Antonio Luengo / Fotografía: A.L.
Beatriz Patiño Lara es la actual directora del Museo Nacional del Teatro, en sustitución de Andrés Peláez, anterior director jubilado recientemente. Tomó posesión del cargo en noviembre del año 2015 y quiere hacer del museo perteneciente al INAEM (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música), a su vez organismo dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, un centro referente en lo que a la historia de las artes escénicas se refiere. Pretende sacar el museo a la calle, y su principal objetivo a corto plazo es la difusión del museo, conseguir que se conozca no sólo dentro de Almagro, sino que sea conocido, también, en Castilla La Mancha, así como a nivel nacional e internacional.
PREGUNTA.- ¿En qué estado encontró el museo cuando asumió la dirección?
RESPUESTA.- Como yo entré en el museo en el año 2008 como responsable de la biblioteca del centro, ya tenía bastantes conocimientos del funcionamiento interno, por lo que todo el proceso mucho más rápido. Empezamos a hacer cosas desde el inicio. No hubo un período de adaptación y de conocimiento. Ya sabía de lo que adolecía el museo, de las cosas buenas, y además conocía a todos los empleados. En base a esto comenzamos a trabajar. Lo primero que busqué fue trabajar en equipo. El objetivo que buscaba era orientar el museo hacia un museo más participativo, sacar el museo a la calle. Hasta ese momento el museo había sido un ente aislado. El primer paso que tuve que dar fue dar a conocer el museo, que fuera un referente cultural primero para Almagro, pero con miras a una proyección nacional, e incluso me atrevería a decir, que internacional, pero claro, pasito a pasito. El hándicap que siempre ha perseguido al museo es que no está en una gran ciudad como Madrid, Barcelona, Valencia, etc., pero estamos en Almagro, y no olvidemos que Almagro es la tercera ciudad más visitada en Castilla La Mancha. No todas las ciudades tienen un museo y un parador nacional.
Para conseguir un museo participativo hubo que hacer también una reestructuración interna. Se crearon departamentos y se acotaron las funciones de cada uno de ellos, trabajando todos de manera sincronizada consiguiendo que todos remáramos en el mismo sentido. Este punto fue el que más miedo me dio asumir, pero ellos mismos lo pusieron todo muy fácil. Conseguí que todos se sintieran parte imprescindible del museo e hice que sintieran el centro como suyo. A partir de ahí se hacen reuniones semanales o según las necesidades que imperen en ese momento. Aunque el trabajo se ha triplicado, es muy divertido.
P.- Al pertenecer al INAEM, ¿está en desventaja en relación con otros museos nacionales?
R.- En un principio sí que pensé que el museo debía pertenecer a la red de museos estatales, por temas presupuestarios, pero la temática y el hecho de que esté en Almagro le hacen ser peculiar. Todo gira en torno a su temática, las artes escénicas. De hecho, la forma de abastecerse el museo es gracias a los centros de producción del INAEM, que ceden el material y, en la mayoría de los casos, lo donan. Eso no sería tan fácil si perteneciéramos a la Subdirección de Bellas Artes. Como vi ese problema estando en la biblioteca del museo, al mes de tomar posesión del cargo me reuní con el subdirector de museos estatales diciendo: “es conveniente trabajar de manera sincronizada para beneficiarnos del asesoramiento técnico que nos pueden proporcionar así como poder participar en proyectos junto a otros museos estatales que permitan al museo optimizar todo su esfuerzo”. Hay una relación muy estrecha, cuentan mucho con nosotros, y cuando tenemos algún problema están ahí. Es cierto que la formación del INAEM está encaminada a las artes escénicas, pero mediante convenios de colaboración tenemos personal en formación en materia museográfica, biblioteca, etc.
P.- ¿En qué crees que necesita el museo un mayor empuje? ¿Cuáles son sus carencias?
R.- La carencia principal que tiene el museo es que era un ente desconocido. Tengo que decir que estamos haciendo una gran labor de difusión y ya no es tan desconocido, pero aún nos queda mucho por recorrer. Esto se puede constatar por el número de veces que aparecemos en prensa, colaboraciones con otras instituciones, por el número de actividades que vamos desarrollando. Lo que quiero es que el museo salga a la calle y se convierta en un referente dentro de Castilla La Mancha, a nivel nacional e internacional, pero ahora el objetivo es Castilla La Mancha, y creo que lo estamos consiguiendo.
P.- ¿Hay una dotación presupuestaria suficiente?
R.- Nunca es suficiente. El museo tiene carencias económicas. Pero qué institución cultural hoy en día no tiene carencias de esta índole. Pero ahora mismo la situación es la que es. Hay que seguir trabajando diariamente para conseguir una mayor dotación económica que permita al museo poder desarrollar un mayor número de actividades, así como poder hacer frente a las distintas necesidades. Aparte de conseguir más, el INAEM ha hecho varias inversiones importantes en este año. Es el caso de las “audio-guías” que antes no existían en el museo. Se ha hecho una restauración de los alfarjes del claustro. Todo lo que de manera muy justificada se le está pidiendo al INAEM nos lo están dando. Me siento muy respaldada por el instituto.
P.- El hecho de que el museo se encuentre en Almagro, ¿es un inconveniente?
R.- En absoluto. Siento que no. El museo está siempre muy presente para el INAEM y para su directora general. Yo viajo casi todas las semanas. Tienes que ser visible para que ellos vean que tienes necesidades. Y esas necesidades no se solucionan por teléfono.
P.- ¿Porqué crees que es importante un Museo Nacional del Teatro?
R.- Porque es el único centro donde se conserva la historia del teatro mediante sus fondos con el fin de divulgar la historia de las artes escénicas en España. Y dónde van a estar esas “joyas” mejor conservadas que en un museo. Es el único que hay de esta temática en España que guarda y atesora todas estas piezas.
P.- ¿Tenía un público consolidado?
R.- No. Estamos trabajando por consolidarlo. Una de nuestras finalidades es conseguirlo transformando el papel del museo para ponerlo al servicio de los intereses, ideas y sentimientos de los ciudadanos, haciéndoles partícipes de manera activa.
P.- ¿Qué tipo de público visita el museo?
Para saber dónde queríamos ir era muy importante conocer, en aquel momento, el punto en el que se encontraba el museo. Lo analizamos. Mensualmente pido las encuestas y vemos la evolución que está sufriendo. Ahora hacemos mucho hincapié en las encuestas para ver cómo el visitante ve el museo y así, también, adaptarlo a sus necesidades. Es la única manera de consolidar visitantes y que vuelvan otra vez. Las fechas de más afluencia coinciden con los meses de mayo, que es cuando los colegios salen de excursión, y el mes de julio, aprovechando el tirón y empuje del Festival Internacional de Teatro Clásico. Y para de contar. Tuvimos que trabajar para que el museo trabajara el resto de meses.
P.- ¿Quienes visitan el Corral de Comedias, van al museo?
R.- No. No, no. Y eso demuestra que hay un problema de difusión. Hay turismo. El Corral tiene más de 90.000 visitas al año. Pero el Corral no es Almagro. Almagro tiene mucho más que ofrecer a los visitantes. Hay verdaderas joyas en Almagro que no son conocidas porque no han tenido la difusión correspondiente. En este sentido el Ayuntamiento ha creado el Bono Turístico, al que nosotros también nos hemos sumado.
P.- ¿Qué datos obtuvo la exposición “Escenificando a Cervantes” dentro del Festival de Teatro?
R.- La verdad es que fue impensable que unas 10.000 personas visitaran la exposición. Ha sido un récord histórico.
P.- ¿Hay colaboración entre el Festival y el museo, y viceversa?
R.- Si. Ambas instituciones, es decir, el INAEM y el museo colaboran estrechamente con el Festival, asimismo colaboramos también con el Ayuntamiento y con otras instituciones como la Universidad de Castilla La mancha, donde ahora vamos a iniciar un proyecto en común.
P.- Como directora del museo, ¿qué pieza destacaría de los fondos?
Hay mucho, y en un museo tan heterogéneo como este es difícil decantarse por algo en concreto. Pero sí destacaría la litografía de Picasso que se hizo para los Ballets Rusos y que se encuentra en la exposición permanente, el cartel que hace Dalí en el año 64 para el Don Juan Tenorio, y que también se encuentra en la exposición permanente. Destacar que está dedicado al Museo Nacional del Teatro. En él Dalí simboliza el significado que tiene para él Don Juan Tenorio. El telón de Guerrero para el estreno de Yerma, que está en la exposición y pasa totalmente desapercibido para los visitantes.
P.- ¿Cuáles son los objetivos del museo?
R.- Nos hemos marcado objetivos a corto plazo. Todos están orientados hacia la difusión. Dar a conocer el museo en Castilla La Mancha durante este año. Las estrategias son de difusión y comunicación. Para ello estamos trabajando con la Universidad de Castilla La Mancha y con diversas asociaciones culturales relacionadas con las artes escénicas y patrimonio.
P.- ¿Está el museo dentro de las redes sociales?
R.- Si. El museo está dentro de facebook, twitter, instagram. El museo se ha tenido que adaptar al cambio tan acelerado de las nuevas tecnologías. Las redes sociales brindan al museo una vía excelente para mantener un diálogo permanente con el usuario. Las redes sociales permite al museo abrirse a la participación. Además, para el ejercicio 2017, hemos solicitado dos pantallas táctiles para la exposición permanente. Además hemos comenzado a cambiar el discurso expositivo. Hemos hecho una remodelación en la sala de las artes escénicas de la tercera planta y el próximo año le tocará el turno a la sala de vanguardias.
P.- Hace unos días se ha conocido por distintos medios una estadística aplastante elaborada por Aisge (Artistas e intérpretes sociedad de gestión) en la que informan de que sólo el 8,17 % de los actores y bailarines de nuestro país puede vivir de su profesión. Como entidad vinculada a las artes escénicas, ¿qué opinión te merece?
R.- Es muy triste. Al haber recortes este sector ha sufrido un gran retroceso respecto a años anteriores. Estamos ante una situación precaria en la profesión del artista. Queda mucho por hacer.