Público y críticos acogieron con entusiasmo el estreno del programa Centenario Antonio Ruiz Soler en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. La ciudad andaluza recordó a uno de los bailarines y coreógrafos que más han marcado la evolución de la danza española en el siglo XX, pero que no había recibido todos los reconocimientos que merecía desde su fallecimiento en 2006. Para distinguir el trabajo del Ballet Nacional de España en la recuperación de la figura de Antonio el Bailarín en el año de su centenario, el Ayuntamiento le concedió al BNE el premio Giraldillo Ciudad de Sevilla de la Bienal de Flamenco, el máximo galardón de la ciudad
El estreno se celebró en el Teatro de la Maestranza el 15 de abril, acompañados por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, bajo la dirección de Manuel Coves, y la participación de la soprano Carmen Solís. El teatro se vio obligado a programar dos funciones adicionales a las dos previstas para adecuarse a las medidas recogidas en el informe de evaluación de riesgo emitido por la Delegación Territorial de Salud y Familia de la Junta de Andalucía en Sevilla un día antes del estreno. Debido a que el aforo del teatro se redujo de 1.800 a 500 localidades, para garantizar el metro y medio de separación entre los espectadores, fue necesario ofrecer cuatro funciones en total, del 15 al 18 de abril, con el fin de que pudieran asistir todos los espectadores que ya habían comprado entradas. Según publicó Juan Luis Pavón en El Correo de Andalucía, se consiguió “materializar, en el peor momento posible, un reto artístico con ribetes de acontecimiento cultural”.
El programa Centenario Antonio Ruiz incluyó tres coreografías de Antonio Ruiz Soler que representan la cumbre de su talento dentro de tres estilos distintos, la escuela bolera, la estilización del flamenco y el folclore estilizado: Sonatas, Zapateado y Fantasía galaica. También recogió la etapa de Antonio y Rosario en Hollywood, con la interpretación del paso a dos Vito de gracia. Además de coreografías creadas por el propio Antonio, el Ballet Nacional de España ofreció la versión de Carlos Vilán de Asturias, de Albéniz, con el título de Leyenda, y el estreno de Estampas flamencas. Bajo esta denominación, Rubén Olmo y Miguel Ángel Corbacho presentaron su versión de los palos flamencos que Antonio solía incluir en sus espectáculos, Martinete, Zorongo, Taranto y Caracoles, siguiendo el estilo y la estética del flamenco de Antonio Ruiz Soler en los años 50 y 60.
“Me hubiera gustado agradecerle a Antonio el Bailarín su legado, todo lo que nos ha dejado”, declaró Rubén Olmo tras el estreno. “Es un genio único y universal. Ha dejado la danza española a una altura que no podemos agradecerle lo suficiente”.
Respecto a la calidad artística del programa estrenado, “este espectáculo es como si el Prado sacara un Velázquez escondido en sus almacenes desde hace cincuenta años», escribió Marta Carrasco en ABC Sevilla. Por su parte, Manuel Martín Martín, crítico de El Mundo Andalucía, publicó: «Rubén Olmo ha presentado un trabajo extraordinario, tanto que salimos del auditorio del Paseo de Colón con la sensación de haber asistido a una gran representación dancística, […] con unos solistas de nivel superior».