La experiencia vital de los migrantes y los refugiados son temas que Unahoramenos aborda en "Me llamo Suleimán" y "Moria", respectivamente, bajo la dirección artística de Mario Vega, gracias al apoyo del Instituto Canario de Desarrollo Cultural, el Gobierno de Canarias y la producción de Contenidos Artísticos
Surgida en 1999, la agrupación habla de lo humano, de los desfavorecidos, y saca al espectador de su zona de confort. Por ello ha impartido también el taller “Las artes escénicas como herramienta de transformación social” el 24 de noviembre en el Foro Periplo, de Guadalajara
"Me llamo Suleimán" se estrenó el 25 de noviembre, en el Conjunto Santander de Artes Escénicas, en Zapopan, Jal.; mientras que "Moria" lo hizo el 27 de noviembre, en la Plaza de Gallos de León, Gto, en el marco del FIAC
Las dos funciones pudieron verse también el 1 de diciembre, en el Teatro Juárez
“¿Cuántos años tienen que pasar para entender que una patera que se hunde con 50 migrantes, las personas que mueren por tratar de saltar una valla, o los pistoleros en Texas que disparan a bocajarro son un drama humanitario que no podemos permitir como sociedad?”, se pregunta Vega.
Es el momento de apoyar e intentar corregir las cosas, considera el líder de la compañía surgida en 1999 en Canarias, España, quien en gira por el centro de México ha llevado a escena «Me llamo Suleimán» en la Sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas, el 25 y 26 de noviembre en Zapopan, Jalisco.
«Moria» pudo verse el 27 y el 28 de noviembre en la Plaza de Gallos de León, Guanajuato, como parte de las actividades del Festival Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC).
También se escenificará en el Teatro Juárez, de Guanajuato, el 1 de diciembre. «Moria» será de los últimos espectáculos que albergará este recinto, de 118 años de antigüedad, antes de que cierre sus puertas temporalmente para su reequipamiento y remodelación.
El estreno en México de «Me llamo Suleimán» y «Moria» se da bajo la producción de Contenidos Artísticos y el apoyo del Instituto Canario de Desarrollo Cultural y el Gobierno de Canarias.
Teatro que revela realidades
Con más de 200 representaciones alrededor del mundo, «Me llamo Suleimán» (2015), adaptación teatral de la novela homónima escrita por Antonio Lozano, cuenta la historia de un niño que sale de Mali harto de la pobreza que vive en su país con miras a un futuro próspero en Europa. Cruza el desierto y llega a la frontera con Melilla y, al no poder pasar, intenta de nuevo el viaje por mar.
Unas 25 mil láminas dibujadas componen el trabajo de animación audiovisual que ayudan a relatar la “dura y potente” travesía de Suleimán gracias a la colaboración con el diseñador Juan Carlos Cruz. La obra es interpretada por Marta Viera y la música es de Salif Keita.
“Cada vez más los niños migrantes asumen grandes responsabilidades y terminan entendiendo que viajan para poder tener un futuro mejor para ellos y para sus familias, para los suyos”, piensa Vega, quien está al tanto del aumento de niños que transitan solos en la frontera entre México y Estados Unidos.
Tras ver un fragmento de la obra hace dos años en el congreso de la Sociedad Internacional para las Artes Escénicas (ISPA), a María Luisa Meléndrez Bayardo, directora del Conjunto Santander, le pareció que su mensaje es muy pertinente dada la gran cantidad de personas que recibe México y que va en tránsito hacia los países del norte:
“Es nuestra labor procurar que la gente entienda cuál es la problemática de la migración. Al conocer e informarse sobre el tema hay más empatía hacia los otros, que mucha falta nos hace. El teatro revela realidades y provoca una mayor sensibilidad”.
La programación del Conjunto Santander de Artes Escénicas se guía por las prácticas de inclusión, diversidad y equidad. Ejemplo de ello, dice Meléndrez Bayardo, son las funciones especiales con traductores al lenguaje de señas o con globos inflados que el público con sordera abraza para recibir las vibraciones sonoras de la escena, además de estar abiertos a propuestas para invidentes, a temáticas LGBTTTIQ+ y a colectivos feministas.
La visión de los refugiados desde la doble marginalidad
«Moria» se enfoca en la vida de un par de mujeres que habitaban el campamento de refugiados ubicado en Grecia, en la isla de Lesbos: la afgana Zohra Amiryar, quien sobrevivió a cuatro bombardeos y atentados en su país y emprendió el éxodo, y la iraquí Douaa Alhavatem, quien abandonó junto con sus tres hijos su natal Bagdad tras la desaparición de su marido.
“Nos desplazamos en enero de 2020 al campamento de refugiados de Moria. Estaba diseñado para 3 mil personas, pero en él llegaron a vivir hasta 25 mil personas. Cuando nosotros estuvimos las condiciones de vida eran absolutamente deplorables. Queríamos contar cómo los Estados abandonan a los refugiados desde la visión de la mujer, quien tiene una doble marginalidad”, explica el director.
En Moria, el equipo de unahoramenos entrevistó a 50 refugiadas para de entre ellas elegir dos entrevistas a profundidad y al final trabajaron con los casos de Zohra y Douaa. La dramaturgia de la obra, por tanto, se basa en testimonios reales filmados en el campamento bajo la supervisión de Nicolás Castellano, reportero especializado hace más de dos décadas en migración forzada y derechos humanos.
Es una propuesta de teatro inmersivo que cuenta con las actuaciones de Marta Viera y Ruth Sánchez y que mezcla ficción con realidad. Sólo 50 espectadores entran en la carpa donde vive y cocina Douaa. En este espacio se utilizan proyecciones en 360 grados y un sonido totalmente envolvente para darle al público la sensación de que está dentro del campamento de refugiados.
Los espectadores viven el drama de una manera tan cercana que al terminar la obra nadie aplaude, cuenta Vega, para quien el teatro tiene la obligación de posicionarse frente a los más desfavorecidos, de incomodar a la audiencia aunque sea un poco para que entienda la importancia de lo que se relata en escena.
“No podemos salir del teatro igual que entramos, tiene que habérsenos movido algo por dentro, tiene que haber algo en las vísceras que sabemos que lo que nos están contando nos ayuda a reflexionar y a mejorar como personas.”
La compañía unahoramenos se ha planteado hablar de lo humano y sacar al espectador de su zona de confort, añade Vega, porque el arte como entretenimiento vacuo no le interesa en ninguna disciplina, ni como creador ni como público.
Ante este rol, unahoramenos se ha convertido en bandera de organismos globales como Amnistía Internacional con «Me llamo Suleimán» y Médicos Sin Fronteras con «Moria».