En realidad, todavía siguen con la resaca de la celebración de sus diez años en Teatro del Barrio. En este milagro cultural y de teatro político nacido al calor de los movimientos del 15M. Será porque les gusta celebrar, la alegría, la jarana. Porque el teatro trabaja sobre el tiempo (pasado, presente, futuro) y, aunque ocurre a tiempo real y uniendo en cuerpo presente a las personas en una caja negra en la que todo puede pasar, también convoca tiempos poéticos. Y porque, como apuntaba Sarah Friedland en la Berlinale, el arte tiene la capacidad de imaginar el futuro pero también fabular sobre cómo habría sido el curso de la historia si se hubieran permitido otros pasados posibles, en los que, por ejemplo, se hubiera respetado la Memoria Histórica. ¿Cuántos meses llevamos de Genocidio en Gaza? ¿Cuánto falta para alcanzar una fecha feliz? ¿Nos atrevemos a imaginarla o nos resignamos al fracaso...