El Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro homenajeó anoche a quien fuera directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico durante ocho años ininterrumpidos. Y es que su paso por Almagro y su festival han dejado huella. Si alguien merecía un "merecido" homenaje, y valga la dedundancia, esa era Helena Pimenta. No sólo por el legado artístico que ha dejado en la ciudad y su compromiso con el Festival durante su estancia en la CNTC, sino por la calidad humana con la que rodea todo lo que toca. Y es que Helena Pimenta es todo emoción. Es de esas personas con las que te sientes seguro. Y su discurso engancha. Debe ser la reminiscencia docente que aún queda en ella. Pero no corresponde en la descripción de este acto contar en primera persona y alabar la imagen de Helena Pimenta. Para eso ya estuvo rodeada de sus amigos más directos que ensalzaron la imagen profesional y personal de la homenajeada....