La gran coreógrafa y bailaora cordobesa prosigue su indagación en el universo de los instrumentos creados por el luthier almeriense, padre de la guitarra flamenca y española, en la segunda mitad del siglo XIX
Afrontando un nuevo reto, Pericet avanza en su proyecto, en el que contempla la guitarra, el “animal”, como ella dice, “desde su construcción, desde su origen hasta su belleza y equilibrio más preciado y depurado”, en una secuencia que arranca con la guitarra La Fea, sigue con La Leona y llega hasta la Invencible. El luthier De Torres construyó estas guitarras a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y vienen a ser para el flamenco lo que para la música clásica es un violín Stradivarius.
Creadora internacional, Olga Pericet comparte su arte con el público de los principales festivales y teatros del mundo. Bebe de la tradición y se lanza al abismo de lo inédito con espectáculos en los que late un flamenco de opuestos: oscuro y luminoso, femenino y masculino, inquietante y bello.
En 2018 recibe el Premio Nacional de Danza como intérprete por «su capacidad de aunar las distintas disciplinas de la danza española, actualizándolas en un lenguaje interpretativo con sello propio” y por “su versatilidad escénica y su valiosa capacidad de transmisión”.
Gran renovadora del flamenco, muchos otros galardones reconocen su dominio técnico, la armonía y el preciosismo de su trabajo. Entre los más recientes destacan el Premio Max a la Mejor Intérprete de Danza por Un cuerpo infinito (2020), de nuevo el Max a la Mejor Bailarina Principal por Pisadas (2015) y el galardón de El Ojo Crítico de RNE (2014) “por su versatilidad como intérprete, su creatividad y su valentía al asumir riesgos artísticos”.
A veces sus espectáculos son el resultado de un proceso de creación personal, otras une su talento al de diferentes artistas. El Ballet Nacional de España la requirere en 2017 como coreógrafa invitada para Electra, de Antonio Ruz. Como artista invitada ha colaborado junto a artistas de la talla de Belén Maya, Blanca Del Rey, Miguel Poveda, Rocío Molina, Teresa Nieto, Marco Flores, Manuel Liñán, Daniel Doña, Juan Carlos Lérida, Chevi Muraday, Ángel Rojas, Carlos Rodríguez y Miguel Ángel Berna.
Respecto a Daniel Abreu, se forma en Canarias y se licencia en Psicología, materia que ha estado muy presente en sus trabajos coreográficos a través de una cuidada simbología poética.
Su proyecto de compañía surge en 2004 y en 2018 es nombrado director artístico de Lava Compañía de Danza, residente en el Auditorio de Tenerife, para la que crea la galardonada obra Abisal. Paralelamente ha dirigido proyectos para otras agrupaciones y creadores como Fattoria Vittadini, Zagreb Dance Company, la Compañía Nómadas, 10 & 10 Danza, Proyecto Titoyaya y Teatre Tanca Zawirowania.
Entre sus reconocimientos destacan el Premio Nacional de Danza 2014 en la categoría de creación, Premio Max de 2018, a obra La Desnudez como Mejor Coreografía, Mejor Espectáculo de Danza y Mejor Intérprete Masculino de Danza. En el año 2015 fue nombrado Hijo Predilecto por el Ilustre Ayuntamiento de la Matanza de Acentejo (Tenerife).