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Ana Zamora: «El público tiene que entender lo que somos, lo que hacemos, y las dificultades que tenemos»

Después entendí que verdaderamente sí había un espacio para poder trabajar desde una concepción teatral, que es la que yo tengo… Llevo más de veinticinco años sin televisión, para que te hagas una idea de mi contacto con el mundo de la tele. Pero si había posibilidad de enfocarlo desde una perspectiva escénica para mí era un reto. Un reto que me obligaba y me permitía trabajar desde otros parámetros, y me obliga a experimentar con cosas que a mí no se me hubieran ocurrido en la vida y que no estaban dentro de mi ámbito de expectativas.

 

¿Qué vamos a poder ver?

Es una gala que la primera sensación que te puede dar es que “es poco convencional”. Se hace en un teatrazo como es el Calderón de Valladolid, lo cual creo que beneficia a la propuesta, porque al partir de una idea escénica y tener un teatro a la italiana de manual, no es esa cosa del ámbito del auditorio, que quieras o no te distancia y te lleva a otro tipo de espectáculo. Lo que he planteado, primero, es intentar contar algo. Nosotros hacemos teatro, y el teatro más allá del entretenimiento tiene que tener un mensaje, una enjundia, y más en este caso, cuando el propio comité organizador de la gala me estaba dando cerrado el lema del que parte la gala, que es “la fiesta de la libertad”. Yo me debo a ese mensaje. Todos los elementos de escenificación que articulan esta gala hablan de eso, desde diferentes perspectivas, desde diferentes puntos de vista, pero todo tiene que ver con esa idea de coherencia con lo que estamos contando. Con lo cual no es una sucesión de escenas ni de números musicales, sino una articulación dramatúrgica de escenas, números musicales, premios, intervenciones, que nos habla de esa idea de la fiesta de la libertad como idea de la gran fiesta de las artes escénicas.

 

¿Quiénes van a participar?

No me dejan contarlo. Lo que sí se puede difundir es el premio de honor que está anunciado desde hace tiempo, que es Concha Velasco. Es la primera vez que se hace en Castilla y León esta gala, pues sabemos que es itinerante, compartiendo la necesidad de que así sea porque hace mucha falta en las artes escénicas la idea de la descentralización, que está muy bien. Madrid y Barcelona son los grandes focos y centros por los que pasan las compañías, pero esa idea de que se puede crear desde otros sitios, que se debe crear desde otras perspectivas vitales, también, más allá de los dos grandes núcleos, es importante. En ese sentido, estoy trabajando mucho con la idea castellana. También el propio comité organizador ha pensado que era el momento idóneo, y esa cuenta pendiente, que era darle el premio de honor a Concha Velasco, que además es de Valladolid y presume de serlo. Concha es el gran premio anunciado y estará allí para recogerlo el día 20. En torno a colaboradores, tendré una persona que va a ir de mi mano y será quien lleve toda la gala. Es Fernando Cayo. Él será el maestro de ceremonias. Creo que es la persona perfecta. Fernando es una persona con un prestigio enorme pero al mismo tiempo con un reconocimiento por parte del gran público en televisión. Cuando la gente encienda la televisión se va a encontrar con una cara conocida para que les lleve de la mano a un ámbito teatral en el que, seguramente, no se sientan tan cercanos. Representa casi todas las partes actorales del sector, desde el cine, la tele, el teatro público, independiente, comercial. Ha pasado por todos los ámbitos y exitosamente. Por lo tanto, creo que es un buen representante del medio. Espero que nos entendamos bien y sepamos transmitir esta idea.

 

Me hablas de teatro, cine, televisión, ¿danza?

Danza también, claro. Una cosa interesante de estos premios es que no dejan a nadie fuera. Bueno, o a casi nadie… habría que repasar porque seguro que algo nos estamos dejando. Y sobre todo cuando no dejan de salir otras cosas como son la video-creación, que hoy en día es un elemento fundamental del teatro. Los Premios Max están en constante revisión. Cuando he estado viendo todas las galas en los últimos meses pues de repente vas viendo cómo algunos premios ya no existen, aquí eran menos, aquí eran más. Yo creo que ahora mismo, en los veintidós premios que se dan, está un poco representado todo, desde la danza, la autoría teatral, la composición, la parte más técnica, la plástica teatral. Creo que está todo representado y de alguna manera todo esto va a estar en la gala arropando estos premios desde diferentes perspectivas.

 

RP Max 2019 1 

 

¿Alguna reivindicación por parte del sector?

Siempre lo hay, pero tenemos que tener cuidado por cómo se orienta eso para que esto no se nos convierta en un panfleto, que ganas dan a veces y hay que aprovechar la oportunidad, pero sí es cierto que la mayor reivindicación sería que el público, el gran público de la 2 de Televisión Española entienda lo que somos, lo que hacemos, y las dificultades que tenemos.

Habrá un discurso institucional, de la mano de la presidenta de la Fundación SGAE, con un balance que incluirá algo, imagino. Pero lo que es incontrolable son las intervenciones de los propios premiados. Además es un punto que me da pánico, pues hace que las galas se extiendan a muerte, y en este caso estamos en un rigurosísimo directo. Hace muchos años que no se hacía en directo, sino en un falso directo. Pero entiendo que este minuto de gloria todo el mundo lo quiere aprovechar para soltar por su boca lo que estamos viviendo.

La gran reivindicación está en el propio contenido de la gala y en una perspectiva de la libertad como yo la he entendido, como un derecho inanegable, por supuesto, pero también como una obligación de los artistas de jugar en esta sociedad el papel que nos toca, nuestra propia responsabilidad.

 

¿Qué duración aproximada puede tener la gala?

Tiene que tener (tajante) dos horas exactas. Aunque no sé cómo lo vamos a hacer.

 

Y Ana Zamora, ¿qué espera de la gala?

A mí me van a atizar como han atizado a todos. No seré la primera que se salve. Pero a mí eso no me importa nada, sinceramente. Que me aticen me trae sin cuidado. Lo importante es defender una propuesta construida absolutamente desde la coherencia ideológica, artística y plástica. El poder hacer, de verdad, un espectáculo. Una gala debe ser un espectáculo que nos represente y que pueda comunicar a la gente que no pertenece al oficio, desde una perspectiva amable y festiva, lo que somos y la importancia que tenemos en nuestra sociedad. Y que es imprescindible. Sin cultura, sin teatro, sin artes escénicas no podemos tener una sociedad sana. Hacer llegar ese mensaje es lo que yo espero.

Va a ser muy distinta. Una gala que no estará llena de chistes. Es una propuesta arriesgada, pero una celebración de la cultura que es lo que somos.

 

 

Como fundadora de Nao d’amores, ¿cómo es el día a día de una compañía privada y cómo sobreviven?

Pues sobrevive con mucho trabajo y sobre todo con el compromiso de un equipo de gente que confía y cree en este proyecto. Eso está por encima de todo. Y así, poquito a poquito llevamos dieciocho años trabajando. Se puede sobrevivir si uno cree absolutamente en lo que hace. Nuestra ambición es poder seguir trabajando en lo que queremos, como queremos, con la gente que queremos, y en esos núcleos de investigación que se echan de menos en este país. Nosotros estamos orgullosos de haber construido uno tan estable y tan en continuidad.

Sobrevive, también, con el apoyo de mucha gente externa. Instituciones que valoran el trabajo y el prestigio que nosotros tenemos, y nos permiten hacer coproducciones con ellos y de repente poder abordar espectáculos más grandes que los que podríamos hacer solos (estoy pensando en el Teatro de la Abadía, en la Compañía Nacional de Teatro Clásico). Colaboraciones dentro y fuera de España que no solamente son un apoyo económico, sino un intercambio de influencias artísticas.

 

Si pusiéramos en una balanza el esfuerzo invertido y los resultados, ¿hacia dónde se inclinaría la balanza?

No tengo nada que poner en la balanza negativa. En mi caso, y en el caso de los que vivimos con esta intensidad el teatro, vida y teatro es lo mismo. Es un solo plato de la balanza. No he sacrificado otra cosa. Es que no sé si existe otra cosa. Este ámbito de la convivencia artística permite integrar todo, y tener todo dentro. Permite que tus compañeros y tu elenco sea tu propia familia. Que tu vida se realice en eso. Que tu trabajo sea un trabajo bestial que te deja muerto, pero al mismo tiempo no es trabajo. Es una forma de vida en sí misma.

 

¿Has contado con alguien del equipo de Nao d’amores para la gala de los Premios Max?

Si, si. Lo que hemos hecho es contar con gente de Nao d’amores. La misma Débora Macías, que está como finalista en uno de los Max al mejor vestuario por Comedia Aquilana, uno de los montajes que hicimos en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Tengo gente de la Nao muy cercana, y otra gente muy cercana que han sido compañeros en otro tipo de trabajos, pero con los que no había trabajado. Por ejemplo Elisa Sanz, en la escenografía. Es una de las personas con más premios Max de la historia. Y “ademax” (risas) ella es de Burgos. También era bonito poder contar con profesionales que tengan una conexión con Castilla y León, con el espacio que ha apostado este año por la celebración de los Premios Max. Hay una mezcla con gente de Nao d’amores con gente de fuera. Como es una gala más abierta y no tan específica pues se trabaja con especialistas de recursos con los que habitualmente yo no he trabajado.

 

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