¿Cómo ha sido el proceso de dirección de Sueños?
Bueno, yo creo que como todos. Laborioso, pero muy excitante porque al mismo tiempo era un texto que estábamos creando en el escenario. Del texto con el que empecé y con lo que he estrenado hay una diferencia enorme, porque lo hemos ido creando. Era un trabajo un poco de taller sobre don Francisco de Quevedo, contando con unos actores excepcionales, y un trabajo sensible de Juan que yo creo que es el trabajo más grande que ha hecho en su vida.
¿Cuánto tiempo ha durado el proceso?
Dos meses. Pero hemos estado un año con José Luis Collado haciendo la versión. El trabajo real de puesta en escena ha sido de dos meses, no más.
Es la segunda vez que visita el Festival, ¿verdad?
Si, el año pasado vine con Concha Velasco y Reina Juana. Fíjate, el otro día estuvimos en Alcalá de Henares y el teatro lleno. Desde que estrenamos en Sevilla hace año y medio no ha parado de llenar teatros. Igual que esto, todos los días lleno, hasta arriba. Son acontecimientos.
¿Cómo ha evolucionado la dirección de Gerardo Vera?
Bueno, cada vez yo creo que soy más limpio, más esencial. Cada vez necesito menos cosas, me refugio más. He abandonado un poco el mundo del espectáculo visual en favor de los actores, y ahora me interesa un teatro más ceñido al actor, más que grandes espectáculos.
Ya la ópera la dejé en un momento determinado. Hice un Macbeth en el Real hace ocho años y no he vuelto a hacer ópera. No me apetece. Me gusta más un tipo de trabajo más cercano al actor. Un trabajo más actoral y con vistas siempre al espectador.
¿Cómo ha sido el trabajo con Juan?
Maravilloso. Ya estamos pensando en otra cosa. Hicimos el año pasado Los hermanos Karamazov en el Centro Dramático Nacional. Nos hemos convertido ya en un equipo con futuro.