Si la crítica se cebó con su primera aparición teatral, con «Grandes éxitos», el actor de Badalona, ha callado más de una boca. O si no ha ocurrido aún, seguro que la callará. Y es que el espectáculo que Jorge Javier pone en escena, junto a sus compañeros, es una producción, como él mismo dice, de primer orden. En escena, un Jorge Javier que entona a la hora de cantar, y bastante bien, se desenvuelve con soltura en el escenario y va cogiendo tablas poco a poco. Y es que nuestro presentador de moda es un actor disciplinado, y ese trabajo se ve en el espectáculo. Si tienen prejuicios, vayan a verlo, y si no los tienen, también, porque la diversión está garantizada.
Horas antes de que Grandes éxitos echara el telón en Madrid, Masescena ha tenido la oportunidad de charlar con el protagonista del musical. Jorge Javier Vázquez es muy vital. Irradia felicidad a todos los que están a su alrededor. Procura arrancarles una sonrisa y tiene un gran sentido del humor. Detrás del presentador más popular de la televisión se esconde un hombre tan cercano que parece que lo conociéramos de toda la vida. En mil ocasiones, incluso durante nuestra charla, comenta que no ha llegado aún su príncipe azul, pero después de compartir unos minutos con Jorge Javier, creemos que será porque no quiere.
Licenciado en Filología Hispánica, colaborador en revistas de gran éxito hace años, llegas al mundo de la televisión y arrasas, ¿qué necesidad tiene Jorge Javier Vázquez de embarcarse en este tipo de proyectos?
Pues una necesidad fundamental que es continuar arriesgando. Porque si no arriesgas te conviertes en un funcionario de esta profesión que es lo que yo detesto y no me gusta nada. Si yo escogí esta profesión, y si la gente escoge esta profesión, es porque tiene que ver con el riesgo y con la inseguridad, y con la incertidumbre, y eso es lo que me gusta de todo esto. Y yo creo que también está bien como experiencia vital porque sabes que nunca está nada ganado, y tienes que estar ahí continuamente luchando, y eso te mantiene muy vivo.
¿Qué es lo que más te ha costado a la hora de preparar este personaje de “Grandes éxitos”?
Yo soy muy torpe a la hora de ver si una función va a funcionar o no. Yo no lo veo, no tengo esa capacidad. Por ejemplo, cuando estábamos ensayando en una sala de Carabanchel, que ensayamos en diciembre, con todo el frío. Que llegábamos a las nueve de la mañana, y me acordaba de la película “La Corte del Faraón”, de aquellos cómicos que siempre estaban con frío, con bufandas y abrigos, pues así estábamos nosotros en la sala de ensayo. Con bufandas, con abrigos, y con tés calentándolos desde las ocho de la mañana.
Me pasó con la otra función, con “Iba en serio”, que cuando ensayas hay cosas que te hacen ver lo que es la escenografía, pero yo no era capaz de ver el resultado final. Tienes que dejarte guiar y confiar en el director. Yo llegaba a casa diciendo: “madre mía, yo no sé esta función, y este personaje, yo no sé, ¿estará bien para mí?”, y eso es lo que más me cuesta.
¿Qué percibes en el público?
Lo que más me gusta es que el público sale muy descolocado con lo que ellos pretendían o pensaban que iban a ver. Yo creo que cuando una persona, en mi caso, que trabaja en televisión, hace un espectáculo, yo creo que la gente se piensa que voy a hacer un monólogo, o que voy a salir poco rodeado. Y en este caso, y en todos los que haga, yo tengo muy claro que quiero estar rodeado de los mejores. Están el mejor autor, yo creo que uno de los mejores autores de este país que es Juan Carlos Rubio, actores de primera línea, músicos importantísimos. El diseño de luces es brutal, el de sonido, el vestuario… No se esperan el gran espectáculo que es, y eso me gusta mucho.
¿Cómo es el día a día de Jorge Javier compaginando televisión y teatro?
Paso por rachas. Hacer lo que te gusta es tan complicado, y encontrar, encontrar a mi edad gente, me quedan dos y dos meses para los cincuenta, gente que está contenta con lo que hace es muy complicado.
De verdad. Ahora que estoy buscando novio… bueno, buscando novio no, pero buscando “algo”, me encuentro con que los tíos de mi edad hay muchos que están como muy resentidos con la vida. Y yo estoy feliz, porque todo lo que tengo me gusta. Me gusta trabajar en televisión, me gusta venir al teatro todos los lunes y hacer la función. Sí que llevo una vida muy volcada en el trabajo pero no me cuesta.
¿Qué tiene Jorge Javier en el camerino?
Nada, nada. En este nada. Antes llevaba una foto de mi padre en un marco de plata, como una folclórica, pero el marco se rompió y el vidrio, y ahora lo llevo plastificado al pobre, que viaja conmigo mucho más cómodo. Y es que no tengo nada, nada. No soy nada supersticioso.
Además hoy lo comentaba con unos amigos. A mí me da mucha tranquilidad salir a trabajar sabiendo que lo voy a hacer lo mejor que pueda. Ahora llegando al teatro repaso las canciones antes, repaso un poco el texto, y eso te da mucha tranquilidad.
¿Qué le dirías al público que no ha visto la función, que tampoco vio la anterior producción tuya, para que vinieran a verte?
Yo sé que hay mucha gente que tiene mucho prejuicio. A mí me hace mucha gracia cuando estoy leyendo las críticas, que afortunadamente han sido todas espectaculares, nada que ver con la otra función, o al menos, con las del principio de la otra función, que todas dicen: “iba con muchos prejuicios”.
Yo estoy encantado porque no tengo ningún prejuicio. Voy a ver una obra de teatro y voy a pasármelo bien. Animaría a la gente a que viniera a pasar dos horas entretenidas y divertidas. Y que viniera a disfrutar. Si al final a los sitios vas a disfrutar, y a pasártelo bien.
Como bien dices hay muchos prejuicios, ¿crees que la gente viene condicionada?
Bueno, yo veo condicionados, por ejemplo, a los señores. Hay mucha señora que viene acompañada por el marido. Yo detecto que el marido está al principio como: “pufff, madre mía lo que me espera”. Además, como los veo desde el patio de butacas y juego con ellos… Pero poco a poco, conforme va pasando la función, al final…
Es que el espectáculo es un espectáculo de primer orden. Si tienes un mínimo de sensibilidad, y un mínimo de decir a ver qué pasa, no puedes dejar de pasártelo bien. Me gusta mucho ver esa transformación que hay entre los señores que vienen acompañando a las señoras.
¿Cómo es el trabajo con Marta Ribera?
Muy fácil. Me gusta mucho porque aprendo mucho con ella. Soy una persona que me fijo mucho en la gente con la que trabajo. Y me gusta ver lo que hace, copiar cosas que hace. Me ha dado una serie de consejos que a mí me han servido muchísimo. Una compañera buenísima.
Yo siempre he tenido mucha suerte. Bueno, siempre, claro es que es la segunda función (risas). Pero la anterior, es que estaba con Kiti Manver. Yo con Kiti fue un training brutal. Durante un año y medio. Yo me acuerdo que iba a su camerino y tenía papelitos con notas escritas (risas) a mano, y al final de cada función daba notas. Y a mí me encantaba que me dijera: “cuidado con esto, hoy has estado muy mecánico, no hace falta que hagas esto así…” Y a mí eso me encanta.
No, no, la verdad es que no. Es que la gente sale muy contenta. No.
Yo soy también muy exigente conmigo mismo. Al final de cada función, me gusta quedarme un ratito aquí, y cuando llego a casa repaso lo que ha sido. No soy muy condescendiente conmigo mismo y digo lo bueno que he sido. No, no. Pienso lo que debería haber hecho en cada parte, lo que puedo mejorar.
¿Hay mucho trabajo detrás?
La televisión tú la ves en cualquier momento. No tienes que salir de tu casa. La ponen, te encuentran y punto. Pero conseguir que un lunes la gente venga al teatro, y salga de sus casas, y pague por verte, yo creo que sí que evidentemente tiene que haber un trabajo detrás. Puedes engañar a la gente una vez. Pero una función no se sustenta, como la otra, un año y medio llenando todos los teatros si eso no funciona. El boca a boca es brutal.
Y esta lo que nos ha pasado es que empezamos y, me gusta siempre que hemos hecho temporada en algún sitio, nos hemos ido siempre con el teatro lleno.
¿Qué le exiges a los proyectos que te llegan?
Sabes lo que pasa, que los proyectos no me llegan. Yo le digo a Juan Carlos, que es el director, vamos pa’lante, y entonces él piensa, lo organiza todo, y a mí me lo dan todo hecho que es lo que más me gusta, no pensar (risas).
Yo soy presentador. Llego a la tele con el tiempo justo. No soy director ni me gusta meterme en esos asuntos. Confío muchísimo en la gente con la que trabajo. No discuto nunca los contenidos porque pienso que lo que han hecho es lo mejor que me pueden ofrecer. Cuando hay algún invitado en el Deluxe o algún programa que me parece un horror, también los directores entienden que es un horror, pero tienes que salir a defenderlo porque es lo máximo que han podido hacer durante esa semana.
Con Juan Carlos yo quiero que piense él, y que me de todo hecho. Que me diga: “toma, tienes que hacer esto”. Y me encanta que me digan tienes que hacer esto, hazlo. Y no pensar, no pensar. Yo no pienso.
¿Cómo te definirías?
Ahh no, no, no, no, no. No, no, no. No me da tiempo. Y eso está muy bien, no tener tiempo para no pensar mucho en lo que haces. A mí me gusta trabajar. Pero no pensar en lo que significas o no significas. Me parece un rollo, además.
¿Cómo es el personaje que interpretas en “Grandes éxitos”?
Pues un idiota integral. Desde que entra hasta que… bueno, cuando ya sale no porque se ha transformado (risas). Pero al principio es que es un bobo que a mí me hace mucha gracia. Esa parodia. Cuando vino al estreno Risto Mejide me dijo que: “era el ejercicio de auto parodia más generoso que había visto nunca”.
Es que esa oportunidad que te brindan de subir a un escenario y jugar, venir a jugar, es una maravilla. Y jugar en el mejor sentido de la palabra. No venir y pasártelo tu bien haciendo tus gracias. No, no. Que el público se divierta y ofrecerle al público algo con lo que se lo pase bien.
Además hay mucha química con Marta…
Si, si, si. Hay veces que no la puedo mirar porque me da la risa. A mí no me gustan esas cosas. La tele, además, yo entiendo que si tú haces una gracia el público tiene que ser partícipe también de esa gracia, los chistes internos no me gustan nada. Y con Marta hay muchas veces que me tengo que girar porque nos reímos mucho.
Hay una canción que no podemos cantar ya casi, cada vez la cantamos más a trancas y barrancas, que es Rata de dos patas, de Paquita la del barrio, que a mí me cuesta mucho cantarla con ella.
¿Qué le quita el sueño a Jorge Javier Vázquez?
Pues la verdad es que nada. Nada, no. Me da rabia que todo me vaya tan bien a los 48. Me gustaría que todo me hubiera ido tan bien a los treinta (risas). Pero es que ya me quedan doce para la tarjeta dorada de Renfe. Me da una rabia.
Me parece que la vida es tan corta para las cosas que hay que hacer. Se pueden hacer tantas cosas…
Te va bien profesionalmente, pero tienes una asignatura pendiente…
Si pero por mucho que cuentes, ¿cuántas obras de teatro puedo hacer ya? ¿Diez? Claro, es que si una obra de teatro tiene dos años de éxito son veinte años, con lo cual de los cincuenta a los setenta… Es que a mí me gustaría hacer muchas, muchas cosas siempre.
¿De teatro?
Sí, me encantaría. Cuando empezamos esta función Julio Awad, que es el director musical, me dijo algo, cuando venía a casa a ensayar los temas, que me llamó mucho la atención y que recuerdo mucho: “tú vas a iniciar una nueva carrera en esto”. Y a mí me gustaría iniciar una nueva carrera.
También es verdad que yo no hubiera sido capaz de hacerla con menos años. Me llega en el momento oportuno. Pero claro, me llega casi a los cincuenta. Ya no soy un niño.
¿Tienes tiempo de leer?
Estoy almacenando libros para el verano. Porque en el verano me voy SOLO, SOLO, a una playa donde no hay nadie. Y estoy ya comprándome para el verano.
Me da mucha rabia, porque vivimos una etapa de tanta ansiedad mis compañeros de la tele y yo, la gente que me rodea, que soy bastante incapaz de ponerme a leer.
Por ejemplo, ahora estoy leyendo uno de Donna León, que me encanta, es de novela negra, y me está costando acabármelo. Pero ya estoy almacenando.
¿Por el tiempo?
Me cuesta sentarme y tener el momento de concentrarme. Estoy perdiendo capacidad de concentración. Pero es normal. Tampoco me fustigo. Yo entiendo que acabamos en Madrid, tenemos un mes de parón, me gusta mucho leer y lo recuperaré.
Habiendo estudiado filología hispánica, ¿un autor preferido?
Pues el mío fíjate que es Carmen Martín Gaite. Hace muy poco me compré “Nubosidad variable”. Me lo he comprado como cuatro o cinco veces. Es un libro que me impactó muchísimo cuando estaba estudiando con veinte años. Me lo he ido comprando sucesivamente a lo largo de los años y lo he ido regalando. Ahora lo estoy releyendo. Es mi libro favorito de siempre. Estoy disfrutando muchísimo y estoy encontrando claves que antes no entendía. Para mí, mi autora favorita es Carmen Martín Gaite.
¿Cómo afrontas la gira de “Grandes éxitos”?
Con una ilusión tremenda. Empezamos en Vigo el 1 y el 2 de julio. Luego nos vamos a Cabra el 8 de julio. Y luego ya a Barcelona donde vamos a estar diez días. Estoy feliz porque la preventa va disparada. Ya estuvimos en el Tívoli con “Iba en serio”. Estuvimos en julio, pero con todo el calorazo conseguimos que el teatro estuviera lleno el tiempo que estuvimos. Me apetece muchísimo.
¿Te sientes querido por el público del teatro?
Pues la verdad es que si. Yo la experiencia que tengo no ha habido día que el público no se haya puesto en pie. En realidad la gente que viene al teatro es que viene a verte, entonces te quieren. Habrá alguien que querrá probar a ver qué tal. A mí me da un subidón tremendo.
Yo fíjate que este semestre yo vivía sólo para los lunes. Cuando acabas la función es como si llenaras un depósito y luego te sigue durando el regustillo como varios días. El martes lo sigues disfrutando, y el miércoles.
¿Te hubiese gustado estar toda la semana?
Mi asignatura pendiente es tener tiempo para hacer temporada de miércoles a domingos. Esa es mi gran asignatura pendiente. Pero lo conseguiré. Ahora como tengo dos obras en repertorio (risas).
Con esta nos queda. Tenemos de Septiembre a Noviembre todo lleno. Y la contratación sigue abierta.
Ya estoy pensando en la otra (risas).
¿Sobre qué?
No, no, no, no, no. Con esta estamos siendo tan felices. Es brutal tener a cuatro músicos detrás. Es algo tremendo.
¿Mucha responsabilidad?
A lo mejor es que soy un inconsciente. Es lo que tú decías. Es que hay muchísimo trabajo detrás. No es que nos reunamos, montemos un chiringuito y a la semana nos pongamos, no. Antes hemos ensayado un mes, todos los días, y previamente hemos estudiado la función. Esto no sale de la noche a la mañana.