Fue en febrero de este año, y fue la Escalera de Jacob (Madrid) la que hospedó su retorno y su estreno. Un texto que surge de la combinación de las obras de los grandes autores Pablo Neruda, Ignacio del Moral y Manuel Gómez García. Su interpretación ya ha sido demandada en el alternativo Teatro de las Aguas (La Latina, Madrid) y en el Teatro Apeladero (Granada).
Hablamos con el actor José Montiel para que nos descubra el peculiar mundo de Caralampio. Caralampio buscará mil formas para escapar de su aburrimiento, aunque realmente lo que pretende es deshacerse de un profundo sentimiento de soledad.
Tras mucho tiempo alejado de los escenarios, vuelve con el estreno de su obra “El (no tan) fantástico mundo de Caralampio”. ¿Cómo se siente?
Muy ilusionado y sobre todo muy agradecido. Agradecido a la vida, a mi familia, a mi pareja y a la gente de mi alrededor que me están apoyando en esta decisión que he tomado de dejarlo todo para dedicarme a la interpretación.
El haber llevado esta historia al escenario ha sido y es para mi una catarsis, un hacer las paces conmigo mismo. Un proceso de sanación.
Lleva 12 años con este texto en su mochila, ¿por qué ha decidido ahora mostrarlo al mundo?
Realmente la decisión de mostrarla al mundo la tomé el mismo día en que este espectáculo nació en mi mente.
Lo que ha cambiado desde entonces hasta ahora es que me he dado el permiso de hacerlo. Uno hace suyas creencias del tipo: “de eso no se puede vivir”, “hay que tener un trabajo estable”. Me voy desligando de esas creencias y he empezado a ser leal a la voluntad de mi alma.
Háblenos amplio de Caralampio.
Caralampio es un personaje tierno y entrañable que tocará el corazón de quien vaya al teatro. Es un espejo para quien va a verla, así como un “tironcillo” de orejas o una llamada de atención para todos nosotros que nos permitimos juzgar a las personas a la ligera.
Creo que esta historia puede ser el reflejo de casi todo el mundo, en algún momento de su vida. Como se ve en la obra, este personaje opera desde un sentimiento de soledad, por el que creo que hemos podido pasar el 100% de las personas. Caralampio es también ese niño que por ser “diferente” ha sufrido bullying a lo largo de su vida porque no es como lo que la mayoría de la sociedad que dice que hay que ser.
¿Podremos reconocer en su personaje algo de José Montiel?
¡Y tanto! Emocionalmente tiene mucho de mí y de momentos de mi vida. Quizá por eso tampoco ha visto antes la luz. Mientras yo mismo era Caralampio, no podía subir a este al escenario.
A través de un diálogo cómico, trasmite un verdadero drama. ¿Le ha sido complicado alcanzar este resultado?
La verdad es que no. Los textos son muy buenos y la idea de lo que se quería mostrar estaba clara.
Es verdad que me he deshecho de partes del texto que alejaban a Caralampio del personaje que yo quería llevar a escena, pero con la adaptación de los textos, mi idea clara de lo que quería mostrar y como no, la visión desde fuera de mi director, Ricardo Várez al que le estaré eternamente agradecido, hemos conseguido transmitir con humor, un drama que, por desgracia, no deja de ser actual.
¿Podría decirse que tiene un mensaje social oculto?
Creo que no está tan oculto y que es bastante directo. Pero como en la vida real. Considero que no hay nada oculto, solo que hay muchas cosas que no queremos ver o de las que no nos queremos responsabilizar, porque no nos es agradable, cómodo, porque nos da miedo enfrentarlo o por otros motivos.
Dicen que la actuación es como una droga, ¿qué le ha enganchado de ella?
Es verdad que lo dicen, sí. Y lo fue, pero creo que todo aquello a lo que te enganches, deja de ser sano en ese mismo momento. Para mí la actuación implica una toma de responsabilidad. Me explico, uso la interpretación para hacer ver que hay realidades diferentes a la nuestra, pero no por ello, menos válidas.
Hemos de usar nuestros dones, aquello que se nos da bien, para tratar de hacer un mundo mejor. Y a mi lo que se me da bien es interpretar.
¿Por qué opta José Montiel por una carrera como la de la interpretación, cómo empieza todo?
Pues supongo que esto me viene de familia. Madre polifacética en el mundo de las artes (escribe poesía, canta, pinta, hace teatro, etc), abuelo materno músico (tocaba el violín y el saxofón) y una abuela materna que no se dedicó a nada artístico pero que llevaba el arte y la gracia en sus venas.
Desde pequeño me gustaba crear historias, imaginaba ser mil personajes, me inventaba programas de radio y de TV que mostraba a mi familia, cantaba, etc.
¿Cuál es la cualidad que más agradece de un compañero de escena?
Lo que más agradezco de los compañeros es cuando el que tienes enfrente es generoso y mira por el bien del espectáculo. Todos los actores, creo que, tenemos un punto de vanidad, que si no te trabajas, puede traicionarte en escena y que por querer lucirte tú, traiciones la globalidad del espectáculo.
¿Qué es lo que más han elogiado de usted?
La cualidad que siempre han destacado de mí era mi retentiva. Dicen que soy de los actores a los que hay que darles las indicaciones una sola vez y al siguiente ensayo ya la tienen integrada.
Proyectos futuros y confesables
Pues tengo en mente una obra teatral a partir de varias escenas sueltas que muestran, a la vez que critican, situaciones e historias muy actuales. La idea es poder vender la obra en su totalidad o las escenas sueltas en microteatro, para así tener más opciones de cara a su distribución.
¿Dónde podremos verte en “El (no tan) fantástico mundo de Caralampio”?
Pues la verdad es que la obra se está moviendo muy bien. Estaré todos los viernes de mayo a las 19:30 en el Teatro de las Aguas. Y para junio, acabo de cerrar el 9, 22 y 23 en la sala “El Apeadero” de Granada.
Iré anunciando todo en mi Instagram @js.montiel.