¿Cómo ha sido su llegada al Teatro de La Zarzuela? ¿Qué se ha encontrado?
Lo primero, me he encontrado un teatro que funciona muy bien. Me he encontrado un equipo que va todo a una para que las producciones brillen, los artistas estén a gusto, para que el repertorio llegue a más gente. De verdad que me he encontrado un equipo muy entregado. Y luego… claro, llegué con Las Golondrinas, que me pareció una obra maestra. Hemos estado todas las Navidades con la Compañía Nacional y estrenamos La Rosa del Azafrán, que ha sido un exitazo, con un equipo también artístico que se ha dejado la piel, que en tiempo récord la montaron. Porque siempre la que empieza a trabajar a primeros de año tiene un poquito menos tiempo que las demás. Y también me he encontrado con el público de la Zarzuela. Es decir, tú sabes que un teatro lo hace la gente que está detrás, los artistas, pero también la gente que recibe la programación. Y a mí me gusta mucho respirar eso, ver cómo percibe el público que viene lo que le presentamos. Y ese ha sido un grandísimo regalo. ¿En qué sentido? Pues que me he encontrado con un público fiel, que conoce el repertorio, con mucho criterio, que te dice lo que le gusta, lo que no le gusta, pero gente también que viene… a disfrutar, que creen en el género, que nos apoyan. Ha sido muy bonito ver eso. Haber visto el proyecto Zarza. Ver por la mañana todo ese teatro lleno de jóvenes, escuchar las preguntas que hacen y los debates. Ya te digo que me he encontrado un teatro que funciona. Te lo resumiría así. Por un lado y por otro.
A diferencia de otras instituciones, las unidades de producción del INAEM son dirigidas por profesionales que han presentado previamente un proyecto y han sido seleccionadas por un equipo de expertos que ha considerado que el proyecto presentado es el mejor para dirigir esa unidad artística. En su caso, ¿qué es lo que más le atraía de dirigir el Teatro de la Zarzuela?
Bueno, yo soy una… iba a decirte, una friki del género. Sabes que he trabajado también mucho con el flamenco, entonces me parece que nuestro matrimonio en general está muy poco valorado, lo conocemos poco, y como no lo conocemos pues no lo amamos. Tenemos joyas maravillosas. El género en sí es un universo. En Viena tienes la opereta, pero es que aquí tenemos la opereta en barroco. Es como la ópera, es un mundo, entras ahí y tienes todo, zarzuela contemporánea, barroca, grandes dramas, grandes tragedias, comicidad, el género chico, o sea, hay tanto que a mí el reto de difundir y dar a conocer ese patrimonio, me pone. Me encanta este reto. Uno de los pilares del proyecto fue intentar difundirlo al máximo. Yo estoy empeñada en estos meses en buscar colaboraciones internas y externas, en hacer que la zarzuela llegue a más sitios en el territorio nacional y que, por supuesto, se empiece a conocer y a poner en valor fuera de nuestro territorio, porque me parece que podemos sacar pecho de lo que hacemos y de lo que tenemos. Hace poco me ha pasado una cosa muy bonita. Uno de los regalos que me ha dejado Daniel Bianco es un proyecto que tuvimos y que anunció el propio Daniel con Christoph Lloyd, que ahora mismo es uno de los directores de escena más reputados a nivel internacional. Bueno, pues yo digo que si lo intento no me sale tan bien. Christoph se ha enamorado del género y está siendo un gran embajador fuera de nuestras fronteras. De hecho, va a hacer zarzuela ahora en Viena, va a hacer zarzuela en Los Ángeles, está hablando de nuestras producciones fuera. Y a mí me gustaría encontrar… como él, más compañeros de viaje, que cuenten fuera lo que hacemos y lo que tenemos. Sobre todo que se vea, que se vea ese patrimonio, que se escuche, que se vea. Y en eso estoy tejiendo lazos de relación y tejiendo complicidades con otros teatros. Y bueno, pues espero que en el periodo que yo esté, pues eso se pueda ver, se pueda ver que las producciones, que vamos a hacer más coproducciones, que vamos a hacer más producciones en gira, en eso estoy.
Cuando toma posesión como directora del Teatro de la Zarzuela la programación de esta temporada ya está diseñada. Eso le sucede a la mayoría de directores que asumen alguna de las unidades artísticas del INAEM, porque el trabajo no cesa. ¿Qué es lo que va a mantener en un futuro de los proyectos que se han venido desarrollando hasta la fecha con Daniel Bianco? Me hablaba del proyecto Zarza, que es muy importante, yo creo, acercar a los jóvenes el género, pero también había por ahí un proyecto pedagógico que cada vez estaba cogiendo más impulso…
Cuando presenté el proyecto, mi baza era, yo voy a continuar un poco la línea de programación que ha hecho Daniel, pero por otro lado voy a intentar lo que te estaba contando antes, voy a intentar que quizás a él no le dio tiempo, porque yo creo que él ha puesto en marcha muchas cosas en el teatro nuevas, y entonces yo voy a intentar continuar lo que él ya ha puesto en marcha, pero a la vez voy a intentar… pues buscar más coproductores, más difusión. De lo que él ha puesto en marcha, a mí me parece muy importante el nivel que ha tomado la zarzuela en su etapa. El nivel, aquí siempre se han hecho producciones buenas, no es que antes de Daniel no se hicieran, pero ha habido como un… no sé cómo decirte, un listón de excelencia. Daniel ha intentado que todos los mejores cantantes españoles estuvieran, si no en una temporada a la siguiente, que estuvieran de alguna manera ligados a la casa. Eso me parece fundamental, porque son los que van a defender nuestro género lírico, los que luego lo van a llevar a recitales, son también embajadores del patrimonio. Y luego… ha trabajado con directores actuales, ha metido muchos creadores de la actualidad para que se acerque al género. Yo todo esto lo quiero mantener y por supuesto el proyecto Zarza. Yo lo que quisiera… vamos a ver si somos capaces de hacerlo con el tema de calendario, es que ese proyecto pedagógico aún fuera más amplio. ¿En qué sentido? Que abarcara a todas las edades, a todos. Daniel ha trabajado con los pequeñitos en el Ambigú y con los adolescentes, ahora con el proyecto Zarza. Y a mí me gustaría incidir más aún en el proyecto pedagógico, que fuera a más, abarcar todas las edades o todas las etapas educativas. Ojalá lo consigamos. Impulsar el proyecto Zarza en otros sitios, porque me parece un proyecto fundamental para que gente joven se acerque. Es complicado moverlo con todos los que lo hacen aquí, pero a lo mejor explorar la posibilidad de que sea como una semillita que viaje, que se implante en otros sitios. Estoy segura de que hay teatros que lo querrían llevar a cabo. Hace unos días estuvo el responsable de programación lírica de Málaga y se fue encantado con el proyecto. Estoy segura de que hay ciudades, donde hay germen, hay escuelas de teatro, de música, donde se puede implantar el proyecto Zarza. Para nosotros es fundamental, porque todo lo que sea difundir el género, sobre todo entre los jóvenes, nos va a ayudar.
¿En qué situación se encuentra el género a nivel mundial? ¿Es conocida la Zarzuela? No puede tener el mismo reconocimiento que la ópera porque quizás su trayectoria sea más corta, pero… ¿Qué opinan del género fuera de nuestras fronteras?
Yo creo que cuando la gente lo conoce… se asombra y lo admira y lo valora muchísimo. El problema es que no se conoce. Creo que hay una falta de conocimiento de lo que el género tiene, de la potencialidad que tiene el género. Es decir, mira, ha estado ahora José Miguel Pérez Sierra, que como sabes va a ser el titular musical del teatro en mi etapa, y me contaba que ha incluido, incluyó en un concierto que hizo en Polonia un tema de El barberillo de Lavapiés. Y la gente estaba como alucinando con la música. Le han pedido ahora en el siguiente año que haga sugerencias del repertorio para acometerlas. Yo creo que se conoce poco, fíjate. Y entonces, como lo que te decía antes, lo que no se conoce no se valora, no se ama. Y yo creo que tenemos que hacer un esfuerzo, por retomar relaciones en los sitios donde sí había una tradición, y estoy pensando en Sudamérica, y se han roto esas temporadas que había en Lima, en Colombia, en México, y ahora son cosas muy puntuales, yo creo que nosotros ahí tenemos la obligación de intentar apadrinar que eso vuelva, y en Europa… empezar a tutearnos de tú a tú con teatros importantes de ópera o de género también, enraizado con lo popular, como el teatro de Viena. En fin, intentar buscar lazos para enseñar lo que nosotros tenemos. Y además enseñarlo. Nosotros siempre vamos como con un poco de complejo. ¿No te parece que los españoles a veces tenemos un poco de complejo con nuestras cosas? Me parece que tenemos que quitarnos toda esa historia y sacar pecho de lo que tenemos porque lo que tenemos es muy bueno.
En la programación futura de la próxima temporada, no ésta que ya está diseñada, y prácticamente concluyendo, ¿qué títulos le gustaría abarcar y si los derroteros de esa programación van a tener una mezcla de repertorio clásico con otras composiciones más contemporáneas, más actuales?
Yo quiero hacer repertorio, quiero hacer género chico en el Teatro Grande, y sobre todo yo creo que cada temporada debe tener por lo menos uno o dos títulos de repertorio que la gente se reconozca. Yo creo que eso tiene que estar en un teatro como este. Luego habría que apostar ya por otros títulos. Mi primera temporada yo creo que la he diseñado pensando mucho en un gran encuentro con el público, pensando en encontrarme con el público, en darle grandes títulos, amables y además títulos, yo creo que he pensado un poco también en títulos de repertorio, pero también he pensado un poco en tener un repertorio de los fundacionales en cada temporada, Barrieta, Barbieri… Estoy pensando en esos compositores porque me parece que hay siempre que mirar al origen. Pero… dicho esto, te tengo que comentar, creo que lo he dicho en alguna otra entrevista, que me ha sorprendido la cantidad de compositores que me han venido con obra nueva bajo el brazo. Estoy un poco valorando. No sé si siempre aquí en este teatro. Estoy también estableciendo colaboraciones con otros espacios de la ciudad para por lo menos cada año darle cobijo a una obra de composición nueva. Porque creo que faltan espacios teatrales en Madrid para dar salida a toda esta creación y yo creo que nosotros tenemos esa obligación. Así que espero que por lo menos, ojalá sea en cada temporada, podamos tener una propuesta de obra actual, de obra nueva, de un compositor nuevo. Quiero hacer repertorio, pero también quiero hacer género chico, pero los compositores nuevos, y la zarzuela barroca… Poco a poco. Va a haber un poco de todo pero sí que viendo la situación de la composición actual sí que creo que voy a hacer una apuesta importante en cada temporada, al menos por darle cobijo, si no aquí en colaboración con otro espacio a una obra nueva.
A nivel administrativo, ¿se seguirá luchando desde el INAEM y desde el propio teatro por el reconocimiento del género por la UNESCO?
Claro. Eso ha sido una de las también cosas bonitas que ha pasado cuando he llegado, que ha coincidido con el reconocimiento del gobierno de la Zarzuela como manifestación artística, digna de ser reconocida como patrimonio inmaterial de la humanidad. Y eso era un requisito indispensable para empezar. Además, tenemos en la UNESCO a Iceta que está muy concienciado de la necesidad que tenemos por darle visibilidad al género. Está muy concienciado de que necesitamos ese reconocimiento, que ya lo somos. O sea, yo creo que no es que lo necesitemos internamente, lo necesitamos de cara a visibilizar aún más el género al exterior. Yo creo que el género, todos los que trabajamos en la zarzuela tenemos claro que es una manifestación cultural, inmaterial de la humanidad, es un patrimonio inmenso y un patrimonio digno de ser protegido, difundido, todo esto que significa ese reconocimiento. Pero ya trabajamos nosotros así, pero el reconocimiento estaría muy bien porque sería un gran espaldarazo de cara al exterior. Y sí, sí, sí, claro, vamos a hacerlo. De hecho, bueno, nosotros queremos apoyar ese camino con distintas acciones que ahora estamos viendo a ver cómo hacemos. Si encuentro de expertos, cómo hacemos a nivel popular para conseguir aún más apoyos. En fin, ahí estamos, trabajando un poquito en ese tema.
Y para finalizar, tres preguntas. La primera, que yo creo que es la más sencilla, ¿de dónde viene Isamay Benavente? La segunda pregunta sería, ¿cómo le gustaría que fuese el balance cuando acabara su paso por este teatro? Y la tercera y última pregunta, que yo creo que sería la más complicada, es hacia dónde se encaminarán sus pasos cuando finalice su etapa en el Teatro de la Zarzuela.
¿De dónde vengo? Pues yo vengo de un sitio que yo creo que me ha marcado. Yo vengo de una ciudad que es La Línea de la Concepción, que es frontera prácticamente con Gibraltar, con África, una ciudad muy ecléctica. Es una ciudad que se conoce desgraciadamente por todos los problemas que hay de fronteras, de drogas, pero es una ciudad de aluvión que se formó con gente de todos sitios y eso ha marcado mucho la personalidad de la ciudad. Y por supuesto… nos ha marcado a todos los habitantes, porque es una ciudad, luego que he vivido muchos años en Jerez, muy diferente, por ejemplo, a Jerez, que es un sitio con mucha tradición, con un peso de la tradición, cosa que en mi ciudad, en La Línea, no existía. Y eso nos ha hecho a los habitantes de La Línea o a los ciudadanos de La Línea gente muy abierta y muy ecléctica. No somos muy monolíticos en cuanto a temas de gustos y tal. Luego es un sitio que, precisamente, por estar donde estaba, en el paso con la frontera abierta a Gibraltar, tenía muchísimos teatros, muchísimos teatros, salas de fiesta. Yo eso ya no lo he conocido, pero sí estaba ahí, ese poso estaba ahí. Y entonces, pues uno ha escuchado en su casa cantar, yo he escuchado a mi madre cantar de todo, copla, cuplé, zarzuela, letras de zarzuela, que luego he descubierto que eran letras de zarzuela, porque desgraciadamente yo viví en una etapa donde ya no llegaban todas las compañías de zarzuela que llegaban antes. Me decía un cantaor de flamenco, que ya sabes que se hacían espectáculos de estos de variedades, donde se hacía una zarzuela, un cantaor, después un baile, que le llamaban a la línea La Salvadora, porque allí aterrizaban o terminaban todas las compañías su gira y cuando te había ido mal por toda España, allí resolvías todo porque había como un público muy fiel y entonces salvaba las cuentas de las compañías privadas. Bueno, pues yo vengo de ahí y vengo de esa tradición un poco abierta. Sí que es verdad que la zarzuela es un género que tiene prejuicios en determinadas generaciones, pero yo no lo he tenido. Yo he escuchado zarzuela en mi casa, como he escuchado flamenco, como he escuchado de todo. Y luego yo me formo en Sevilla y empiezo a trabajar de una manera más profesional. Siempre me he dedicado al teatro, al teatro independiente, pero me pilla el año 1992. Me pilla el 92 en Sevilla y no solo trabajo en gestión cultural para la consejería de cultura sino que el 92 para la gente que vivíamos en Sevilla fue un regalo que no te lo puedo contar. Era Disneylandia de las artes escénicas. Cada día decidías si ibas a la ópera del Metropolitan en el Maestranza, a ver un espectáculo contemporáneo en el Central, a ver, no sé, un Goldoni que venía de estreno al Lope de Vega… Fue pues como si te haces un máster o como si hubieras necesitado tres años de viajar por el mundo para ver todo lo que yo vi en ese 92, que cada día veía algo. Fue, ya te digo, una cosa excepcional.
Empiezo a trabajar ahí, en la Junta, pero no en la lírica. Curiosamente hacíamos un poco de todo. Me encargaron el tema de la formación del ballet flamenco de Andalucía con Mario Maya… y ahí conozco a todos los bailaores, bailaoras, se presentaron casi 500 bailaores y bailaoras, y tengo la suerte de formar una compañía con los que hoy son todos grandísimos artistas. Rafaela Carrasco, premio nacional de este año, Israel Galván, Belén Maya, en fin, todos los que luego han sido grandes bailaores, pues los he tenido yo en la compañía con 18 y 19 años.
De ahí, del Ballet Andaluz, me llama el director que yo había contratado previamente para dirigir escénicamente el ballet, se va a Jerez, y me pide que me vaya dos años a ayudarle a poner en pie el teatro que se había reabierto después de un montón de años cerrado. Me pide que me quede dos años allí y me he quedado 25. Porque ha sido una experiencia maravillosa. Poner un espacio en pie desde cero es una experiencia de gestión inolvidable. Yo he aprendido muchísimo en Jerez. Me he enfrentado a muchos retos, a muchos desafíos, pero he aprendido muchísimo a formar un equipo desde cero, a gestionar un equipo, a poner en marcha un proyecto singular, no ser solamente un teatro contenedor de cosas que pasaban por allí, sino a generar cosas que es lo bonito, una de las cosas que más me gusta de aquí es que se generan muchas producciones y muchos proyectos propios.
He aprendido mucho de la ciudad de cómo un proyecto tiene que estar encardinado con la ciudad. De escuchar también al público, lo que te decía al principio. No tiene nada que ver el público de Jerez con el público de Madrid o con el público de Albacete. De escuchar un poco. He aprendido mucho. De ahí vengo y esa ha sido mi formación.
¿Y yo qué quiero dejar como balance aquí? Bueno, a mí, por lo pronto, me gustaría dejar, pues, no sé cómo decírtelo, más público para la zarzuela, más reconocimiento del género. Pero, por supuesto, que la gente siga viniendo al teatro, que ese público aún se amplíe, mimar mucho a ese público y ampliarlo si es posible. Y si además puedo dejar algunas producciones que queden en la memoria de la gente, pues eso sería maravilloso, yo lo voy a intentar. Luego ya sabes que tú encargas y luego a veces salen, a veces no salen. Me gustaría dejar alguna obra de referencia, alguna obra nueva de referencia en todas esas cosas que vamos a abordar de nuevos compositores que me han llegado. Creo que ese sería, si ya cumplimos todo eso, si conseguimos difundir aún más la zarzuela, pues yo me iría muy contenta.
¿Dónde me veo al finalizar en la Zarzuela? Pues hombre, me gustaría jubilarme, la verdad, en algún momento de mi vida. Creo que cuando termine aquí me tocará dar un paso atrás, que hay también muchas generaciones de gestores y de gestoras buenísimos y yo espero que cuando termine aquí estaré, si no para jubilarme, me faltará muy poco.