Un gran recuerdo de su infancia es cuando le pidió a su madre que lo llevara a la academia de baile de Manolo Marín en Sevilla. Allí iban todos sus amigos, pero sus padres no podían pagar en ese momento las clases de Rubén. Pero sus progenitores hicieron un gran esfuerzo y al final lo llevaron a esa academia de donde salieron grandes bailaores y bailaoras en ese momento en Sevilla.
Un hecho que le produce mucha alegría es que, a nivel de baile, la danza se vea en los hombres como una profesión normal, y no pasen los bailarines actuales lo que han pasado sus antepasados. Personalmente, Rubén Olmo ha tenido la suerte de no pasarlo tan mal. Ese momento en el que el bailarín tiene su profesión, y no te traten de homosexual sólo por el mero hecho de bailar… En ese sentido, cree que se está ganando mucho terreno y le produce mucha alegría ver en los conservatorios y en las academias de danza a tantos hombres y tanta normalidad. Le produce mucha alegría.
Las guerras y el trato denigrante y vejatorio que se produce hacia otras razas le producen mucho rechazo, muchísimo.
La formación de nuestro protagonista se lleva a cabo en su ciudad natal, Sevilla. Es allí donde, con apenas dieciséis años, acude a un taller de flamenco impartido por Javioer Barón. Barón le elige para que formara parte de la coreografía Pájaro Negro. Es ahí cuando comienza su meteórica carrera, pasando por el Ballet Nacional de España y la Compañía de Aída Gómez, entre otras.
Pronto crearía su propia compañía en cuya formación destacan dos producciones, Belmonte, sobre la vida del torero Juan Belmonte, y Pinocho. A los pocos años fue nombrado director del Ballet Flamenco de Andalucía, sucediendo a Cristina Hoyos. La dirección fue compaginada con su labor docente en el Centro Andaluz de Danza.
Después de grandes coreografías, y de un gran trabajo forjado a fuerza de trabajo y superación, llega a la dirección del Ballet Nacional de España, donde espera poder impregnar un sello propio, además de conservar las piezas de repertorio en toda su pureza y esplendor.