Bernadí desprende e irradia alegría y habla de todos sus compañeros con mucho cariño y humildad, destacando el trabajo en equipo, como si él no fuera responsable de la estupenda acogida de los espectadores. Además de lo puramente artístico, define este espectáculo como un acontecimiento importante para Madrid, capital de los musicales por su calidad y variedad, y toda España. Hace un alegato reivindicativo de este género, en ocasiones “lleno de prejuicios y poco valorado”, y de la exigencia de su trabajo a nivel físico y vocal: “somos como deportistas de élite”. Aunque reconoce que recibe muchas muestras de apoyo y cariño.
¿Cómo se te presentó este proyecto? ¿Te llamó alguien o acudiste a un casting?
Acudí a un casting. Lo bueno del teatro musical en España es que es un formato muy abierto, y que a los castings se puede apuntar cualquiera. Esto es una cosa súper positiva porque salieron y se apuntó toda la profesión. Los fui pasando hasta que me dieron la noticia de que me habían cogido.
¿Cuánto ha sido el tiempo de ensayo antes de estrenar la obra?
Fue de un mes y medio, porque al final es un musical con un proceso de creación muy largo, primero en Broadway y después se van por todo Estados Unidos, incluso en Canadá. Funciona por prueba y error. Cuando se estrenan musicales oficialmente en Broadway, suelen ser éxitos rotundos porque han pasado tres o cuatro años haciendo pruebas, cambiando el material o los personajes. Esto también permite que cuando viajan y cruzan el océano, y hacen la producción española de Aladdín, se pueda hacer en tiempo récord. Lo tienen todo muy milimetrado y estudiado. Incluso se crean puestos de trabajo exclusivamente para esto, como directores residentes de las producciones en todo el mundo. Además, es un proceso económicamente muy caro, porque implica a muchísima gente, no solo al elenco, sino también a todo el equipo técnico y directivo extranjero y tiene que hacerse en tiempo récord.
¿Qué diferencias aprecias entre la icónica película de Disney y esta adaptación de Alejandro de los Santos?
El trabajo de Alejandro es una adaptación muy teatral y se adapta mucho al proyecto que ve el espectador en el teatro. Lo que hace muy bien Disney es acertar en cada uno de los géneros en los que trabaja, cuando hacen el live-action de Aladdín (pasar de personajes de animación a actores) también se acercan mucho más al público joven, haciendo adaptaciones que parecen como más actuales, desde hip-hop hasta música urbana. Lo que hace Nicholaw (director y coreógrafo con un premio Tony como mejor director) con todo su equipo, es adaptarlo al formato de Broadway de toda la vida. Esto conlleva ciertos cambios con respecto a la película, como por ejemplo los animales se transforman en humanos, y lo que hace es acercarlo más al género musical de Broadway, desde los musicales más típicos como West Side Story, hasta las comedias más actuales. El trabajo de Alejandro de los Santos es adaptar la letra del material de Aladdín a esta propuesta más teatral.
Tu carrera está asociada al teatro musical con apariciones en La Jaula de las Locas, en la gira española de Ghost y en el musical Kinky Boots, pero ¿este es tu primer papel como protagonista?
Sí, este es mi primer papel protagónico, tan importante. En inglés lo llaman title role, en el que el papel principal da el nombre a la obra. Nunca había experimentado todo lo que conlleva interpretar al protagonista, desde la exposición y el reconocimiento, pero también la presión de que el peso recae mucho en ti.
¿Cuál ha sido el mayor desafío de encarnar a Aladdín?
Va muy bien en esta línea que estamos hablando. El mayor desafío es no enloquecer. Cuando en una producción tan grande de repente ves que vas pasando las fases del casting y al final te acaban cogiendo… Además, implica a mucha gente del elenco con muchísimos años trabajando y con una carrera súper larga a sus espaldas; y yo con 25 años que, aunque haya trabajado, es mi primer papel como protagonista, al principio es una sensación de miedo, incluso. Por tanto, creo que el mayor desafío es en los ensayos; cuando todo es nuevo o no conoces a prácticamente nadie, cuando te encuentras con un director llegado de Broadway que viene a verte trabajar, tienes la suerte de que te ha escogido él, pero a la vez tú tienes que cumplir con sus expectativas y con las expectativas de todo un equipo detrás trabajando por ti. A mí eso es lo que me daba más respeto. Cuando me iba a hacer las fotos y veía a todos los productores, los técnicos a toda la gente que ya estaba trabajando para que tu imagen y tú interpretaras al papel, entonces es como ¡guau, tengo que estar a la altura!
En cuanto a tu personaje, ¿es posible que le hayas dado un toque más humano y sincero? Da la sensación de respirar verdad y sinceridad
Muchísimas gracias. Sí, es una cosa de la que creo que va en la línea de trabajo de estos directores residentes, del mismo Nicholaw, el director de la obra. Como lo hacen en formato teatral y son gente con una experiencia y con un talento increíble, él daba mucha importancia a que no hiciéramos el muñequito de la película, porque eso ya estaba hecho en la misma. Evidentemente, esto está inspirado en unos dibujos animados, pero no lo son realmente; cuando se transporta al teatro estos personajes se transforman en seres humanos de carne y hueso. En definitiva, trabajar mucho con las premisas de la interpretación de toda la vida. Los directores nos preguntaban: “piensa qué estás haciendo aquí ahora mismo, qué quieres, de dónde vienes. Tú piensa que ahora mismo Jasmine te acaba de decir que no le importas nada; por lo tanto, cómo entras a escena, qué objetivos quieres conseguir con esto. O ten en cuenta que te ha pasado esto, que tu madre ha muerto”. Son cosas que al final construyen un personaje y, por consecuencia, construyen verdad. Te lo agradezco muchísimo, es para mí un cumplido que me digas esto.
Hablemos ahora de la relación con tus compañeros. La más especial y emotiva es con Jana Gómez. Yo aprecié mucha química, por ejemplo, en el momento de la alfombra voladora.
Con mis compañeros yo iba con pies de plomo, no conozco a nadie y vete a saber con quién me voy a encontrar… El otro día estábamos grabando justamente el tráiler de Aladdín para para la televisión, y miraba a mis compañeros del elenco y pensar ¡qué fuerte, ahora son mi familia! Es lo bonito de nuestra profesión, de nuestro oficio, que al final se convierten un poco en tu familia. Cuando recuerdas una etapa así, la recuerdas con mucho cariño.
A Jana ya la conocía desde los 18 años e hicimos El despertar de la primavera juntos en Barcelona y para nosotros fue súper especial. Pero por cosas de la vida, tampoco nos hicimos mejores amigos. Es muy fuerte porque a veces la vida te hace reencontrarte con ciertas personas y se crea una relación mucho más fuerte de la que tenías. Con Jana creo que nos ha pasado a los dos, ahora de repente nos llamamos “marides” porque estamos comentando todo el día, “como estás, cómo te encuentras, cómo te sientes”. En definitiva, súper guay.
¿Con David Comrie en el papel del Genio? Porque muchas de estas coreografías conjuntas son de compleja ejecución.
David es una persona indescriptible, solo tengo palabras buenas para él. Es un papel que se lleva todo el cariño, sin duda, y tiene la gran dificultad de sostener toda la comicidad y es un “caramelito”; pero para que lo sea, lo tienes que saber defender. David, con este papel, podría ser la típica diva de turno que te trata mal, o con una salida fuera de lugar; y, en realidad, es una persona súper humilde, divertida, cariñosa y muy buen compañero. Las coreografías que tenemos juntos son de las más complicadas y es uno de mis momentos favoritos. Otra de las cosas que más me gustan de mi papel es que es muy completo, porque cantas, interpretas, bailas claqué. Y sí, como dices, el momento del claqué o el momento de la cueva con el genio son de los más explosivos y espectaculares.
¿Puede ser que los instantes más divertidos también sean con tus compañeros de aventuras Josep Gámez, Robert Matchez y Alex Parra?
Sí (ríe). Tienen momentos muy buenos y divertidos. Nos reímos mucho con ellos porque son tremendos, súper traviesos y un poco como el papel que interpretan. Hay momentos muy divertidos porque al final es una obra que se ciñe tanto a todo lo que tiene que pasar, que cuando algo se descoloca, se olvidan de la réplica u ocurre cualquier incidente es de lo más gracioso. Te sales de lo que haces normalmente y eso provoca un shock muy gracioso, sí. Con ellos me lo paso súper bien. Con el resto del elenco ocurre lo mismo, tenemos ya una complicidad que creo que es muy bonita y se debe de notar también. Sin duda, yo lo comparo cuando empezamos, que igual trabajábamos más a nivel individual, y ahora al formarse este vínculo más especial en las funciones, con tantas cosas compartidas, no tiene precio, es muy guay.
¿Te da temor de que comparen la producción de Aladdín con la del Rey León? Son musicales enormes y de la misma productora
Creo que es un trabajo que están haciendo muy bien desde la empresa, desde Stage Entertainment, y el peso recae en ellos. Yo, desde mi perspectiva de actor, veo que el público sale muy feliz de la función y realmente hacemos feliz a quien viene. Quizás antes de estrenarse era inevitable la comparación. Justo ayer veíamos que el Rey León lleva 12 temporadas en el teatro, y dices a ver qué tal nosotros, quizás dure un poco menos, quizás igual… Sí que está en el ambiente, pero no desde una perspectiva de miedo o inseguridad. Lo que hicieron Alan Menken, compositor, Howard Ashman, letrista, y todos los creativos de Aladdín fue un mito. La gente realmente fue muy feliz viéndola de pequeño y ahora cuando van al teatro salen emocionados. Yo ya no puedo pedir más, y tampoco se puede comparar con nada porque hay algo muy especial.
A parte de tu papel en esta producción, ¿tienes algún proyecto en mente?
Mi prioridad sigue siendo Aladdín y espero que así lo sea durante mucho tiempo. Al final el esfuerzo es tan grande… Hace un año y medio hacía el casting y es algo que lleva tanto esfuerzo y tiempo, que espero que esté una temporada larga pudiendo disfrutar de lo que ahora es lo más gratificante, ir a hacer la función y sentirte lleno. Durante los ensayos puedes estar más cansado, inseguro o sin saber cómo va a salir, pero, ahora, una vez estrenado y pasado unos meses donde está todo más rodado es una sensación súper gratificante, sí.
He investigado y además de actor, también forma parte del grupo de música Svetlana. Que invito a los lectores a que te vean vestido de sirena…
Sí (ríe). No tiene nada que ver. De hecho, está como al otro extremo de Aladdín que es un príncipe. Pero lo llevo haciendo ya desde un par de años con una amiga y es también una de las cosas que más me llenan; el crear desde donde estoy ahora mismo, y a través de la música, que es lo que me gusta y lo que tienen en común tanto mi grupo como mi profesión de intérprete de teatro musical. Tengo como un runrún de ir creando, produciendo y a veces damos conciertos. Ahora vamos a estar en Sitges tocando con otros grupos que lo están petando en Cataluña y tienen un millón de visualizaciones al mes y estamos súper contentos. Es un proyecto más a largo plazo que voy haciendo, pero al final mi trabajo y mi prioridad ahora mismo es Aladdín con lo que no puedo estar más contento.
Como colofón, ¿por qué nadie puede perderse este musical?
Por lo que han conseguido y por todos los que estamos implicados, entre los que me incluyo: un espectáculo muy especial y casi místico. Además, como tiene la capacidad de abarcar al gran público, contiene una esencia mágica y única. Hay quien le fascinará volver a su infancia o hay gente que flipará con las coreografías o con el vestuario, depende. Pero son tantos palos los que toca este musical, que nadie se va a quedar indiferente; de hecho, al contrario, mucha gente va a salir marcada después de ver este show. Lo recomiendo a todo el mundo y también por todo lo que ponemos nosotros cada día, que es nuestro cariño más grande y nuestro amor por lo que hacemos: interpretar teatro musical.