Sergio ha compartido con Masescena unos minutos de su tiempo justo antes de comenzar las funciones que ha representado en el Teatro de la Zarzuela de Madrid hace pocos días. El espectáculo del Ballet Nacional de España «40 Aniversario» ha ofrecido un amplio abanico de coreografías firmadas por grandes de la danza de nuestro país, además de contener el programa el estreno absoluto de la pieza «Ícaro» coreografiada especialmente por Antonio Najarro para Sergio Bernal, y cuya música ha sido compuesta originalmente por Dorantes. La pieza ha contado, además, con la mano maestra del iluminador Juan Gómez Cornejo.
La estancia del Ballet Nacional de España en el Teatro de la Zarzuela de Madrid ha colgado el cartel de No hay billetes para todas sus funciones, aunque mucho antes de que arrancaran todo hacía presagiar que esto ocurriría, pues era muy complicado adquirir más de dos localidades consecutivas. Esto es un claro ejemplo de la buena salud de la que goza hoy día la única compañía multidisciplinar, en lo que a Danza Española se refiere, que hay en el mundo.
En el ambigú del Teatro de la Zarzuela, mientras el público accede para ver la función, charlamos con el Primer Bailarín del Ballet Nacional de España, Sergio Bernal.
Sergio tiene 28 años y nace en Madrid. Siempre ha sido bailarín, desde muy pequeño, y siempre en su ciudad. Una vez que entra al conservatorio, lo termina y empieza a trabajar, empieza a moverse con varias compañías, en principio privadas, y muy rápidamente entra al Taller del Ballet Nacional de España con José Antonio, y se convirtió en bailarín del mundo, en ciudadano del mundo.
¿Porqué la danza? ¿Cuándo llama a tu vida?
Bueno la llama mi madre. Nos apunta a mi hermano gemelo y a mi a clases de sevillanas y de flamenco. Mi hermano Pablo a partir de las dos semanas, más o menos, decidió dejar de bailar, y yo pues seguí. Me pareció que era un vocabulario, era un lenguaje, en el que me sentía muy cómodo, muy a gusto, y que podía expresar a través del cuerpo necesidades. Necesidades que desde pequeño tienes, ganas de tener a público delante, de poderle contar cosas, y desde ahí se convirtió en mi forma de expresión.
¿La formación la realizas en Madrid? ¿Por qué compañías pasas?
La formación la hice en el Real Conservatorio de Danza Mariemma de Madrid. Desde muy jovencito empecé en la compañía de Miguel Fuentes. Fue la primera compañía en la que estuve trabajando. A raíz de ahí entré en la compañía de Rafael Aguilar, en la cual hoy por hoy todavía sigo trabajando (ahora nos iremos de gira con ellos), en el Taller-Escuela del Ballet Nacional de España bajo la dirección de José Antonio. Después seguí trabajando con Aída Gómez, con el Nuevo Ballet. He trabajado, también, con Antonio Najarro, Rafael Estévez y Nani Paños. Fueron muchas y muy diferentes compañías.
Siempre me acompañó la inquietud del Ballet Nacional de España. Creo que es la compañía referente en España, y, por supuesto, un referente a nivel mundial, ya que es única en el mundo por las características del flamenco y de la propia danza española. Siempre tienes una meta, y quieres llegar a conseguir unos objetivos. En este caso, mi objetivo era llegar al Ballet Nacional de España.
¿Te acuerdas cómo fueron las audiciones?
Por supuesto. Lo primero porque es un paso más que das en tu carrera y por eso siempre te vas a acordar. Pero además fueron unas audiciones en las que Antonio Najarro acababa de llegar como director, y fueron unas audiciones muy duras. Pero bueno, también es lo que se necesita para entrar a solista, puesto al que yo optaba.
La Danza Española lo que tiene es que tiene muchos registros diferentes, tiene mucho vocabulario. Tener capacidad para todos ellos requiere tener mucha capacidad y mucho esfuerzo. Fueron unas audiciones muy duras, pero cuanto más duro, mejor la recompensa.
Entré como solista en el año 2012. Las audiciones como solista son muy difíciles. En las audiciones como Primer Bailarín tienes un tiempo limitado. Son diez minutos, y tú puedes utilizar esos diez minutos como quieras, para hacer diferentes variaciones, una variación, lo que quieras. Te sientes mucho más tranquilo porque vas con tu número. En una audición de solista no. Tienes que pasar todo un repertorio que te van a pedir, y es más duro, está claro. Se supone que cuando tú te presentas a Primer Bailarín ya tienes un bagaje y por su puesto la gente que te está audicionando ya te conoce y conoce tu trayectoria. Por eso también esa pequeña libertad para poder expresar lo que tú quieras.
De todo el repertorio que conoces del Ballet Nacional, ¿qué pieza o coreógrafo destacarías?
Destacaría piezas, porque Medea es una obra maestra del maestro Granero. Es una obra cumbre del Ballet Nacional de España y de la danza española. Es El lago de los cisnes de la danza española. El sombrero de tres picos es una belleza, Fantasía galaica de Antonio el bailarín. Pero yo creo que esas son parte de las obras cumbre del Ballet Nacional de España y lo que ha hecho que también el Ballet tenga un repertorio sólido que haga que esta compañía tenga el prestigio que tiene.
¿Con qué coreógrafo te sientes más cómodo?
Quizás con Antonio. Con Antonio el bailarín. Con Antonio Ruiz Soler. Yo creo que es un estilo de danza española muy marcado que a mí siempre me ha gustado muchísimo. Además él como bailarín, su talento, era una persona magnética, digamos que con una energía que traspasaba el público. Siempre me ha gustado muchísimo y desde siempre me he sentido muy identificado con él, muy identificado.
¿Qué aporta Sergio a esas piezas?
Bueno, pues Sergio aporta todo su cariño. Creo que siempre hay que trabajar estas obras teniendo las referencias que has tenido anteriores, ya sean el caso de Juan Mata como Molinero, José Antonio y otros muchísimos más. Siempre respetando el pasado, pero aportando, quizá, la actualidad. Ellos lo han bailado igual, con un nivel técnico verdaderamente increíble, pero a lo mejor aportando un poco más, también, y a la vez aportando unas líneas que utilizamos del ballet clásico, o yo por lo menos que me gusta mucho el ballet clásico llevarlo a la danza española. Al final cada coreografía, aunque es repertorio, no se puede bailar igual que en el año 70 cuando se estrenó. Porque todo tiene que actualizarse. Hoy se salta un poco más. O sea hace una vuelta más, o una vuelta menos. Pero yo creo que hay que ir actualizándolo también aportando un poco cada sello personal. Yo lo que pretendo es aportar todo mi cariño y respeto hacia la coreografía y hacia los intérpretes anteriores.
¿Qué percibes del público? ¿Rompes la barrera de público y escenario?
Me gusta percibir mucho cuando se crea el silencio. Cuando una pieza tiene un silencio, un momento en el que todo está en calma, y tú decides cuándo se arranca, cuando no, ese momento me gusta mucho, como atrapar al público.
¿Qué se te pasa por la cabeza en ese momento?
Muchas cosas. Hay días para todo. Hay días que la paz está contigo y entonces estás muy tranquilo y puedes manejar a ese público y transportarles a un lugar que no conozcan, de belleza, de tranquilidad… Cuando digo de belleza no me refiero a estética, sino a un momento donde tú respires y te quedes atrapado dentro de esa escena.
Lo que más me gusta es poder arrastrar a la gente fuera de su vida y llevarlos a un lugar que no conocen para que se olviden de todo y puedan emocionarse. Yo creo que la gente sale de casa para emocionarse. Con lo que sea. Ya sea en el Prado, en el teatro, escuchando música, donde sea. Lo más importante de la danza es emocionar al público y atraparles el corazón.
¿Es el mejor momento de Sergio Bernal?
Creo que es un muy buen momento. Tiene que seguir creciendo. Tengo más objetivos que desarrollar, pero es muy buen momento la verdad. Estoy muy contento porque creo que estamos alcanzando cosas muy positivas y desarrollándonos en un trabajo.
¿Qué tiene Sergio en el camerino?
Mucho nervio. Inquietudes. Presión, también. Cuando tú vas creciendo la presión se hace más fuerte. Y evidentemente la gente espera más de ti. Eso es difícil de contrarrestar y de reposarlo para poder salir a escena tranquilo. También tengo confianza en mí mismo por el trabajo que hago. Soy una persona que le gusta mucho trabajar, me gusta mucho esforzarme en lo que hago y dar el cien por cien porque luego el escenario siempre te saca el jugo. La confianza en ese trabajo me da mucha tranquilidad.
En el espectáculo del 40 Aniversario del Ballet Nacional de España estrenas la pieza Ícaro coreografiada especialmente para ti por Antonio Najarro. ¿Qué es Ícaro?
La pieza de Ícaro es una coreografía que me ha costado mucho trabajarla porque es un estilo que no dominaba tanto. Y Antonio en eso se encargó de sacarme de mi rol, probablemente, y querer incrementar mi vocabulario. Me costó mucho, pero en referencia a lo que te decía antes, la he trabajado mucho para poderla sacar con una tranquilidad y con una paz que me de la posibilidad de poder ejecutar todo lo que necesito, y dejar un hueco para el alma. Para estar tranquilo. Para salir e inundar el escenario de un poco de esa belleza y de ese espíritu que hace que pueda seguir arrancando el corazón a la gente.
Es una pieza en la que me encuentro muy cómodo. En la que puedo dar todo lo que necesito de mi técnica y de mi vocabulario. Creo que es una coreografía bastante completa.
Un recuerdo de tu niñez que te venga rápidamente a la cabeza
Cuando en el parque donde yo bailaba, que además tenía enfrente la asociación donde estaba, reunía a todo el que podía, gente que no conocía en absoluto, y les pegaba un concierto mientras me marcaba cuarenta bailes. Sin ningún miedo. Y eso sí que es una cosa que me importa mucho. Cuando doy clases a pequeños, gente que está comenzando, creo que los miedos en nuestra carrera es algo que te puede echar mucho para atrás. Sólo pido a la gente que lo pueda ver que, por favor, los miedos los dejemos un poco al lado. Cuando uno sale a trabajar, cuando sale a bailar tiene que confiar en uno mismo y saber que cada uno hace lo que cree y lo que puede hacer. Ser libre para poder ser libre en escena y poder conectar con el público desde primera hora.
¿Flamenco, Danza Estilizada, Escuela Bolera, Folclore?
Un conjunto. Creo que coger un poco de todo es lo que te da más vocabulario. Hablar un poco inglés, francés, alemán y ruso te abre las puertas de muchos más lugares. Por lo tanto, vamos a coger un poco de todo para poder hacer una buena suma.
¿Con quién te irías a ver un espectáculo de danza?
Con la persona con la que trabajo. Con Ricardo Cue. Es una persona muy crítica, que ha visto mucho ballet, a los mejores artistas del mundo, y eso es algo que me ha aportado mucho en mi carrera. Me lo llevaría para que me dijera qué es lo que necesito y qué es lo que puedo absorber para seguir creciendo.
¿A quién invitarías a comer?
A uno de mis mejores amigos. Además ahora los tengo fuera y me encantaría volverlos a traer.
¿Al cine?
A mi pareja.
¿Al teatro?
A uno de estos críos que están empezando para poderles transmitir esa tranquilidad y que vean algo de belleza.
¿Te consideras el bailarín estrella del Ballet Nacional de España?
No. No, porque eso lo tiene que considerar el público, no yo. Además no eres la única estrella. Cada uno tiene su estrella. Eso también hay que saberlo. Si hay gente que lo considera, yo encantado, pero uno mismo no se puede poner ese título. No me parecería justo. Primero por mis compañeros, porque el que decide es el público y no yo. Cada uno se puede colgar el cartel que quiera. Pero, por supuesto que no.
¿Cómo ves tu futuro en el Ballet Nacional de España a corto o largo plazo?
Ahora dentro de poco va haber nueva dirección, va a haber cambios. Es verdad que yo a la vez estoy trabajando un proyecto fuera que se estrenará para 2020. Un poco esperando a ver quién es la persona nueva y ver qué se puede hacer. De aquí a Agosto vamos a estar trabajando Electras, Antonio el Bailarín el homenaje, a corto plazo, y el largo también está fuera con la vida de Yves Saint Laurent.
Un coreógrafo con el que te gustaría trabajar y con el que no hayas trabajado aún
Mats Ek. Es un coreógrafo súper conocido de danza contemporánea. Me encantaría poder conocer su vocabulario para poder introducírmelo para tener un poco más de vocabulario. Me encantaría.