Se dice de Tito Andrónico que es la obra más violenta, la más brutal de Shakespeare. Lo es sin duda desde el punto de vista numérico: hay multitud de asesinatos, hay mutilaciones y también hay una violación. Pero lo que hace fascinante este texto no son los actos violentos, sino los mecanismos que llevan a esa violencia y la medida en la que se ejerce. Cómo sus personajes, independientemente de sus motivaciones (o justificaciones), utilizan la violencia en el mayor grado que su ingenio y su circunstancia les permiten. ¿Por qué no se detienen? ¿Por qué no buscan un mecanismo de justicia? Tal vez sea porque su dolor personal les hace perder la perspectiva, o tal vez haya un instinto más oscuro. Tal vez infligen todo ese dolor porque pueden.