Si tuviéramos que definir a Nacho Duato tendríamos que empezar diciendo que, por encima de todo, es bailarín, después coreógrafo y, por último, director. Aunque actualmente también es un buen artista plástico. Así por lo menos se define y se ve él mismo. Aunque ofrece una imagen dura, de hombre serio y prepotente, nada tiene que ver con la realidad. Pero lo que sí deja muy claro es que su personalidad está forjada con el yunque de la verdad, y gracias a su basta cultura, puede ser crítico con todos aquellos que no defienden como se merece el mundo de la cultura, y en particular de la Danza, disciplina que le apasiona pero que no le obsesiona. Un yunque asociado a la cultura gitana por la que nuestro protagonista tiene verdadera pasión....