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Teatros del Canal muestra los paisajes emocionales de Eva Yerbabuena en «Re-fracción (desde mis ojos)»

Imagen promocional del espectáculo, con Eva Yerbabuena y Juan Kruz

Imagen promocional del espectáculo, con Eva Yerbabuena y Juan Kruz

La coreógrafa y bailaora se alía al también bailarín Juan Kruz en una creación que explora la necesidad de ruptura y regeneración personal y artística

Estrenado en la pasada Bienal de Sevilla de Flamenco, el próximo 27 de enero se estrena en la Comunidad de Madrid. Teatros del Canal exhibirá este espectáculo en la Sala Roja hasta el 29 de enero.

Si Eva Yerbabuena procede del flamenco, Kruz proviene de la música clásica y la danza contemporánea. La coreógrafa granadina había conocido la creación del artista vasco durante una de las bienales sevillanas y sintió la necesidad de trabajar con él, pero solo el pasado año pudieron coincidir en una obra como esta. En ellas ambos se descubrieron en un momento vital similar: abiertos a preguntas personales e íntimas, que atañían a su esencia, desde las que mirar hacia delante y en la que vierten cuestiones relacionadas con la identidad (la propia, la proyectada, la adjudicada), la confianza y el abuso, la temporalidad, de los deseos, y la necesidad de ruptura y regeneración.

Esta, señala Eva Yerbabuena “es una apuesta sincera y desnuda, sin artificio ni pose, sin tener que cumplir ninguna expectativa ajena o propia, en la que hablo conmigo misma y me cuestiono”.

Utilizando un dispositivo escénico reducido, los músicos se ponen al servicio del baile focalizando el discurso artístico en ella. De forma simultánea, Juan Kruz y el artista de vídeo Greg Blakey proyectan un vídeo cuyas imágenes son un montaje de escenas grabadas previamente que pertenecen al pasado de Eva y de imágenes tomadas en vivo por Juan Kruz, que manipula la cámara.

 

Trayectorias

Nacida en Frankfurt y criada en la localidad granadina de Ogíjares, de Eva Yerbabuena han dicho que “es una bailaora visionaria y magistral” (The Guardian), que está “tocada por la grandeza” (The Times) o que encarna “el tipo de artista que aparece una vez en una generación” (The Independent). Comienza a bailar porque su tía Encarnita observa que “esta niña tiene arte” ella, con un esfuerzo familiar inmenso, comienza a dar clases de flamenco.

El trabajo de Eva Yerbabuena bebe de las enseñanzas de maestros como Enrique “El Canastero”, Angustillas “La Mona”, Mariquilla, Mario Maya y Juan García, que le enseñó coreografía y movimiento en Cuba. En 2001 fue invitada por Pina Bausch a bailar en Wuppertal (Alemania) junto a Mikhail Baryshnikov, Marie-Claude Pietragalla y Ana Laguna. Desde entonces, Eva actuó anualmente en Wuppertal hasta el fallecimiento de la coreógrafa alemana.

Con tan sólo 28 años, en 1998 forma su propia compañía. Desde entonces ha coreografiado una docena espectáculos y recibido el reconocimiento del público a nivel nacional e internacional, así como galardones de toda índole.

Tras finalizar sus estudios de música en el Conservatorio Superior de Música de San Sebastián, Juan Kruz Díaz de Garaio (Legazpi, Guipuzcúa) se gradúa, como contratenor, en la Akademie voor Oude Muziek de Ámsterdam, ciudad en la que comienza su prometedora carrera como cantante. El encuentro con Marcelo Evelin en Ámsterdam, quien le invita a tomar parte en su producción de danza Muzot, y la estrecha colaboración artística que desarrollarán ambos a partir de ese momento, le deciden a seguir explorando el potencial del cuerpo como instrumento y medio de expresión.

Tras trabajar, entre otros, con P.C. Scholten, Emio Greco, Arthur Rosenfeld y Lloyd Newson (DV8 Physical Theatre, Enter Achilles), Sasha Waltz le invita, en 1996, a formar parte de su compañía, de la que él, además de bailarín e intérprete, ha sido responsable de la dirección musical y de la composición de diversas obras. Como asistente coreográfico de Sasha Waltz ha participado en montajes como Roméo et Juliette (Héctor Berlioz), en la ópera de Pascal Dusapin Passion (2010) y en La Consagración de la primavera de Stravinsky.

Su propio trabajo, como coreógrafo y director, muestra su interés en unir sus antecedentes musicales y de danza, explorando la relación entre ambas disciplinas y cuestionando el papel y la integración de la música en el evento teatral/escénico. Apasionado defensor y creyente en las genuinas colaboraciones artísticas, desarrolla sus proyectos en torno a éstas, Luc Dunberry, Sidi Larbi Cherkaoui Damien Jalet, Joanna Dudley o Estévez Paños Compañía entre otros.

En julio de 2021 estrena su proyecto „III“ con Martí Corbera y la violinista Midori Seiler, sobre las sonatas para violín solo de Bach y participa como co-director, director del espacio escénico y colaboración en la dirección musical de Carnación, el espectáculo de Rocío Molina que se estrenó el pasado años en la el Festival Internacional de Danza Contemporánea de Venecia.

 

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