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Año VIIINúmero 380
25 NOVIEMBRE 2024

Rafael Álvarez “El Brujo”: “Cuando recoja el galardón no sé en quién pensar. Debo mostrar mi agradecimiento a los maestros con los que yo he aprendido”

Imagen del actor Rafael Álvarez 'El Brujo'
Imagen del actor Rafael Álvarez 'El Brujo'
Rafael Álvarez El Brujo recogerá en Almagro, el próximo 4 de julio, el prestigioso Premio Corral de Comedias, tras cuya entrega se dará por inaugurada la 47 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. La cita manchega reconoce así la trayectoria de “el eterno Bululú del teatro de este país”, en palabras de Irene Pardo, directora del festival, y que también representará en el certamen su espectáculo ‘Mi vida en el arte’.

¿Cómo recibe la noticia de la Fundación del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro de la concesión del Premio Corral de Comedias 2024?

Me sorprendió mucho y de forma muy agradable. Me llamó mi secretaria, y me dijo que la directora del Festival de Almagro quería hablar conmigo. Y yo pensé: “No debe de ser para ir a actuar al festival porque para eso ella no habla, hay una persona encargada de la contratación, y además no hablan conmigo, hablan con mi manager o mi directora de producción. Entonces ya me lo olí. Si Irene quiere hablar conmigo, igual es que me van a dar el Premio Corral de Comedias”. Entonces me llamó. Irene es una persona muy agradable, muy amable, muy profesional, muy transparente. Y me resultó muy bonito que me lo dieran. Y sobre todo, la verdad, que me lo dieran siendo ella directora. Han pasado muchos directores y directoras por ahí, todos gente del teatro, buena gente, pero con Irene me agradó mucho recibir la noticia.

¿Cree que llega en un buen momento? ¿Ha sido oportuno?

Llega en un momento estupendo. Los premios siempre llegan en un buen momento. Lo que no llega en un buen momento es una inspección de hacienda, la enfermedad, una mala noticia… Para eso nunca hay un buen momento. Para un premio siempre hay un buen momento. Es un premio, además, que está ligado a una carrera dedicado al teatro clásico español. He trabajado en el Festival de Almagro no sé la cantidad de veces. Desde que estrené allí en el Corral de Comedias El Lazarillo, pero ya fui antes otra vez con la obra de José Luis Alonso de Santos Viva el duque nuestro dueño, también al Corral de Comedias. No había festival de Almagro en esa época. O si lo había nosotros no nos enteramos. Fuimos a trabajar en junio, una noche, y luego después al festival, en la época de Marsillach, que dirigía la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Llevo viniendo prácticamente todos los años. Con un repertorio clásico, textos míos, adaptaciones de clásicos de Lope, con versos, con recitales de versos… Con El Lazarillo he ido tres o cuatro veces. Como El Lazarillo es un clásico, pues se repite. He trabajado en el Corral de Comedias, pero también en la sala AUREA, principalmente.

De las personalidades a las que se les ha concedido el premio Corral de Comedias, usted es de las personas que yo creo más ha trabajado en Almagro en su festival…

He trabajado muchísimo en Almagro. Y no solamente en Almagro. Es muy importante que el legado del teatro clásico, que en Almagro tiene una plataforma maravillosa, después circule por otros festivales como son Cáceres, Alcántara, Olmedo, Niebla, Olite, San Javier… Y luego no solamente eso, sino por un montón de pueblecitos pequeños, a donde va el teatro clásico del siglo de oro español. La plataforma es Almagro, pero es una plataforma donde tú puedes estrenar, donde puedes utilizarlo como un impulso. Es como una irradiación. Una irradiación de teatro clásico que luego después circula por toda España.

Rafael Álvarez ‘El Brujo’: «He trabajado muchísimo en Almagro»

¿Qué ha cambiado en el teatro desde que estrenara aquel Lazarillo en versión de Fernando Fernán Gómez en el Corral de Comedias?

Lo que encuentro es una mayor desprotección del fenómeno teatral por parte de las instituciones públicas, y de un abandono del teatro a su suerte. Dentro de esa suerte, hay quien ha tenido buena suerte, y se lo ha montado y ha sobrevivido. Y hay quien se ha tenido que marchar, van renqueando. Y ahí yo he podido, gracias a Dios, estar con bastante éxito durante muchos años. Pero ha habido dos etapas muy importantes de descenso. Una. La crisis económica del año 2008 a 2012. En la época de Zapatero. Ahí el teatro experimentó un bajón importante debido a la crisis y a la falta de presupuesto en las instituciones de cultura, tanto del Estado, como de las comunidades, como de los ayuntamientos, para el teatro. Dos. La siguiente que fue la “corrección de la crisis”, de los ajustes de la época de Rajoy, con Montoro de ministro de Hacienda, y con el IVA del teatro al 21%, mientras que los grandes clubes y los pequeños, el fútbol en general, tenía el IVA creo que al 10%, o al 12%, no me acuerdo. Esto fue una cosa que toleró la sociedad española, lo toleró la prensa, y de alguna manera lo tuvimos que tolerar todos los profesionales del teatro. Fue una cosa aberrante, avergonzante y humillante que unos chicos que montan una obra de Lope de Vega tengan que pagar el 21% de IVA y el Real Madrid, o el Barça o el Valencia, paguen el 10% me parece que esto es una cosa que habla de una sociedad desequilibrada, completamente desequilibrada y acanallada con respecto a la cultura. Y el tercer golpe para abajo, que fue el tercer escalón de bajada, el COVID. El COVID hizo mucho daño al teatro. ¿Y qué es lo que pasa? Que cuando se produce una catástrofe, un acontecimiento de este tipo, luego después no viene la recuperación. O si viene una cierta recuperación, no es una recuperación total. Nunca se está como se estaba antes de… sino peor. Después del COVID se establecieron, también, ciertas costumbres como las compañías ir a taquilla por cualquier precio, por cualquier cosa, en cualquier condición, con tal de ir. Y entonces luego ya eso se queda así, como una costumbre. Se queda como una costumbre y ahí se queda. Y si tú sacaras una relación de la cantidad de personas que trabajan, para el teatro, en las instituciones públicas, funcionarios de la diputación, funcionarios de los ayuntamientos, funcionarios de las comunidades autónomas, y del Estado y del Ministerio, que trabajan como funcionarios para la cuestión de las artes escénicas, te quedarías escandalizado. Se sumarían los sueldos de todos esos funcionarios, y te darían sueldos como para treinta veces más de lo que se invierte en la difusión del teatro y en la contratación de las compañías.

Volviendo al acto de concesión de este premio Corral de Comedias. Al acto de celebración que será la inauguración de esta edición del Festival de Almagro, ¿sabe quién hará la laudatio de su premio? ¿Quién está autorizado para hablar de Rafael Álvarez el Brujo?

No lo sé. No conozco el protocolo de la ceremonia. No sabía que había una laudatio, pero ahora que me lo dices, es lógico, es un premio, pero la verdad es que no lo sé quién lo hará.

Una de las imágenes tomadas al actor en una de sus visitas al Festival de Almagro

¿En quién pensará cuando recoja este premio? Un importante premio dentro de su trayectoria

Es un premio a toda una carrera ligada al teatro clásico. Yo siempre digo por ahí que en Europa hay tres pilares de la civilización, que se manifiestan a través del poder del teatro, la tragedia griega, Shakespeare, y el teatro del siglo de oro español. De la cultura europea quita la tragedia griega, quitas el teatro del siglo de oro español, y quitas a Shakespeare, y ¿qué te queda? Queda lo que queda. Quedan muchas cosas todavía, queda Molière, pero te queda todo raquítico, muy empobrecido. Estos son tres grandes pilares de filosofía, retórica, verso, de pedagogía, son muy poderosos los conocimientos, de sabiduría, de cultura. Tragedia griega, Shakespeare, y teatro del siglo de oro español.

Retomando la pregunta ¿en quién pensará cuando recoja el galardón?

No se me había ocurrido. Cuando recoja el galardón no sé en quién pensar. Debo mostrar mi agradecimiento a los maestros con los que yo he aprendido. Y dentro de esos maestros hay uno muy especial, que es totalmente maestro, que es José Luis Alonso de Santos. Con él yo fui por primera vez al Corral de Comedias, con su obra, y él me enseñó los primeros pasos en el teatro. Y él ha sido un gran pedagogo, un gran profesor de interpretación. Trabajó muchos años en la Escuela de Arte Dramático como profesor. Y él ha sido una persona muy importante en mi carrera, porque me apoyó en el comienzo. Me enseñó lo elemental. Y yo chupé mucha rueda de él, y mucho de él. Después está Gerardo Malla, que son personas que han trabajado conmigo muchos años. Y luego después, en la producción, dentro del apartado ya no artístico, sino de la producción, hay otra persona que es Jesús Cimarro. Cimarro ha sido una persona muy importante en mi carrera. Ha sido un puntal. A partir de su colaboración conmigo en El Lazarillo, yo llegué a todos los puntos de España. Cimarro ha sido muy cómplice y hemos tenido a lo largo de los años, hemos tenido de todo, como amigos, como hermanos, encuentros, desencuentros, hemos estado enfadados durante un tiempo. Y ahora, como con los años pasa todo, se va transformando, pues ahora volvemos a estar muy unidos. Trabajo mucho con él, en Mérida, en el Bellas Artes, y tenemos mucho contacto personal. También me voy a acordar, como no, de Enrique Salaberría. Otra persona muy decisiva en mi vida. Porque cuando Cimarro no tenía aún el Bellas Artes en Madrid, Enrique tenía el Teatro Fígaro, el Alcázar, algún otro más, el Infanta Isabel, y yo siempre he entrado en Madrid en temporada de la mano de Enrique Salaberría. Siempre, incondicionalmente, con apoyo incondicional. Enrique Salaberría ha apoyado títulos míos en los que al principio él albergaba dudas. Pero yo decía, no, pero quiero hacer esto, quiero probarlo, quiero ver si funciona. Si no funciona, lo quitamos. Y nunca, nunca, nunca me dijo que no. Siempre me apoyó. Por lo tanto, son gente que ha estado muy ligada a mi carrera. Y también, en un momento determinado de nuestra carrera, la personalidad de Fernán Gómez estuvo ahí como un júpiter protector, en El Lazarillo de Tormes, y en la producción de El pícaro de Lucas Maraña, que hicimos todos nosotros en aquella época de Pentación. Todas estas son personas que han estado conmigo todos estos años. Me han ayudado y gracias a ellos yo he llegado a hacer lo que hago ahora y a ser lo que soy ahora en el teatro.

Fotografía de una escena en el festival de Almagro

Rafael, me hablaba de José Luis Alonso de Santos, de Gerardo Malla, Jesús Cimarro… Juntos pusieron en marcha aquella productora que continúa hoy en día como Pentación Espectáculos

Sí. Pentación fue una idea maravillosa que se le ocurrió a Gerardo. Nos reunió a José Luis, a Cimarro, a mí y a Tato Cabal en aquella época. También la mujer de José Luis Alonso trabajó adicionalmente y fue de los miembros fundadores. Estábamos todos en otro momento de nuestra vida y Pentación fue una cosa muy importante, en mi carrera, y en el teatro español, muchísimo más. Muy importante. Pentación es una empresa decisiva en el panorama del teatro español, pero es decisiva porque tiene ahí a una persona que todo el mundo conoce y sabe que trabaja 24 horas al día en los proyectos que hace con una tenacidad y con una capacidad fuera de lo común, que es Jesús Cimarro.

Hay gente que no hemos tenido el privilegio de conocer personalmente a Fernando Fernán Gómez. ¿Me permite hacerle una pregunta acerca de él, aunque usted sea el protagonista de esta entrevista? ¿Qué tenía de especial, qué tenía de particular Fernán Gómez?

Fernando era impresionante. Si lo hubieras conocido hubiese sido una experiencia. Conocer a un personaje como él hubiera sido una auténtica experiencia. Yo he conocido a pocas personas con ese magnetismo, con esa fuerza de personalidad, y con esa integridad, aparte de su sabiduría y sus enormes capacidades como escritor, director de cine, de teatro… Un poco genio renacentista. Tocaba tantos palos. Como actor era increíble. Hay cosas de Fernando Fernán Gómez que yo veo una y otra vez. Hay un monólogo que tiene en una película de José Luis Gutiérrez Aragón. Es un plano secuencia en el que él está solo cinco o seis minutos. Aguantar eso en un plano largo… Él era una cosa impresionante, pero sobre todo era un hombre muy íntegro, y con mucho carisma. Yo lo conocí siendo muy joven y claro, yo alucinaba con él cuando hablaba de esa forma… Pero con un sentido del humor y una retranca impresionante que tenía. Y una perspectiva sobre la vida muy relativista, muy de estar por encima de las mesas. Y luego era un hombre generoso, como todos los grandes. Era generoso, no era miserable, en nada. Era muy generoso, muy generoso.

Me hablaba de magnetismo, magnetismo de Fernando, pero yo creo que Rafael Álvarez el Brujo tiene también un magnetismo impresionante. Esa conexión con el público. Se reinventó en un momento de su carrera y ha conseguido subir al Olimpo de los Dioses porque el público te agradece todo.

Sí. He tenido una gran suerte. Una gran suerte que es el favor del público. Eso es muy difícil de aprender. Eso no depende tampoco de una técnica. Eso es una cosa que ocurre. Es un milagro. La técnica, el aprendizaje, las habilidades que tú tengas, tus capacidades, tu estudio, todo ello contribuye a una mayor posibilidad de comunicarte con el público, y de llegar al público. Lope de Vega utiliza la palabra favor con sinónimo de amor. Ya sabes que lo hace en El caballero de Olmedo. Yo hablo de ese favor que es el amor. El público me quiere. Cuando salgo al escenario me quiere. Y últimamente me apoyo sólo en eso. Y también en transmitir afecto. Entonces no importa tanto ya ni la obra, ni el texto, sino el momento que compartimos juntos, personas, que estamos muy bien unos con otros, porque en definitiva lo bueno de un actor es lo que transmite su vibración espiritual y su presencia psicofísica, mental y física en el escenario. Una vez fui a ver a Flotats con una persona muy querida por mí. Y a esa persona yo le dije “mira, vas a ver a un actor absolutamente irrepetible. Flotats”. Que es un actor al que yo admiro mucho. Estábamos viendo París 1936, me parece que era. Y esta persona pues estaba viendo a un buen actor. Pero no veía nada tan especial como lo veía yo. Incluso me dijo, bueno, sí es bueno, pero tampoco es para tanto. Pero hubo un momento en que a lo largo de la obra Flotats le decía a los dos chicos, algo sobre la presencia del actor. Y le decía “cuando escuches al otro personaje que te habla, escúchalo”. Y Flotats se quedó quieto, como en una inmovilidad. En un estado de atensión y de inmovilidad receptiva, muy magnético. Un instante. Un minuto así, quieto. Haciendo como que escuchaba algo. Y en ese momento fue donde la persona que estaba conmigo entendió que era un actor absolutamente singular.

Rafael, ¿qué le pide al mundo del teatro?

Le pido unos años más. Le pido algunos añillos más. Como dice mi amigo y compañero músico, Javier Alejandro, que siempre va conmigo, quien tiene mucho sentido del humor y es muy irónico. Una vez, hace mucho tiempo, le hicieron una prueba porque tenía un problema médico que no era nada, pero en un momento parecía que podía ser cualquier cosa grave, y decía con ironía y con gracia cuando rezaba: “Señor, mis alumnos no saben aún lo suficiente” (risas). Pues yo le pido lo mismo, algunos añillos más porque el público aún no se ha enterado del todo.

Para terminar. Si un hijo suyo le dijera hoy “papá me quiero dedicar al mundo del teatro”, ¿qué sensación le produciría? ¿Qué le diría?

Yo lo respetaría. Si yo viera que un hijo me dice eso, le apoyaría mucho. Pero también como padre temeroso por saber lo que le espera el pobre. Siempre con la coña que yo repito siempre, ¡métete en La Caixa! No, es una broma, eso lo digo a veces en el escenario, que mi madre me decía, métete en La Caixa, déjate de teatro, porque, para empezar, es crudo. Hasta que tienes tu camino. Pero cuando ya tienes tu camino, todavía es crudo, porque siempre va a haber gente que te va a poner la zancadilla. Pero es ley de vida, es una ley de vida. Cuando hay alguien que tiene algo que decir, cuando hay alguien que tiene algo que expresar al mundo genera una energía adversa. Esto es una ley cósmica. Tú sabes que yo soy un poco esotérico y tal. He leído sobre esto, he estudiado sobre esto. Incluso un psicólogo tan importante como Jung, que era un psicoanalista muy esotérico, dice que la palabra Satán, viene del hebreo Setan, que significa adversario, que es algo así como el reverso negativo de la fuerza. Como tú quieres algo con muchas ganas y estás decidido a conquistar algo en el mundo o a expresar algo en el arte o en la ciencia, o en la política, o en los negocios, tienes que pelear con una fuerza que tú mismo vas a levantar, que es la conjura de los necios.

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