En Mellizo doble, los dos prometen conducirnos hacia el flamenco por caminos que ni siquiera habíamos imaginado. Un espectáculo de flamenco contemporáneo en el que los puristas tienen que acudir con la mente muy abierta
Una reinvención en toda regla que hace añicos el imaginario flamenco, recoge los trozos y lo recompone desde una sensibilidad única, pero emanada de dos artistas, este es el principio del que parte esta propuesta, que los arroja al escenario como mellizos salidos de un mismo vientre
Desde el año 1982, cada 29 de abril, se celebra el Día Internacional de la Danza. Una sugerencia del maestro ruso Piepor Gusev que tomó el Comité Internacional de Danza del Instituto Internacional de Teatro de la UNESCO, en conmemoración del nacimiento del bailarín y coreógrafo Jean-Georges Noverre
Mellizo doble
En Mellizo Doble los dos huracanados artistas se embarcan en un viaje con billete de regreso hacia los orígenes del baile y el cante flamenco, pero nunca como un fin en sí mismo sino como un impulso, usándolos como el único resorte posible que les traerá de nuevo, pero por otra ruta, hacia su hábitat natural ubicado en la ruptura y la reinvención. Una manera nueva de entender el flamenco, de bailarlo y cantarlo, que ellos mismos llaman «tradicional» porque sienten que se gesta en la traición a la tradición.
Hacer añicos el imaginario flamenco, recoger los trozos y recomponerlo desde una sensibilidad única pero emanada de dos artistas, es el principio del que parte esta propuesta, que los arroja al escenario como mellizos salidos de un mismo vientre. El Niño desde la voz. Galván desde su cuerpo. Cante trasgresor y baile sin ataduras. De esa fusión explosiva sale Mellizo Doble, donde la locura ahora es compartida.
Sus éxitos han corrido en paralelo. Galván es considerado El Niño de Elche de la danza. El Niño es el Galván del cante. Los dos siempre han estado conectados, vinculados e identificados con las vanguardias, donde pisan firme y nadan a sus anchas. El bailaor invitó al cantaor a su espectáculo La fiesta. El cantaor se llevó al bailaor en la promoción de su disco Antología del cante flamenco heterodoxo. Juntos ya habían ideado Las coplas mecánicas, una performance de infarto alojada en un festival tan, en apariencia, ajeno a su mundo como el Sónar. Así que ya venía siendo hora de verlos en una colaboración conjunta de envergadura como Mellizo Doble, espectáculo que encandiló a los japoneses en su estreno en Tokio en 2019. Ahora nos toca a nosotros.
Israel Galván
Hijo de los bailaores José Galván y Eugenia de los Reyes, este innovador creador entró en el flamenco siendo un niño de la mano de sus padres. Hasta la formación de su propia compañía, presentada en la X Bienal de Sevilla en 1998, Israel Galván de los Reyes pisó escenarios de la mano de consagrados creadores: Mario Maya, Manuel Soler, Manuela Carrasco y el compositor Vicente Amigo contaron con su colaboración en diversos y variados proyectos.
¡Mira! / Los zapatos rojos (1998) fue el primer montaje que Israel Galván firma como coreógrafo al frente de su compañía, y fue también una declaración de intenciones en la que muchos vieron una nueva forma de hacer flamenco. Una premisa que se ha venido repitiendo en posteriores espectáculos, en los que el coreógrafo y bailaor ha dejado constancia de su particular y renovada visión de este arte, como Arena (2005), La edad de oro (2005), El final de este estado de cosas (2008), Lo Real/Le Réel/The Real (2012), Fla.co.men (2014), Torobaka (2014).
Entre los premios que avalan la sólida trayectoria de este intérprete y creador andaluz constan: Premio Vicente Escudero en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba (1995); el otorgado por Festival Internacional del Cante de las Minas de la Unión (1996); el Premio Nacional de Danza en la modalidad de creación (2005); Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2012; Premio Max al Mejor intérprete masculino de danza y a la Mejor coreografía con -La curva- en 2012; Premio Max como Mejor Intérprete Masculino de Danza por Fla.co.men en 2015; en 2016 recibe la Medalla de Andalucía, la insignia de Oficial de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, y el Premio Nacional de Danza del Reino Unido al Mejor Bailarín.
Niño de Elche
El Niño de Elche nació en Elche en 1985, en el seno de una familia procedente de Granada. Comenzó su trayectoria como cantaor de flamenco a una edad muy temprana, participando en diferentes concursos, aunque pronto comenzó a interesarse por otros ámbitos artísticos, como el rap o la performance, y por el activismo social.
Ha sido ampliamente considerado por la crítica como uno de los mayores renovadores actuales del flamenco, aunque se ha manifestado igualmente que su trabajo es difícilmente clasificable dentro de un solo género. Además de mezclar géneros musicales como jazz o música electrónica, su trabajo también se vincula a otras disciplinas artísticas, como la performance, y destaca por colaboraciones con el audiovisual, la poesía o la danza, habiendo creado trabajos conjuntos con creadores como Isaki Lacuesta, Israel Galván, Los Planetas, Miguel Álvarez-Fernández y Refree, entre otros.
En 2019 se unió a Los Planetas en el proyecto colaborativo Fuerza nueva, que dio lugar al álbum homónimo. Ese mismo año participó en el álbum Ni tan joven, ni tan viejo, disco tributo a Joaquín Sabina en el que participaron 38 artistas versionando canciones del cantautor español, entre ellos Fito Cabrales, Alejandro Sanz, Joan Manuel Serrat o Amaral. En él interpretó una versión de Cerrado por Derribo junto a Guitarricadelafuente.
Recientemente, en noviembre de 2020 ha colaborado también con C. Tangana y La Húngara en un tema titulado Tú me dejaste de querer. Anteriormente, ya había colaborado con C. Tangana en 2018 en la canción Un veneno.