La coreógrafa y bailarina tinerfeña llega el 17 de mayo al Centro Cultural Eduardo Úrculo con La carne y el 19 de mayo a los Teatros del Canal con Las Alegrías
Ambos trabajos forman parte de su trilogía sobre el renacer y la elevación de los cuerpos
En Las Alegrías sube a escena un solo de danza contemporánea con el que reivindica la alegría como potencia transformadora
La carne une movimiento, texto y música electrónica para construir un relato de ciencia ficción sobre el futuro de la especie humana
Las Alegrías, primer espectáculo del tríptico, recibió el Premio Réplica a la Mejor Interpretación y 4 nominaciones a los Premios Max 2020. Es una pieza que reivindica la alegría como potencia generadora, transformadora y revolucionaria. En escena, se ejecuta un diálogo bailado por dos cuerpos: el cuerpo vivo y latente de Paula Quintana y un cuerpo mágico y celeste que condensa la pulsión de la existencia. Un solo acompañado -o una instalación coreografiada- sobre la alegría como posicionamiento político.
En La carne –segunda pieza de la trilogía- aúna cuerpo, movimiento, texto, instalación y música electrónica para componer una fábula épica y contemporánea sobre el futuro de la especie humana. Un relato de ciencia ficción que nos acerca a Camille, mujer futura y anónima, que se rebela ante el lugar invisible que le tenía reservado la historia. En la obra participan jóvenes que formaron parte del taller ‘Calentar la carne’, que Paula Quintana ha llevado a cabo con adolescentes de distintos institutos de Tenerife.
Con ambos trabajos, Paula Quintana muestra sus señas de identidad: la combinación de disciplinas para comunicarse con el espectador y su firme compromiso con el tiempo en que vivimos.
Paula Quintana
Paula Quintana funda su compañía en 2014. A la bailarina y coreógrafa le interesa cómo el cuerpo habla del mundo y cómo el mundo habla del cuerpo. “Soy habitante de este tiempo”, explica, “y quiero establecer con el espectador un diálogo entre contemporáneos, apelando a la intuición y a la reflexión, abordando temas que nos interpelan, que nos afectan, que nos conmueven”. En la obra de Paula Quintana aflora la crisis de la comunidad humana actual, enfrentada a un cambio de paradigma. Emergen también tres voluntades: la primera, equiparar el conocimiento del cuerpo -de sus pulsiones, respiraciones y movimientos- con otros ámbitos del saber; la segunda, explorar las posibilidades del arte como motor de transformación social; la tercera, tender puentes con un amplio espectro de público, más allá de los círculos propios de la escena contemporánea.
Sus trabajos se han presentado en España, Italia, Francia, Corea del Sur, Reino Unido, Congo, Uruguay y Estados Unidos, entre otros. Su trayectoria ha sido reconocida con seis candidaturas a los premios Max de las Artes Escénicas (2016 y 2020), con el Premio a la Mejor Interpretación en los galardone Réplica de las Artes Escénicas (2019), con el Primer Premio en el III Certamen Europeo Mujer Creadora Contemporánea (2016), con el Premio Especial Mejor Artista Emergente Feria Umore Azoka (2015), entre otros galardones.
Es dueña de una prolífica carrera como coreógrafa, bailarina y performer. Ha sido artista residente en Graner Centre de Creació en 2022, en el Teatro de La Abadía en 2021, en Cité International des Arts de París Centre National de la Dansa en 2019 y en los Teatros del Canal de Madrid de 2015 a 2019. En 2021 es seleccionada por el programa Art For Change de la Fundación La Caixa. En 2023 se encarga de la coreografía y dirección artística de la actuación de Blanca Paloma en el festival Eurovisión. En 2024, será la coreógrafa de la gala de los Premios Max.
Actualmente se encuentra inmersa en el proceso creativo de su último espectáculo, Atlas de Anatomía Humana. Una pieza con latido flamenco (“mi abuela materna me cantaba nanas por bulerías”, recuerda), que realiza en diálogo con otras creadoras.
En su repertorio destaca la trilogía compuesta por Huerto (2023), un trabajo en el que conviven danza, ciencias y rito; La Carne (2020), una fábula de ciencia ficción sobre la resistencia de una mujer contra un destino que la relega al rincón oscuro de la Historia; y Las Alegrías (2019), una pieza sobre la alegría como potencia transformadora y revolucionaria. Siempre en algún lugar (2017) es un poema escénico en el que el cuerpo convive con la tecnología. En Latente (2015) combina texto, teatro físico y flamenco para confrontar al público con las rutinas que nos hacen olvidar las esencias. Amarga dulce (2015) resucita a una Dulcinea atemporal que sobrevive al presente tratando de olvidar su glorioso pasado y Pieles (2014) reivindica una reconciliación con las emociones. Realiza también piezas site-specific y talleres para instituciones y festivales dentro y fuera de España.