Masescena

Carlos Hipólito: «Todo lo que me ha pasado en la vida, para bien o para mal, está ligado a un título teatral»

Desde que en 1976 subió profesionalmente a un escenario teatral, a lo largo de toda su carrera numerosos premios han proclamado la maestría de su trabajo de intérprete en los más diversos géneros dramáticos. Cabe destacar tres obras en su carrera: Arte, de Yasmina Reza, El método Grönholm, de Jordi Galcerán y Todos eran mis hijos, de Arthur Miller.

42505943264 bb95e5aa87 o

Actor de talento versátil, también ha intervenido con frecuencia en las más variadas series de televisión y cine, inolvidable su presencia en Mi hermano del alma, de Mariano Barroso y Ninette, de José Luis Garci, con quién ha trabajado en la mayoría de sus películas, como You’re the One (una historia de entonces), Historia de un beso -siendo nominado al Premio Goya-, Tiovivo c. 1950, Sangre de mayo y Holmes & Watson. Madrid Days.

Casado con la también actriz Mapi Sagaseta, con la que tiene una hija llamada Elisa.

Interpreta, desde 2001, la voz de adulto de Carlos Alcántara Fernández en la serie de televisión emitida por TVE1, Cuéntame cómo pasó.

La mejor hora del día de Carlos Hipólito es cuando anochece, reconoce que debe tener algo de vampiro. De pequeño tuvo una época en la que quería ser médico, luego arquitecto, y definitivamente actor. Se acuerda mucho de un coche que tuvo teledirigido con cable. Lo tenía que conducir cerca porque no se podía ir muy lejos. Era un coche americano Oldsmobile de color verde fosforito con el techo blanco. La primera oportunidad profesional se la dio José Carlos Plaza y Miguel Narros. En una fiesta de disfraces le gustaría robarle la capa a Harry Potter y disfrazarse de hombre invisible y desaparecer. En su casa hay montones de espejos que no utilizan para mirarse en ellos, sino para agrandar las habitaciones, dar sensación de profundidad. Incluso alguno de ellos está muy bajo en altura. Nunca ha ensayado delante de un espejo, pero si alguna vez se tiene que mirar en uno de ellos reconoce que dice: “¡Madre mía qué pena!” (risas). En la actualidad se siente muy orgulloso de su voz, cuando es una cosa que toda la vida ha odiado. De joven odiaba su voz. Quería tener una voz grave como la de Constantino Romero. Reconoce sentir vergüenza por tonterías, por episodios graciosos sin trascendencia. Le tiene mucho miedo al dolor de la gente que quiere. No tanto al suyo propio, que también, pero le aterra que en este momento de su vida su mujer o su hija puedan tener algún percance. Sería capaz de mentir por servir de salvación a alguien que quiera mucho. Tiene muy poca paciencia y puede llegar a perder los nervios. Aunque parece un “tío” muy tranquilo es muy impaciente. Pero rápidamente pide perdón. Reconoce parecerse en eso a su padre, aunque su progenitor fuera más bueno que él. Al otro sexo le envidia muchas cosas. “Son muy poderosas. La inteligencia emocional la tienen mucho más desarrollada”. Hoy por hoy no tiene un infierno grande, pero su infierno particular sería pensar que su vida se podría convertir en un infierno al perder alguna de las herramientas que le permiten ser actor. Por ejemplo, la memoria. Eso es un infierno para él pensarlo. Lo ha visto en grandes actores a los que ha querido y ha admirado mucho. Ha visto cómo iban perdiendo facultades, especialmente esa de la memoria.

Salir de la versión móvil