un arte efímero, que nace y muere, pero del que quedan vestigios poderosos”. Esto son los teatros. AUREA, el Espacio Miguel Narros, la Veleta, el Silo, la Plaza Mayor, las Ermitas, son hoy realidades gracias a su “mano e imaginación”. En definitiva, también en palabras del director del Festival, los teatros son “los recuerdos indelebles que habitan en nuestra memoria y una herencia perdurable en la que las futuras generaciones puedan hacer realidad el teatro que sueñan”.
Y qué mejor frase que ese sueño que se convierte en realidad, destacando de su intervención estas palabras: “Donde Paco imagina un teatro, hay un teatro, ese es su mayor superpoder”. Cerrando con un “gracias por tantas renuncias y sacrificios, gracias por amar el teatro como tú sabes, y por enseñarnos a amarlo mejor cada día”.
Con un aplauso sordo, emocionado, interviene a continuación el pianista Miguel Huertas, con una interpretación de Granada de Albéniz, mientras el sol se va poniendo en el fondo del antiguo cine de verano almagreño. Llega la tan esperada intervención del compañero de profesión de Paco Leal, César Oliva: “¡Cómo pasa el tiempo! ¡Cómo ha crecido este muchacho! ¡Cuántos directores han pasado por él, cuántos alcaldes, cuantísimas compañías!”.
Un discurso nostálgico que recorre las calles y recuerdos de Almagro, cuando era director del Festival, hace ya 30 años. Y con ese lazo y vínculo impoluto, como bien va explicando en sus sentidas palabras: “Mi amigo Paco Leal”, se define como un “hombre de teatro”, pero también destaca su dedicación y conocimiento escénico, representando al trabajador anónimo, sin ese protagonismo tan característico de las artes escénicas. Un héroe anónimo que es la “sal de ese viejo arte que es el teatro”. Un viaje que empezó con dos jóvenes que compensaban con ilusión la falta de tiempo y madurez, y, mientras todo eso ocurría, ambos se convirtieron en amigos. “Esa esponja empapándose de las técnicas más modernas” con sus giras nacionales y europeas, Paco fue creando la una familia que le lleva a instalarse definitivamente en Murcia para la creación del Teatro Circo de Murcia en el 2003. “Quien sabía hacer teatros era un amigo mío que, casualmente, era también el director técnico del Festival de Almagro”. Paco transformó un espacio destartalado en una joya que hoy ya es referencia a nivel nacional y fuera de nuestras fronteras. Un destino que los separaba y reunía, y que con el paso de los años, y de las décadas se fue haciendo cada vez más fuerte y estable.
A continuación, interviene Luciano García Lorenzo, ex director del Festival de Teatro de Almagro: “Paco Leal es una de las mejores personas que he conocido en el ámbito personal y profesional”, cultivando el arte de “estar cada uno en su sitio”. Habla de Paco Leal desde la “generosidad” y desde la profunda admiración por su “rigor y discreción”, y profesionalidad. Además, añade, “estoy emocionado y quiero brindar en este cine de verano con una bolsa de pipas”, cierra entre risas del público, este personal y espontáneo discurso con: “Como sabía que mi padre nunca me iba a fallar, yo sabía que Paco nunca iba a hacerlo. Gracias Paco”.
Continúan con la actuación de Miguel Huertas y la soprano Beatriz Lanza, interpretando el Cantar del Alma de Mompou, y a continuación sube al escenario Natalia Menéndez, como directora del Festival de Almagro durante 8 años. “Vuelvo a Almagro por ti Paco”, y continúa, “yo creo Paco que me has hecho tanto bien”. “Porque tú te ríes por dentro, y eso me encanta”. “Discreción, sencillez, limpieza”, porque tú “eres limpio, y coqueto”. Destaca sus pocas palabras que conmovían, porque Paco sabe mirar: “Gracias a tu trabajo has transformado a espacios y personas, eso es de alguien muy grande”.
La siguiente presencia es la de Pedro Yagüe, en representación del equipo técnico actual de Almagro. “Creo que no me equivoco si digo que estas palabras las podría decir cualquiera de las personas de este patio de butacas”. “Amable, estricto, bondadoso” y, como no, un “trabajador incansable”. En definitiva, un segundo padre y fundador de una familia que continúa hasta hoy. “Me abriste la puerta hacia otra realidad que invade todo el pueblo”. Un mundo entre la luz y la penumbra», “tú me inculcaste la gran pasión por la iluminación y, en gran medida, es gracias a ti”. Recalca las maravillas de un oficio en el que “parece que siempre es la primera vez”. A pesar de las circunstancias actuales la fiesta del teatro está más viva que nunca. Concluye, una vez más con un “gracias Paco, te lo mereces”.
Después de una nueva actuación de Miguel Huertas y la soprano Beatriz Lanza, de La maja de Goya de Granados, se da paso a las intervenciones institucionales con el Subdirector de Teatro del INAEM, Fernando Cerón, que plantea la pregunta: ¿Hay alguien que conciba este Festival de Almagro sin Paco Leal? “Siempre es una maravilla que los premios recaigan en los invisibles, pero con una luz propia”. Habla, como no, de la profesión técnica. Toma después la palabra la Viceconsejera de Cultura, Ana Vanesa Muñoz : “Qué reconocimiento más merecido, qué gran persona, qué gran tipo».
Para la entrega de la insignia suben al escenario sus compañeros desde el patio de butacas. Ante una sonada ovación, de un público unanime y levantado: “Esta trayectoria me ha transformado en una mejor persona», pero con una entrega que marca la diferencia entre lo correcto y la excelencia y en la que destaca la impecable labor de su equipo. “Este homenaje es también para ellos, ellos son mi gente”. Mención especial a Almagro: “Ojalá yo haya podido devolverles una parte de todo lo que ellos me han dado”. Habla de su viaje sin retorno a Almagro, de esa “historia de amor interminable». Gracias especial a su familia y a todos a los que están aquí: “Muchas gracias a todos, sois mi gran familia”.
En palabras del director del festival, Ignacio García: “Este homenaje, en realidad, es un humilde primer pago fraccionado de la deuda incalculable que tiene el Festival con Paco, porque el Premio verdadero es el que tiene el Festival de contar con él cada día desde hace un cuarto de siglo».