Con más de un cuarto de siglo de existencia, este proyecto, de iniciativa privada, ha superado muchas crisis. Pero el grado de incertidumbre y de riesgo que se ha instalado entre 2018 y 2019 ha llegado a tal paroxismo que Trans-Forma, entidad organizadora de este festival, no puede enfrentarse a una nueva edición.
MES DE DANZA es un proyecto que trabaja en la divulgación de la danza contemporánea, un lenguaje artístico que por su fragilidad necesita del apoyo y del compromiso institucional. Los problemas surgen cuando estas instituciones no contemplan en las medidas de ayudas los plazos necesarios de organización, de ejecución y de pagos y, menos aún, las singularidades del proyecto. A esto se suman las diferentes interpretaciones que cada administración hace de la misma Ley General de Subvenciones dificultando, cuando no paralizando, una gestión eficiente del proyecto.
Esta situación es especialmente acuciante en lo concerniente al Instituto de la Cultura y las Artes del Ayuntamiento de Sevilla, principal subvencionador de este proyecto, y a la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía. La edición 2019 de MES DE DANZA se ha realizado teniendo pendiente recibir un 25% de la ayuda 2018 concedida por la Consejería y el 100% de la anunciada en 2019, de la cual, además, aún a día de hoy no se ha publicado resolución definitiva, con lo que se desconoce el importe final concedido. Asimismo, por problemas y trabas burocráticas, tampoco se ha percibido ningún adelanto por parte del ICAS, cuya cuantía se cobrará íntegramente una vez se haya finalizado el proceso de justificación a lo largo de 2020.
Desde un punto de vista de tesorería, esta situación supone una catástrofe en mayúscula, teniendo una asociación sin ánimo de lucro como es Trans-Forma que adelantar cuantías que superan los 100.000 € sin saber, además, cuándo llegarán estas subvenciones.
A partir de ahí, la ingeniería financiera se sostiene con créditos bancarios siempre avalados por bienes personales, con intereses que van corriendo, esto siempre y cuando tengamos un documento por parte de las administraciones que confirme esta subvención, lo que no siempre es así. La otra solución, siempre que eso sea posible, es poner en el evento tu capital personal y el de tus familiares sosteniendo un festival de servicio público con capital personal.
Como gestora cultural responsable de un proyecto de iniciativa privada que depende de las administraciones públicas, tengo muy asumido, al igual que todos mis compañeros y compañeras en la misma situación, que nuestro pan de cada día es adelantar dinero constantemente llegando las necesidades de pago siempre antes que los cobros. Lo asumo desde hace 26 años. Pero cuando las cantidades necesarias para afrontar el evento se incrementan de manera exponencial y la incertidumbre campa a sus anchas, el riesgo asumido afecta a la estructura de funcionamiento de la entidad organizadora (teniendo que prescindir de personal), a la salud física y mental de la que sustenta esta entidad y por último a la inventiva, creatividad y empuje del proyecto que se tiene entre manos.
A día de hoy, Trans-Forma necesita sanear su tesorería, es decir que lleguen las ayudas concedidas por parte de las administraciones; ya que otra edición supondría sumar más adelantos inasumibles.
Esta situación no es exclusiva de Trans-Forma, sino que afecta a todas las entidades que tienen entre manos un proyecto que necesita del apoyo público.
26 años de celebración, jalonados de reconocimientos y premios, en contraposición a la fragilidad en la que está inmerso MES DE DANZA hacen patentes ciertas contradicciones que ya no se sostienen:
El haber conseguido con tenacidad y mucho trabajo, un presupuesto que se puede considerar como un mínimo digno pero que se hace insostenible por los procedimientos.
La exigencia legítima de las compañías que perciben MES DE DANZA como un proyecto veterano y consolidado que no se puede atender.
La solidez y entrega del equipo del Festival frente a la incertidumbre de cada año.
El indudable apoyo político frente a los procedimientos cada vez más farragosos y desfasados en el tiempo.
La demanda del sector profesional frente a la capacidad real de respuesta por parte del festival.
La expectativa cada vez más alta de un público fiel y exigente a la que solo se puede responder con visión y planificación.
Los proyectos culturales que dirigimos y gestionamos necesitan con urgencia de una Administración que tenga en cuenta y atienda a sus particularidades y singularidades, que aplique la Ley General de Subvenciones en función de unos parámetros que permitan el desarrollo y crecimiento del proyecto. De lo contrario, se corre el riesgo de acabar con las estructuras que los sostienen, así como de empobrecer y uniformizar los proyectos entrando, paradójicamente, en contradicción con los objetivos de los departamentos de intervención, que no son sino velar por el buen uso de los fondos públicos.
No dudo del apoyo político de las instituciones que respaldan a MES DE DANZA, reiterado tanto en actos públicos como en entrevistas personales, y porque no dudo de ello, emplazo tanto al Ayuntamiento de Sevilla como a la Junta de Andalucía a pensar durante 2020 nuevas fórmulas de apoyo acordes a la realidad y la naturaleza del festival que le permitan reanudar en 2021 un segundo ciclo de vida. Quiero pensar que esto es posible y que a partir del año próximo, la organización de este festival se realice sobre una base sostenible de forma que se rentabilice el dinero público de manera más efectiva en beneficio de los profesionales dedicados a la danza y de la ciudadanía en general.
MES DE DANZA en 2020 estará en barbecho. Los esfuerzos ante la incertidumbre con la que se trabaja, los retrasos en los pagos, los criterios poco acordes a la naturaleza del proyecto tanto en las convocatorias de las ayudas como en las justificaciones, los retrasos en la resolución de los expedientes, como si de una tierra se tratase, han agotado este festival. Poner en barbecho una tierra tiene como objeto regenerarla y que recupere sus mejores condiciones. Este es sin duda el objetivo para este festival: que este tiempo sirva para que las entidades que tienen la responsabilidad de apoyar adopten las medidas adecuadas y que MES DE DANZA pueda enfrentarse a una segunda etapa con unas bases sostenibles acordes a las necesidades de la gestión de un festival internacional de danza contemporánea.
MES DE DANZA va a descansar, nosotros no. Estaremos en 2020 cuidando de este barbecho. Recala en las administraciones la responsabilidad para que solo hablemos de un hasta pronto y no un hasta siempre. Me pongo a disposición de estas administraciones para un diálogo fructífero y eficiente a favor ya no solo de MES DE DANZA sino de todos los proyectos artísticos de iniciativa privada que sufren esta precarización cada vez más acuciante de la cultura.
María González Vidal
Directora artística y de producción de MES DE DANZA
Directora de proyectos de Trans-Forma Producción Cultural