La fuerte sensibilidad del director del festival, Ignacio García, ha hecho programar dentro de la presente edición un espectáculo completamente de danza. Y es más, de danza flamenca. Todos podríamos pensar qué relación puede tener. Ya en una ocasión García afirmó que la Fundación del Festival está entregada a la conservación y promoción del Siglo de Oro, sin entrar a valorar el vehículo de transmisión, siempre y cuando el espectáculo gozase de una calidad excelente.
Nacida sombra no sólo goza de esa calidad excelente sino que, además, es capaz de conmover y tocar la fibra sensible de todos los que anoche se dejaron llevar por la magia del flamenco.
Si apuntamos que la idea original y dramaturgia es de Álvaro Tato, el éxito está garantizado. No porque tenga la barita mágica, sino porque nadie como él conoce el medio en el que se mueve, además de conocer perfectamente los personajes que en escena aparecen.
Rafaela Carrasco a la cabeza, junto con Carmen Angulo, Florencia O’Ryan y Paula Comitre dan vida a la agonía mística de Teresa de Jesús en la celda de su convento; las intrigas palaciegas de la novelista María de Zayas en los salones de La Corte; las luces y sombras de la célebre actriz María Calderón sobre las tablas de un corral de comedias y los ensueños y polémicas de sor Juana Inés de la Cruz en su jardín exuberante. Cuatro fases de la luna, cuatro espacios cuatro mujeres: cuatro mundos para bailar, pensar, sentir y vivir. Y sobre todo, poner de manifiesto la opresión a la mujer en los siglos XVI y XVII. La poca libertad con la que contaban. Afortunadamente hoy en día se les puede poner voz a aquellas que tuvieron veto.
El cuadro artístico estuvo completado por Miguel Ortega y Antonio Campos, al cante, y por Jesús Torres y Juan Antonio Sánchez «Cano» a la guitarra. La guinda al pastel la pone la voz en off de Blanca Portillo. Un derroche de arte, finura y elegancia que no dejó indiferente pero sí boquiabierto al público del festival encajero.
Destacar, en cuanto a lo visual, la escenografía compuesta por un ciclorama en el fondo, donde se apreciaba una composición geométrica simulando libros o cartas, y dos paneles en los laterales donde se proyectaba continuamente la sombra de las bailaoras. Una pequeña maleta completa la escena que firma Carolina González. El vestuario, acertado y elegante, lleva la firma de Belén de la Quintana. El diseño de iluminación ha correspondido a Gloria Montesinos.
El programa estuvo compuesto por Amadas sombras (Seguiriya), Teresa en la celda (Taranto), En el camino (Bulería), Corral de Comedias (Percusión-Fandango), Ensoñación de Teresa (Cantiñas), En Palacio (Vals), El Rezo (Voces) y Nacida Sombra (Soleá).
Demostrado quedó que el Siglo de Oro y el Barroco son tanto de la palabra, como de la danza, la música, la pintura, la escultura…