Escribió su primera crítica de danza en el año 1991, aunque llevaba trabajando desde 1978, año en el que comenzó como becaria
Pero en realidad, sus primeras colaboraciones en medios específicos de danza comenzaron en el año 1984, con la desaparecida revista Monsalvat, que dirigía Pastora Martos en Barcelona. Una vez que se conocieron le pidió que colaborara con ella. Lo primero que le mandó, recuerda, fue un artículo sobre los Seises de Sevilla. A Pastora le gustó mucho. Estuvo colaborando con ellos hasta que la revista dejó de publicarse.
Al cabo de unos años, en el año 1990, empezó a colaborar con Diario 16 Andalucía, y ahí fue donde publicó su primera crítica de danza al Ballet Nacional de España. Después de ver bailar durante mucho tiempo tardó en decidirse a publicar la primera crítica porque cree que es un trabajo muy delicado y hay que haber visto mucho bailar para hacerlas.
Otros medios
Empezó en el año 1978 como becaria en El Correo de Andalucía y en Nueva Andalucía, un periódico vespertino que había en la región andaluza. Realizó todas las crónicas de los espectáculos de la Exposición Universal de Sevilla del año 1992 para la Agencia Efe. Ha colaborado en la revista Andarax de Almería, en la revista Blanco y Negro, Tribuna, Tiempo, en la Cadena Ser, en Canal Sur Radio, en Radio Andalucía. Ha realizado guiones para el programa “Hijos de Andalucía” de Canal Sur Televisión sobre artistas como como Matilde Coral, Cristina Hoyos y Salvador Távora. En la actualidad colabora con Siete Televisión y el diario ABC de Sevilla, su medio principal y por el que casi todos la conocemos gracias a sus colaboraciones culturales y críticas de danza.
Como periodista de profesión, los inicios periodísticos de Marta estuvieron relacionados con las noticias locales, provinciales y políticas. Hasta el año 1992 estuvo haciendo política. Pero siempre que tenía ocasión se escoraba hacia la cultura que era lo que verdaderamente le apasionaba. En realidad, comenta que las revistas especializadas en danza son muy gustosas de trabajar porque de alguna manera se une la pasión con la profesión. La revista Monsalvat para Marta fue una ilusión tremenda porque podía juntar, como apuntaba anteriormente, profesión y pasión, y eso es una suerte. También destaca de aquella época la revista en edición trilingüe que se llamaba Danzart en Barcelona, codirigida con Nelida Monés. La revista del Instituto Andaluz del Flamenco, Alboreá, también ha contado entre sus páginas con artículos y colaboraciones de nuestra protagonista. Han sido muchas las revistas especializadas en danza. Tales como Dance Magazine, Por la Danza, Casa de la Danza… Trabajar para esas revistas ha sido un auténtico privilegio, porque además, se dirigía a otro público, al que ya das por sabido que tiene unos ciertos conocimientos en la materia. No es como en la prensa generalista. Marta comenta que en estas revistas se ha podido “lucir” un poco más.
Por qué esa pasión por la danza
En casa de Marta Carrasco siempre se ha bailado. Su familia materna es de Sevilla y Córdoba. Y su madre fue alumna del sobrino nieto del Maestro Otero. Bailaba muy bien, aunque no se dedicó a ello. “Las señoritas de la época no se dedicaban a ello”… En su casa, una vez que levantaban los pies del suelo, ya les enseñaban a bailar por sevillanas. Bailar en su casa no era algo excepcional, sino natural. Se bailaba en las fiestas de Navidad, en los bautizos, en las bodas. Para ellos era su forma de expresar. En Andalucía funcionamos así. Bailar es natural.
En un viaje que hizo con sus padres a París, siendo pequeña, la llevaron a la Ópera de París, y tuvo la enorme suerte de poder ver bailar a Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev. Aquello para ella fue un auténtico “shock”, para bien, y que aún recuerda.
Durante muchos años, como periodista tenía que cubrir plenos parlamentarios, plenos municipales, o hacer entrevistas a políticos de todo tipo, pero en su corazón seguía teniendo la cultura, y, sobre todo, la danza. Se ha hecho a sí misma en la danza. En una especie de desierto donde nadie creía que la danza debía tener protagonismo en las páginas de los medios de comunicación. Ha insistido en que en los medios generalistas la danza tenga protagonismo. Si no se insiste y no aparece, resulta que no pasa nada. Y eso es lamentable.
Mis pilares de la danza
Cuando a Marta le preguntamos que nos destaque tres bailarines españoles, hace hincapié en que son sus tres bailarines, y que hay muchos más. Considera que de esos troncos que a continuación menciona sale mucha más gente. Para no irse a lo antiguo, cree que la familia Pericet de Sevilla son los que han dejado y transmitido las enseñanzas de la Escuela Bolera, y han sido maestros de muchísimos bailarines de nuestro país. En danza clásica, destaca como una persona fundamental de esta disciplina a María de Ávila, y que desde ese tronco sale mucha gente como Víctor Ullate, Lucía Lacarra… Hay que tirar de ese tronco. María de Ávila-Víctor Ullate, Víctor Ullate-Joaquín de Luz y Lucía Lacarra… Quizás pondría a María de Ávila y Víctor Ullate ahí al alimón. El último en destacar sería Antonio Gades. Gades ha sido un maestro, aunque no le gustaba que le llamaran maestro, al que Marta ha respetado mucho sobre todo porque enseñaba lo que era la ética de la danza, heredada, a su vez, de Pilar López.
Como maestros, tira por los andaluces. Uno de ellos es el maestro José Otero, quien sentó numerosas bases de la danza. Los Pericet, y la maestra Matilde Coral. Finaliza diciendo que hay muchos y muy buenos, pero prefiere centrarse en Sevilla.
Y otra que destaca es el maestro José Granero, de quien escribió su biografía en un libro publicado por el Institut del Teatre de Barcelona. “El maestro Granero era un ser especial, me transmitió muchísimas cosas, no sólo sobre danza, me hizo mejor persona trabajar con él”.
Fuera de España, sin lugar a dudas, aún está fascinada por Barýshnikov, Maurice Béjart, al que considera que fue el padre de la danza del siglo XX, además de una persona maravillosa, y por último a Birgit Cullberg y a Jiri Kylian.
Lamenta no haber podido entrevistar a Antonia Mercé “La Argentina”. Todo ese movimiento que ella forjó en París con la vanguardia parisina de la época le hubiera dado mucho juego. Sin duda.
Si no nombra a Antonio Ruiz es porque es uno de los mitos que Marta tiene. Lo conoció personalmente mucho menos que a Gades. Coincidió con él casi al final de su vida. Sólo lo vio bailar dos veces, mientras que a Antonio Gades lo ha visto bastante más. Antonio Ruiz es un caso especial dentro de su familia porque se crió con su madre. Su madre vivía en la calle Santa Clara y Antonio Ruiz nació en la calle Álvaro de Bazán esquina Santa Clara. Jugaban juntos de pequeños a marinear, a subir por el palo de la torre de Don Fadrique, y los dos iban juntos de pequeños a la academia de Realito. Con Antonio Ruiz Soler reconoce tener como algo mucho más familiar. Es como parte de casa, porque aún se conservan fotografías de él. La madre de Marta aún cuenta cómo Antonio bailaba detrás y al son de un organillo e imitaba los pasos de los caballos del Conde de Santa Coloma por la calle Santa Clara. Es un personaje como más natural de casa para ella. Aunque sin duda es un mito de la danza, es como parte de la familia. Ha oído a su madre contar cosas de Antonio desde que era pequeña.
Definición de Antonio Ruiz y Antonio Gades
Antonio Ruiz es el ingenio, lo natural, la gracia. Es tierra.
Antonio Gades es la disciplina, la enseñanza, la escuela de Pilar. Y es aire.
Son dos figuras imprescindibles, necesarias, y absolutamente distintas. No hay figuras como ellos, aunque haya gente que pasará a la historia de la danza.
Crítica de Danza
Cuando le preguntamos a Marta por su trabajo de crítica de danza introducimos nuestra pregunta afirmando que no es una crítica demasiado mordaz. En este sentido, considera que hay que tener el suficiente recurso literario, es decir, hay que saber escribir, para saber hacer una crítica sin insultar. No se permite nunca insultar a nadie. Lo fácil es hacer una crítica con un insulto. Lo difícil es analizar un espectáculo. Decir lo que te ha parecido, lo que no te ha parecido bien, pero no descalificar nunca a un artista. Siempre hay que tener un respeto enorme por la persona que se sube a un escenario. Es muy arriesgado subirse a un escenario y requiere mucho esfuerzo, comenta. No se puede hacer una crítica sin haber visto mucho, y sin haber leído mucho. Y haber hablado mucho con la gente.
En el año 1978 fue cuando comenzó su carrera como becaria. Pero no fue hasta el año 1991 cuando escribió su primera crítica. Ya había visto mucho bailar, había hecho muchas entrevistas a bailarines, y había leído muchísimo. Pero Marta se hace la siguiente pregunta: ¿Cómo puede ser una persona tan osada de a los dos años o año y medio de estar viendo bailar decidirse a escribir una crítica?
Marta Carrasco no es una bailarina o coreógrafa frustrada. Ella lo que quiere es ver bailar. En ese sentido considera que no puede decir nunca: “Yo haría esto así, o de otra manera”.
Lo que necesita la danza en nuestro país
Es muy rotunda cuando le preguntamos por las necesidades de la danza en nuestro país. Fe. Necesita fe. Ya la tienen los artistas. Ya la tienen los que se juegan su vida, su carrera, su patrimonio por la danza. Ahora necesitamos fe de quienes llevan los mandos de la cultura y la enseñanza. Necesitamos que se regulen aún más las ayudas. Que el tejido de la danza esté más organizado. Que se consiga una salida adecuada a quienes tienen una carrera tan corta profesionalmente hablando. Esas carreras tan cortas necesitan una salida profesional como sucede en países como Suiza, Holanda o Suecia, donde están perfectamente establecidas. Necesitamos programaciones estables de danza. Necesitamos compañías residentes en los teatros. Que los teatros nacionales tengan temporadas de danza anuales. Y necesitamos además mucha ayuda para producción. Y quitarnos la tontería de los cerrados circuitos autonómicos. Quiero ver cómo se baila en el País Vasco, y en Galicia. Tráigamelos. Igual que vayan los andaluces para allá. Hagamos esas sinergias entre comunidades. La danza es universal. La danza necesita que la gente que no es de la profesión se la crea.
Premio concedido por la PAD
Marta Carrasco recibirá el próximo 3 de diciembre el premio concedido por la Asociación de Profesionales y Compañías para el desarrollo de la Danza en Andalucía. Está muy orgullosa de recibirlo, porque no es un premio al que ella se haya presentado, sino que la Asociación ha tenido a bien concederle. Está encantada de poderlo recibir y cree que está motivado por aportar su granito de arena a la danza en Andalucía y fuera de ella siempre que puede. Además es el gremio profesional el que le otorga tal distinción.
Se define como una mujer vital, una agonía trabajando. Necesita de sus amigos y de su familia. Es muy familiar. Es muy de amigas, muy de amigas. Necesita esa complicidad con las mujeres. En Sevilla tiene un grupo de amigas periodistas que se denomina “El Club de las Diez”, con una complicidad a todos los niveles, personal y profesional. Necesita el mar, y es un ratón de biblioteca. Afirma que los libros la están devorando poco a poco porque no caben en su casa. Le gusta escuchar música clásica, ópera y es una gran apasionada del flamenco. Es muy “disfrutona”. Exprime la vida.
Al cine se iría con su gran amiga Mercedes de Pablos, directora del Centro de Estudios Andaluces, y que se lo sabe todo de todas las películas… La pone al día. Al teatro le gusta ir con cualquier amigo, pero que esté callado, porque en el teatro no se habla, “me concentro cuando estoy viendo un espectáculo, y cuando no va bien, sobre todo la danza, lo somatizo y hasta algunas veces me duele el estómago”.
El primer recuerdo de su niñez que le viene a la cabeza con respecto a la Danza es la primera vez que bailó por sevillanas en la feria de Sevilla. “Me vistieron de flamenca con ocho meses, con la flor pegada con un celo porque no tenía pelo. Años después, cuando ya andaba, mi padre me puso encima de una mesa, levantó los brazos tocó los “pitos” y bailé con él…, hay foto. Llevaba un traje de organdí rojo y blanco, y sí, ya tenía pelo, me pusieron una clavellina roja y por supuesto, muchos collares”.