A través del lenguaje de la danza, el movimiento y la gestualidad, ‘Vigor Mortis’ ahonda en la recurrente pregunta, inherente al ser humano, de si existe el más allá y habla de ese otro lado construyendo un relato de pesadillas y ensoñaciones.
‘Vigor Mortis’ cuenta con tres personajes: la pareja formada por los bailarines Noales y Carlos Fernández, y la casa que habitan, una minimalista estructura integrada en el espectáculo con la escenografía diseñada por Luis Crespo.
Acompaña a Noales en la dirección artística el dramaturgo Rulo Pardo, director de la compañía seXpeare, que añade al montaje una buena dosis de teatralidad y gestualidad para complementar el lenguaje abstracto de la danza.
En los últimos Premios de las Artes Escénicas Valencianas Asun Noales se alzó con el de mejor bailarina; su compañero en el escenario, Carlos Fernández, el de mejor bailarín, y Luis Crespo, el de mejor escenografía.
Acercamientos al fenómeno artístico
La bailarina y coreógrafa María M. Cabeza de Vaca partió del viaje de su antepasado Álvar Núñez, famoso explorador del continente americano, para presentar el pasado miércoles, en el Espacio Inestable, un montaje en el que ha vertido algunas de sus obsesiones existenciales.
Con una sobria puesta en escena, ‘Cabeza de Vaca’ se construye alrededor de un micrófono, la palabra, la música y el movimiento. Para la creadora, el montaje es una manera de indagar en la realidad, de buscar una identidad en medio del caos que nos rodea.
Además, la creadora Ángela Verdugo nos invitó a formar parte del proceso de creación de un montaje. Se trató de ‘Vamos a estar a ratos’, que se pudo ver en la Sala Matilde Salvador, un laboratorio abierto del Institut Valencià de Cultura. Verdugo, acompañada de un puñado de colaboradores, invitó a los espectadores a pensar, hablar y vibrar.