Ya fue en 1980 cuando nuestra protagonista cautivó al público y crítica con su mítica interpretación. Hoy las mismas palabras escritas por Joyce vuelven a ser interpretadas por Magüi Mira, que con sus 78 años, nos acerca a una Molly Bloom nueva, insólita, ingobernable, irónica y sensible al trato injusto que recibe la mujer. Aunque a lo largo de la entrevista podremos ver cómo Magüi Mira afirma que su personaje podría ser interpretado por una mujer de 30, 40, 50 ó 60 años, conservando la misma esencia y su misma lucha.
Molly Bloom vive una noche de insomnio en su vieja cama de hierro. Su pensamiento libre y privado vuela con humor y sin pudor hasta sus más profundos deseos. Molly, inteligente y salvaje, desea su derecho a ser satisfecha sexualmente, desea su derecho a ser valorada como artista, exige su espacio en ese mundo rígido de principios del siglo XX donde Joyce la hizo nacer.
En esta función Magüi Mira recoge las palabras que su madre le dijo en el lecho de muerte, cuando apenas le quedaba un hilito de vida: “Magüi, todas las mujeres somos la misma mujer”.
En palabras de la propia actriz y directora, “Qué es una mujer, se preguntaba seguramente James Joyce cuando escribió el último capítulo de su Ulises. 24.000 palabras. Sin puntos ni comas. Y como un hombre osado entró en el pensamiento de Molly. Pensamiento que definió arrollador y tembloroso de pura contradicción. Y cuando consiguió publicarlo el 22 de febrero de 1922, hoy hace 100 años, sus lectores se dieron de bruces con una Molly inabarcable, inclasificable, una mujer que no podían encapsular, como tampoco a la condición femenina.
Una mujer casada no podía pensar así. Se horrorizaron ante la desvergüenza de una mujer que recorría las calles de su vida a tropezones, vida que ella sabía inexplicablemente injusta. Sus gritos conmovedores, por la urgente necesidad de oxígeno limpio, zarandearon el alma de muchas mujeres y de muchos hombres que entonces leyeron ávidamente la novela esencial del siglo XX: el Ulises de Joyce.
Hoy las palabras de Molly Bloom permanecen intactas, pero el mundo se mueve y se transforma. Ahora puedo entender su resignación como una generosa aceptación del deseo insatisfecho de ser amada. Molly acepta la vida de mujer que sostiene el mundo, fuerza imparable de la madre naturaleza, de la madre tierra.
Molly es un espíritu libre y puro, que no se somete al control y al abuso masculino. Molly es una voz directa y limpia que habla de otra vida posible en la que ella quiere su espacio. Molly tiene los ojos cansados de las mujeres que han transitado años de su vida, la vida de las mujeres hembras, que amamos, parimos, y amamantamos a hijos, padres, amantes… Molly dice SÍ a la vida. Con un humor descarado y sabio. Y por eso, hoy, su capacidad de provocación es más impactante. De ahí nace su apabullante belleza”.
Sobre la directora
Actriz, dramaturga y directora, es socia fundadora de la Académica de las Artes Escénicas de España y miembro de la ADE. Ha recibido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2016, el Premio Valle Inclán 2018 a la Mejor Creación Teatral del Año, y el Premio Ercilla a toda su trayectoria teatral, entre otros muchos reconocimientos.
La proyección pública de Magüi Mira en los últimos 40 años, por su trayectoria profesional, su presencia en los foros públicos, y su significativa lucha por la igualdad y la visibilidad de la mujer en la cultura española, la ha convertido en un referente de la dignidad de la mujer en nuestro país y uno de los pilares de nuestra cultura.